La Sección VI de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife absolvió a un joven acusado de cometer una agresión sexual sobre una menor de edad en el barrio de El Sobradillo, en el municipio de Santa Cruz de Tenerife, hace cerca de tres años. De esta manera, los magistrados consideraron como válidos los argumentos esgrimidos durante el juicio por parte del fiscal y el abogado defensor. Ambas partes coincidieron en que la adolescente había ofrecido versiones diferentes ante los médicos forenses, la Policía Nacional y en el proceso de instrucción en el Juzgado que llevó el asunto, lo que generó dudas sobre la veracidad de su relato.
Además, una médico forense y una doctora del área de Ginecología del Hospital Universitario de Canarias que pudieron ver a la menor tras la supuesta agresión sexual declararon que no apreciaron lesiones que, de forma inequívoca, pudieran atribuirse a un delito de esas características. Solo detectaron un eritema, que pudo ser generado por varias causas.
Los hechos denunciados supuestamente tuvieron lugar en junio del 2019. Y solo el abogado de la acusación particular solicitó que el varón implicado fuera condenado a ocho años de cárcel.
En el momento de prestar declaración en el juicio, el individuo que fue arrestado por los hechos negó que hubiese cometido tal delito. De forma concreta, el joven, que residía solo, rechazó que hubiera llevado a su piso a la víctima, que en ese momento tenía 17 años, que la hubiera obligado a practicarle una felación, así como que la hubiera penetrado vaginalmente mientras la adolescente dormía. El acusado manifestó que la conoció un día en una obra de Taco, cuando la afectada consumía droga junto a otro chico. Y aclaró que esa noche durmió en esa construcción junto a su tío, que es toxicómano.
Los hechos tuvieron lugar el 24 de junio del 2019. La adolescente residía en el Centro de Acogida Inmediata (CAI) de Los Baldíos y trabajadores del mismo la llevaron a una psicóloga. Al salir de la consulta, la menor se fugó. Llegó al Intercambiador de Santa Cruz de Tenerife, donde encontró a dos amigos, a quien explicó que no deseaba regresar al citado recurso. Y los chicos le hablaron de la obra en Taco donde podía pernoctar.
Según el relato de la denunciante, en ese espacio conoció al joven acusado, que le ofreció hachís y polen de hachís. Contó que después ambos caminaron desde Taco a El Sobradillo, hasta el piso del acusado, donde, según ella, había muy pocos muebles, un dormitorio con un colchón en el suelo y otro cuarto con excrementos de gato. En su declaración en el juicio, la denunciante dijo que el implicado la obligó a practicarle una felación y, aunque en un primer momento se negó, después realizó tal práctica. Y, al despertarse, señaló que el joven estaba sobre ella desnudo, aunque no fue consciente de que llegara a penetrarla vaginalmente. Aseguró que ella también estaba desnuda y dejó entrever que la ropa se la había quitado el morador del piso.
Después, abandonó el domicilio y el acusado le entregó cinco pastillas de Tranxilium (ansiolítico derivado de las benzodiazepinas). Tres de esas cápsulas se las tragó y las otras dos las esnifó.
Un educador del Centro de Acogida Inmediata, la inspectora de la Policía Nacional que instruyó el caso, así como otro inspector de dicho cuerpo de seguridad que localizó la casa del implicado otorgaron credibilidad al testimonio de la entonces menor.
Sin embargo, una doctora del área de Ginecología del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y una médico forense del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife coincidieron en que el eritema que la denunciante presentaba en el exterior de su vulva podía coincidir con una agresión sexual o con otras causas, como algún golpe, una dermatitis e, incluso, la falta de higiene.
