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Canarias será pionera en la protección de animales en las catástrofes naturales

La comunidad contará con un protocolo para evacuar animales domésticos, ganaderos y silvestres | Se puso en práctica durante la erupción de La Palma sin estar aprobado

Dos bomberos rescatan a unas cabras en plena erupción del volcán Tajogaite. El Día

Canarias será la primera región de España en regular la protección y evacuación de los animales durante las grandes catástrofes naturales. Canarias contará en breve con una ley que establece los protocolos que deben seguir los efectivos de protección civil durante los grandes incendios, seísmos, inundaciones, temporales costeros, contaminación del mar o erupciones volcánicas para salvar la vida a los animales domésticos, silvestres o ganaderos que estén en riesgo. 

El Decreto protocolo de actuación para la protección a los animales ante situaciones de emergencias de protección civil, después de haber sido redactado con la participación de diferentes agentes, ha entrado en la fase de participación pública. Y aunque con este paso Canarias ha adelantado a las demás regiones en cuanto a la protección de los animales –considerados animales sintientes en su Estatuto de Autonomía –, la idea se lleva fraguando más de una década y se ha estado aplicando de manera práctica desde el año pasado, durante la erupción de La Palma. 

«En 2011, durante la erupción submarina de Tagoro (El Hierro), me percaté de este problema», explica Juan Luis de Castellvì, especialista en seguridad y emergencias y uno de los precursores de esta iniciativa en Canarias. Lo que vivió en el Hierro le causó tal estupor que se decidió volcarse con el tema. Empezó a estudiar más a fondo –junto a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria– los protocolos de emergencias para adaptarlos a los animales y de ese intenso trabajo surgieron varios artículos de investigación sobre los que se sustenta este nuevo proyecto de ley, que ha impulsado la jefa de Protección Civil y Atención de Emergencias del Gobierno de Canarias, Montse Román. 

Pero no fue hasta el verano de 2019 cuando las autoridades canarias fueron realmente conscientes de la gravedad del asunto. El Macizo de Tamadaba (Gran Canaria) se sumió en un gran incendio que arrasó más de 10.000 hectáreas de pinar. Su virulencia obligó a evacuar a unas 10.000 personas y afectó a 31 municipios. Por falta de un protocolo claro, murieron los animales que se quedaron atrás. «Se hicieron muchas cosas mal», rememora De Castellvì. 

La tragedia que vivió Gran Canaria se convirtió en el punto de inflexión en la protección de los animales, de modo que, cuando el volcán de La Palma entró en erupción, se decidió que las cosas se harían de forma muy diferente. «Ya allí empezamos a llevar a cabo muchas de las actuaciones que se contemplan en el protocolo, aún cuando no existía de forma oficial», explica el experto. 

El volcán Tajogaite obligó a más de 7.000 personas a abandonar sus viviendas durante casi tres meses. En ese impasse algunos animales se pudieron trasladar a albergues o encontraron un hogar provisional con amigos y familiares, pero otros tantos se quedaron atrás, vagando por las inmediaciones de la zona de exclusión. Los efectivos de la policía, bomberos y guardia civil, no obstante, velaron por su bienestar, recogiéndolos y trasladándolos a un lugar seguro cuando los encontraban vagando desorientados bajo la lluvia de cenizas.

«Esta ley pone a los animales en el sitio en el que deben estar; ya no hay excusas para dejarlos atrás durante una emergencia», insiste el experto, que destaca que decidir abandonarlos o evacuarlos junto al resto de la familia «ya no es una opción». El protocolo regula la actuación del cuerpo de protección civil durante estas emergencias para evacuar a los animales una vez las vidas humanas están a protegidas. 

Si no se puede evacuar a la mascota, se aconseja preparar la casa para que pueda sobrevivir durante el tiempo en el que no esté

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Los propietarios serán los responsables de salvaguardar la integridad de los animales de compañía durante la emergencia, llevándolos lejos de la zona de exclusión. Cuando no sea posible, se les podrá ofrecer un albergue o refugio temporal donde serán acogidos por personal voluntario. El protocolo aconseja a los propietarios contar con una «mochila de emergencia» para sus mascotas. Tendrá que incluir, como mínimo, la documentación del animal y una foto del propietario y la mascota juntos. Se aconseja también incluir un trasportín, recipientes con agua para dos días y comida para tres –aunque mejor una semana–, un collar con datos del animal, juguetes, bozal, correa, medicación del animal y una pegatina para poner en la puerta de la casa que diga «evacuado con mascota». 

Si no se puede evacuar a la mascota, se aconseja preparar la casa para que pueda sobrevivir durante el tiempo en el que no esté y siempre que no haya riesgo de que la fuente del peligro entre en el interior de la vivienda. Para garantizar su bienestar se recomienda dejarles comida y agua repartida por la casa (incluso en la bañera) y abrirle todas las puertas del interior de la casa para que pueda pasear. 

Cada explotación ganadera estará obligada a plantear su propio plan de evacuación para los animales que se hará a través de vehículos de recogida de animales por tierra, o en jaulas remolcadas por buques, si son animales marinos. Los zoológicos también estarán obligados a contemplar en sus planes de autoprotección los medios de evacuación o confinamiento de sus animales en caso de emergencias y catástrofes. 

El protocolo también contempla la protección a animales silvestres que suelen ser los más perjudicados por las catástrofes naturales. Así, se establecen los pasos a seguir por los particulares y por las administraciones en caso de encontrar animales silvestres heridos vagando por las zonas de exclusión. 

Así, en caso de personas particulares, se recomienda mantener la calma, envolver al animal en una toalla –en caso de fauna marina mantener hidratado al animal–, introducir al animal en una caja (si cabe) para llevarlo en vehículo hasta el punto de encuentro que se establezca para los evacuados. Si no existe, llevarlo a un puesto de policía o guardia civil, y si no puede coger al animal, debe advertirlo a las autoridades. 

Si bien en la Comunidad Autónoma de Canarias la mayor parte de la fauna terrestre vertebrada lo conforman aves y reptiles, los agentes de medio ambiente y agentes de la autoridad podrán cortar vallas, redes o materiales que impidan la huida de animales afectados por la catástrofe. Para el caso de la fauna marina, especialmente para tortugas y cetáceos, el procedimiento de liberación será el mismo adaptado a estas especies. «Este protocolo es importante desde el punto de vista animalista, por egoísmo y empatía y por economía», resalta De Castellvì. 

¿Cómo evacúo a mis animales? 

Mascotas

Los propietarios son los responsables de llevar a sus animales lejos de la zona de exclusión y garantizar su salvaguarda como si fueran otro miembro de la familia. Cuando no sea posible, se les podrá ofrecer un refugio temporal. En ese caso, deberán tener una «mochila de emergencia» con su identificación, comida y agua y útiles de paseo.


Ganado

Cada explotación deberá tener su propio plan de evacuación. Se hará a través de vehículos de recogida de animales por tierra, o en jaulas remolcadas por buques, si son animales marinos. 


Zoológicos

Los zoológicos también estarán obligados a contemplar en sus planes de autoprotección los medios de evacuación o confinamiento de sus animales en caso de emergencias y catástrofes. 

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