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Fuera de carta

Pasión por el vino en Semana Santa

Toño Armas, de la vinoteca El Gusto por El Vino, ofrece seis propuestas para «reflexionar y desconectar»

Beber vino en Viernes Santo se considera como una manera de purificar la sangre. | | EL DÍA

El vino fue un elemento básico en el desarrollo de las culturas mediterráneas. Uno de los grandes historiadores griegos, Tucídides, afirmó que «los pueblos del Mediterráneo comenzaron a salir del barbarismo cuando aprendieron a producir vino». El momento donde adquiere todo el valor iniciático y la dimensión mística que representa para los cristianos se corresponde con la última cena entre Jesucristo y sus discípulos.

Desde sus primeros brotes, el vino fue un elemento básico en el desarrollo de las culturas mediterráneas. Fue uno de los grandes historiadores griegos, Tucídides, quien afirmó que «los pueblos del Mediterráneo comenzaron a salir del barbarismo cuando aprendieron a producir vino».

El vino se integró en las religiones y en algunas hasta como signo de divinidad. Así aparece en los primeros pasos de las llamadas religiones del Libro: Islam, judaísmo y cristianismo. En esta última, Adán y Eva aparecen cubiertos con una hoja de parra cuando son expulsados del Paraíso, mientras el mito de Noé representa una alegoría del conocimiento y la borrachera del patriarca bíblico, el acceso a ese conocimiento.

Sin embargo, el momento donde el vino adquiere todo el valor iniciático y la dimensión mística que representa para los cristianos se corresponde con la última cena de Jesucristo y sus discípulos, el ofrecimiento simbólico del pan y el vino, convertidos en carne y sangre de Cristo, es decir, de Dios. Es entonces cuando el vino se rodea de un aura especial y se transforma en alimento del espíritu. El cristianismo considera ese momento como el de la institución del sacramento de la eucaristía y al pan y al vino como «el cuerpo y la sangre» de Cristo. Esa ceremonia, y concretamente la transformación del vino en sangre y el pan en carne, fue el origen de duras controversias, hasta el punto de provocar uno de los más sangrientos cismas de la cristiandad. Fue el Concilio de Trento estableció en el siglo XVI el dogma de fe de la transubstanciación. En definitiva, que beber vino tinto el Viernes Santo se considera como una manera de purificar la sangre.

Cada Viernes de Lázaro, previo al de Dolores, existe en la Cuaresma lagunera la tradición hecha costumbre de comer huevos duros y beber vino del país

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Cada Viernes de Lázaro (previo al de Dolores) en la Cuaresma lagunera existe una tradición que ha perdurado a lo largo de los tiempos. Se trata de la costumbre de comer huevos duros y beber vino del país.

Toño Armas, de la vinoteca El Gusto por El Vino (avenida San Sebastián, 55; tfno.: 922 270 008) propone hasta seis vinos en la idea de «reflexionar, desconectar y disfrutar al máximo de estos momentos».

En primer lugar, el espumoso André Clouet Grande Réserve Gran Cru, elaborado con Pinot noir y muy recomendable para aguantar toda una comida o en cualquier momento. A continuación, Rajadero Blanco, de Altos de Chipude (DO La Gomera), de uva forastera gomera, con intensidad aromática de frutas blancas y hierbas del bosque (laurisilva) con un deje ligeramente cítrico, más un Ultreia Godello de Raúl Pérez (DO Bierzo), vino blanco delicioso y cariñoso con una textura elegante. «Ultreia et Suseia» («Vamos más arriba») era la expresión de ánimo que se dirigían los peregrinos del Camino de Santiago. En cuanto a tintos, Crater Tinto Joven 2021 (DO Tacoronte Acentejo) de uva negramoll, amplio y sedoso, y un Predicador (en honor a la película del mismo nombre protagonizada por Clint Eastwood), un Rioja de uva tempranillo, fresco y largo. Por último, un dulce, Molino Real de Málaga, con uva moscatel, de aroma potente.

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