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Grito unánime por un feminismo sin fronteras, sin clases e inclusivo

Las violencias machistas, la guerra y la pandemia centran

parte del manifiesto del colectivo feminista en Gran Canaria

Mujeres y hombres de todas las razas y etnias se congregan en la capital grancanaria. | | Juan Carlos Castro

Grito unánime por un feminismo sin fronteras, sin clases e inclusivo. «Abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer, arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer». Este fue el cántico con el que la marea violeta dio este martes arranque a la manifestación del 8M en la capital grancanaria bajo el retumbar de los tambores. «Ni una más», «¿por qué dan tanto miedo nuestras tetas? o «mujeres migrantes en lucha constante» fueron algunos de los miles de carteles que se alzaban al cielo de la capital.

Miles de feministas recorrieron sin descanso parte del corazón histórico de la capital grancanaria hasta llegar al parque San Telmo donde llegó el momento de la lectura del manifiesto del 8M. «Un año más nos reunimos para gritar que el feminismo sigue vivo y dispuesto a cruzar océanos, a sortear obstáculos y a borrar fronteras para reivindicar nuestros derechos y luchar contra quienes invisibilizan, explotan, denigran y abusan de las mujeres», arrancó la lectura bajo una lluvia de aplausos y una emoción a flor de piel.

Dos años después del estallido de la peor pandemia sanitaria en más de un siglo las manifestantes volvieron a dejar clara la necesidad de «avanzar en medidas de corresponsabilidad que por un lado permitan el reparto de este trabajo entre hombres y mujeres y, por otro lado, que las políticas públicas pongan los cuidados en el centro en forma de recursos suficientes y adecuados para la dependencia, personas mayores y la infancia». Recordaron que «las mujeres siguen cuidando dentro y fuera de sus casas y siguen siendo la primera línea contra el virus. Sabemos que el 70% de las plantillas sanitarias son mujeres: enfermeras, médicas, auxiliares. Y junto a ellas, las mujeres que trabajan en la limpieza, las cocinas, los comedores, los supermercados…».

Una presencia sin la que sería imposible que la vida siguiese girando y que es, muchas veces, ignorada, pisoteada o directamente vilipendiada. La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un ejemplo del ingente trabajo que queda por hacer para alcanzar la igualdad real. Un trabajo que está quizás más cerca tras la aprobación de la reforma laboral que «supone un avance contra la precariedad que especialmente sufren las mujeres trabajadoras. Sin embargo, sigue pendiente la protección social para el sector de las empleadas del hogar que continúan sin derecho a prestaciones por desempleo».

Violencias machistas

El momento más emotivo y doloroso de la noche llegó con el recuerdo a tantas mujeres víctimas de las violencias machistas que anoche no pudieron sumar sus voces a sus hermanas. «Queremos recordar a las mujeres asesinadas o señaladas por defender la tierra y preservar sus comunidades, por defender los Derechos Humanos, por resistirse al colonialismo y luchar contra el patriarcado. Por reivindicar un trabajo digno, por negarse a su explotación sexual, por señalar el racismo», apuntaron.

Antes recordaron el repunte de casos durante la crisis volcánica de La Palma y la perpetuación de una educación machista entre los más jóvenes «que sigue manchando sus manos con nuestra sangre». Una sangre que no quieren que siga corriendo en Ucrania entonando un rotundo «No» a la guerra y a la resolución de los conflictos por la fuerza bruta que solo crea más dolor.

Alertaron de los múltiples retos que enfrenta el feminismo en su lucha. «Entre ellos el permanecer unidas ante la posible llegada de la ultraderecha a las instituciones públicas de Canarias. Porque cuando llegan tratan de arrasar con nuestros derechos más fundamentales como el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, a la diversidad familiar o a construir un futuro libre e independiente. Responderemos al odio con unión». Por todo ello gritaron al unísono que «que no hay fronteras entre nosotras, ni muros que nos separen en nuestra diversidad porque esa es nuestra fortaleza: somos mujeres de todos los estratos sociales; mujeres madres o que no quieren serlo; mujeres de diversas orientaciones sexuales, mujeres trans, mujeres racializadas, mujeres migrantes. Mujeres, juntas, respondiendo desde el feminismo por todas. Feminismo sin fronteras». 

Un estruendo de aplausos, vítores y consignas marcó el final de la lectura del manifiesto conjunto y dio paso a la entrega de los dos premios y los tres antipremios. El Simone de Beavoir 2022 fue, a título póstumo, para Conchi Acosta Díaz por «su trayectoria profesional y personal vinculada a la atención a las mujeres víctimas de violencia machista». El Berta Cáceres 2022 fue para las hermanas Khaya y a las mujeres saharauis en lucha.

El Estropajo de Esparto fue para el Parlamento de Canarias, el Estropajo de brillo recayó en el entrenador del equipo femenino del Rayo Vallecano, Carlos Santiso y el Estropajo de verguilla es para la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia.

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