Los roles de género instaurados en la sociedad influyen en las diferencias de salud entre mujeres y hombres. Así, las mujeres canarias viven hasta cinco años más de media al ser más proclives a cuidar de su salud, sin embargo, su longevidad está asociada a una peor calidad de vida por sus limitaciones funcionales y discapacidad debida a enfermedades crónicas, como las varices, el dolor de espalda o de lumbares crónico o la artrosis.
Así lo ha puesto de manifiesto la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias en un documento titulado Salud y género, donde pone de relieve que hay determinantes sociales de la salud que explican la mayor parte de las desigualdades o inequidades en salud. En este caso, el género influye en la morbilidad y mortalidad, en la forma de enfermar, cuidarse y acudir a servicios sanitarios y hasta en la esperanza y calidad de vida.
Según la Consejería de Sanidad, «los mandatos y comportamientos tradicionales de género tanto en hombres como en mujeres tienen consecuencias en la salud». Por ejemplo, los hombres se sienten más invulnerables, lo que les hace buscar el riesgo (sobre todo los más jóvenes. Tampoco han sido socializados en la cultura del autocuidado y no suelen acudir de manera frecuente a servicios sanitarios ni tienen la costumbre de ejercer la prevención. Además, en muchas ocasiones, «no reconocen su malestar físico», lo que provoca que acudan «tarde» a los servicios sanitarios. Como, además, sus conductas son de mayor riesgo, tienden a sufrir patologías o cuadros clínicos más graves, como politraumatismos debido a accidentes de tráfico, enfermedades de transmisión sexual o muertes violentas.
Las mujeres son más proclives a padecer patologías crónicas pese a arriesgar menos su salud
Las mujeres, al contrario, se sienten más vulnerables, lo que les hace acudir más a consulta y ser más receptivas a los mensajes de prevención. Sin embargo, el tener que desempeñar un rol de cuidados de toda su familia desemboca en malestares personales que se manifiestan con síntomas diversos e inespecíficos. Asimismo, ante problemas de salud graves como puede ser el Infarto Agudo de Miocardio, acuden mucho más tarde que los hombres a los servicios sanitarios, porque además de presentarse con síntomas inespecíficos, priorizan en ocasiones sus rol de madre o cuidadora para acudir al médico en último lugar. Además de los problemas de salud habituales, las mujeres están expuestas a una violencia específica que se ha usado como instrumento para mantener la discriminación, la desigualdad, las relaciones jerárquicas y de poder de los hombres sobre las mujeres. Es la Violencia de Género que se manifiesta de múltiples formas y que produce un deterioro en la salud.
Este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, la mirada de los servicios sanitarios de las Islas se ha detenido en el género para responder a la pregunta: ¿Cómo condiciona el Género a la Salud? En este sentido, se considera género como «el conjunto de características y funciones que se asignan de forma diferenciada a cada sexo, de acuerdo a las actitudes, valores, comportamientos y roles establecidos culturalmente e incorporados en el proceso de socialización».
El género, como explica el documento publicado por la Dirección de Programas Asistenciales, es también «producto de las relaciones entre las personas y refleja la distribución de poder entre ellas». De ahí que no sea un concepto estático, sino que cambie con el tiempo y el lugar. De esta manera, cuando las personas o los grupos no se ajustan a las normas (incluidos los conceptos de masculinidad o feminidad), los roles, las responsabilidades o las relaciones, establecidos por los mandatos de género, suelen ser objeto de estigmatización, exclusión social y discriminación, todo lo cual puede afectar negativamente a la salud.
