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Doña Fela, la comida preparada canaria que llega a los supermercados

El nombre representa un homenaje a las cocineras de nuestra tradición desde una apuesta saludable y funcional

Una ropa vieja de pollo lista para comer. | | E.D.

Ya iba siendo hora de que los platos tradicionales del recetario canario, esos que están instalados en la memoria y los paladares isleños, tuvieran su lugar en el lineal de los supermercados. Porque es habitual acudir a estos establecimientos y encontrarse ofertas de todo tipo, desde precocinados como las habituales tortillas, croquetas, pollo, lasaña, etc., hasta ese ingente laterío compuesto por fabada, cocido, lentejas, callos y un sinfín de preparados.

De ahí, de la necesidad de ofrecer platos reconocibles y con sabor inconfundiblemente canario surgió la idea de crear Doña Fela –el monbre esta marca canaria que se presenta en el sector de la alimentación–, que no ha dudado en apostar, dentro de un escenario novedoso como el de la denominada quinta gama, por productos sostenibles y vinculados a nuestra tierra, «generando de esta manera una experiencia gastronómica atractiva y propia», explica su director general, Carlos Ascanio.

El nombre de Doña Fela hace referencia a Rafaela –que así se llaman su madre y su abuela–, lo que representa por extensión «un homenaje a las cocineras de nuestra tradición, ésas que han sido las inspiradoras de esta aventura gastronómica; un tributo a todas las mujeres y hombres canarios que han creado y compartido un recetario único», afirma Ascanio.

Por si fuera poco, el reconocido chef y consultor gastronómico gomero, Juan Carlos Clemente, figura como otro de los ingredientes destacados, asesorando esta iniciativa empresarial que está orientada a «trabajar de forma consistente en los valores de nuestra propuesta gastronómica: tradición canaria, sabor, cocina saludable, funcionalidad y sostenibilidad», señala su director general. Además, este particular condumio lo completan los responsables de Administración y Finanzas, Manuel Hernández Alejandro, y del apartado Comercial y de Marketing, en la persona de Rafael González-Coviella Padilla.

La pasada semana tenía lugar la presentación oficial, a la que asistieron personalidades del sector, entre ellas la consejera de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, Alicia Vanoostende, quien después de realizar una visita a las instalaciones de la fábrica, ubicada en el Polígono Industrial de Güímar, manifestaba que «cada vez se apuesta más por una alimentación saludable, con producto fresco y de cercanía», admitiendo que «en muchas ocasiones, la vida actual no nos permite elaborar las recetas que hacían nuestras abuelas o nuestras madres, y esta línea de productos facilita comer de una manera casera y tradicional».

Asimismo, la consejera del sector primario también puntualizó que «no toda la comida preparada tiene que ser de baja calidad» y, en este sentido, recalcó que «Doña Fela es un claro ejemplo de que las cotas de excelencia y exigencia son altas», para concluir afirmando: «Creo que compensa mucho comprar esta gama de productos, ya que facilita mucho su conservación y tenerlo en casa».

Aunque no resulta fácil abrir caminos en los lineales de supermercado, la fórmula de Doña Fela «está funcionando bastante bien», reconoce Carlos Ascanio. De hecho, estos productos ya se pueden adquirir en establecimientos de la cadena Spar Tenerife, Hiperdino, El Corte Inglés, Fred Olsen, Supermercados Covirán, Cadena Dialprix y Glovo Express (plataforma de comidas a domicilio), con unos precios q ue oscilan desde los 3.95 euros de los platos de cuchara, el rancho y el potaje de berros, hasta los 4,95 de una lasaña de verduras con almogrote. Por el contrario, su introducción en el renglón de la restauración no ha tenido de momento demasiada aceptación, quizá como consecuencia del debate abierto en el sector sobre la quinta gama. Desprestigiada porque lo que ofrece el mercado provoca cierto rechazo en parte de los consumidores, debido a la química que se utiliza para la conservación del producto, además de que la elaboración deja que desear, en buena parte de los casos.

Ni conservantes ni colorantes.

Para que estos platos mantengan todo su sabor, calidad y propiedades nutritivas se alarga el proceso de cocción a baja temperatura (mediante la técnica del pasteurizado), durante un corto espacio de tiempo y a 90º en el corazón, sin añadir conservantes ni tampoco gases que controlen artificialmente su contenido, lo que ayuda a aumentar la vida útil de los alimentos.

En microondas o cacharros.

Los platos se calientan en unos minutos en tu microondas o en un cacharro de cocina. Nuestras bandejas están preparadas para ser calentadas directamente en el microondas, pero solo durante el tiempo indicado, mientras que para el horno o en un cacharro se precisa hacerlo en otro recipiente. No olvides pinchar el film transparente antes de calentar.

Una buena quinta gama.

No se trata de platos precocinados, como los que podríamos encontrar en una lata, sino aquellos elaborados a los que solo se precisa darles un último tramo de preparación con unas condiciones de última tecnología. La idea detrás de estos alimentos es que se preparen en fábrica y acaben en la casa del consumidor a través del supermercado, sin romper en ningún momento la cadena de frío, lo que asegura las condiciones óptimas de consumo. La fecha de caducidad, de 28 días, es mucho más amplia que en el caso de los productos frescos, pero no tanto como la de las preparaciones precocinadas en conserva.

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