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Canarias camina hacia su cuarto año consecutivo de sequía severa

Pese a las dificultades para saber si ahora llueve menos que antaño en las Islas,

los datos muestran que el Archipiélago avanza hacia episodios de sequía más extremos

Infografía que refleja el grado de severidad de la sequía en Canarias durante el último año. Natacha Rodríguez

Tres años sin precipitaciones preceden a un invierno en el que ha llovido menos de lo que se esperaría en Canarias. De no revertirse la situación, y con el periodo de lluvias más cerca de su fin, Canarias camina hacia lo que podría convertirse en su cuarto año de sequía. Y pese a que esta situación suele ser habitual en las Islas, en el último siglo se está viendo agravada debido a la influencia del cambio climático.

En las Islas la temporada más lluviosa se concentra entre los meses de octubre y marzo. En este semestre se recoge el 87,3% de la lluvia que cae a lo largo del año en las Islas. Desde este pasado octubre apenas ha llovido un 45% de lo habitual, según explica el delegado provincial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias, David Suárez. «Esto constituye menos de la mitad», recalca el físico atmosférico.

Enero, en este sentido, ha supuesto un respiro a embalses, tierras y cultivos de Canarias, pues ha acabado siendo húmedo. En el primer mes del año se ha acumulado un 88% de la precipitación habitual. Pero esta cifra no es suficiente para resarcir el daño. «Estas precipitaciones se han producido en solo dos episodios, uno el 16 de enero y otro el 26», destaca Suárez. Después de eso, ni ha llovido más ni, de momento, se espera que lo haga. Los modelos climáticos mundiales muestran que la probabilidad de lluvias en nuestra región seguirá siendo baja tanto en lo que queda de febrero como a principios de marzo.

Enero ha sido un mes húmedo, pero las lluvias se han concentrado en solo dos episodios

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En todo caso, si solo «llueve de manera puntual, mejorará algo la sequía meteorológica, pero no la hidrológica», como resalta, por su parte, el geógrafo físico de la Universidad de Santiago de Compostela, Dominic Royé. Y el problema, como insiste es que «estamos acercándonos hacia el verano y cada semana que pasa hay menos probabilidades de que llueva», lo que podría generar provocar un nuevo verano muy seco en las Islas.

Incluso si lloviese en los meses estivales –algo cada vez más común en el Archipiélago–, las precipitaciones serían tan escasas que difícilmente podrían «equilibrar el déficit de invierno», como destaca Pedro Dorta, geógrafo de la Cátedra de Reducción del Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL). «No son lluvias importantes y no compensan la falta de los meses previos», insiste.

Para los científicos es todo un reto saber si hay más sequía hoy en Canarias que en el pasado. «Las sequías son consustanciales al clima de Canarias», remarca Dorta, que recuerda que hay referencias en la literatura científica a «sequías terribles» en 1930 y 1940 y hasta en el siglo XVII. También señala que «ha habido inviernos en este siglo peores que el actual». Concretamente, ha sucedido en dos fechas: la temporada 2011 y 2012 y la de 2000 y 2001.

En dichos periodos, las lluvias invernales apenas aparecieron por el Archipiélago, dejando a su paso apenas 30 litros por metro cuadrado. En la década de los 50, los inviernos canarios más húmedos eran capaces de llegar a acumular 1.000 litros por metro cuadrado de precipitaciones. Este hito es un rara avis que no se ha repetido en ningún invierno desde los años 90. «Los días de lluvia en los que se acumulan más de 30 litros por metro cúbico han caído desde el siglo 20», explica Suárez.

Es difícil poder saber si ahora llueve menos que antaño debido a la gran variabilidad del clima canario, sin embargo, los datos ya muestran cierto descenso con respecto a la situación previa. «La precipitación tiene un rango muy amplio y la tendencia no es clara, pero sí que vemos un ligero descenso», resalta Suárez.

Lo que sí han comprobado los científicos es que los inviernos más secos que ha vivido Canarias se concentran en los últimos 30 años. «La tendencia sobre todo, es que estas sequías se van a intensificar», relata Dorta. Y cada vez serán más severas y profundas «cuantos más años pasen sin que se produzcan precipitaciones intensas», insiste el físico de la Aemet.

Se estima que las precipitaciones en las Islas disminuirán a final de siglo entre un 12 y un 25%

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En esta circunstancia existen diferencias entre las islas. Según el Monitor de Sequía Hidrológica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las islas que se están viendo afectadas con más intensidad por esta sequía son las de la provincia occidental. No obstante, como puntualiza Royé, es importante tener en cuenta que el clima de las islas orientales es fundamentalmente seco. «Lanzarote climáticamente es un desierto, y nadie calcula el índice de sequía en el desierto del Sáhara», asevera.

Teniendo esto en cuenta, los datos muestran es que las zonas que están sufriendo una mayor sequía son aquellas que se encuentran en el norte de las islas y las costas. En este índice, además, tienen que ver las temperaturas del Archipiélago, pues su aumento ha provocado que se eleve la evaporación del agua. «Esto supone que el poco agua de lluvia que cae, desaparece», indica Royé.

Según los modelos regionalizados de cambio climático para las Islas, las precipitaciones podrían disminuir a final de siglo entre un 12 y un 25%, dependiendo del escenario de emisiones de dióxido de carbono al que se enfrente el mundo. En este sentido, y como resalta el investigador de la Universidad de La Laguna, Canarias es el archipiélago de la Macaronesia –de los cuatro, junto con Madeira, Azores y Cabo Verde– que sufrirá en mayor medida esta escasez pluviométrica. «Se espera que Canarias pierda al año entre 4 y 5 días de lluvia para 2050», explica, por su parte Suárez.

La literatura científica muestra que Canarias sufrió «sequías terribles» entre 1930 y 1940

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La sequía tiene consecuencias transversales. Su afección más conocida es la que realiza en el sector agrícola, sin embargo, tiene muchos más. «Está afectando a los ecosistemas, especialmente en la alta montaña», reseña Dorta. De hecho, la sequía es una de las razones que origina que las cumbres de Tenerife no tengan la capacidad para hacer florecer a las retamas como antaño. La biodiversidad se ve afectada por varios flancos, pues la falta de lluvias también afecta a sus ciclos vitales. Por otro lado, en el caso de Canarias, la escasez de agua obliga a desalar. Una actividad que genera gases de efecto invernadero (GEI) y, por tanto, empeora la situación mundial del cambio climático. Ahora toca mitigar para evitar que las lluvias cesen del todo en Canarias, pero también adaptarse a este nuevo escenario. Para ello es necesario conseguir tecnología más respetuosa con el medio ambiente pero también un cambio de paradigma en el consumo de agua de los canarios y sus visitantes.

El anticiclón frena las lluvias

Si algo preocupa a los científicos es que los modelos climáticos no muestren signos de que vaya a llover. Para los próximos meses, lo más probable es que se mantenga la situación de bloqueo anticiclónico en Europa, por lo que será difícil que las borrascas puedan llegar a Canarias. Los científicos aún discuten sobre por qué se está produciendo esta anomalía, pero se cree que detrás de ella está el fenómeno de La Niña, que ha enfriado las aguas del Pacífico y desplazado al anticiclón que, normalmente está en las Azores, hasta Europa. Aunque no se puede determinar si este fenómeno tiene relación con el cambio climático, sí que se sabe que la falta de lluvias en el futuro se deberá a una persistencia de los anticiclones en nuestra región durante el invierno, tal y como ha ocurrido durante los últimos meses.

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