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CORONAVIRUS

La mayoría de viandantes continúa con las mascarillas en exteriores en Tenerife

Las personas siguen con el protector por rutina, desconocimiento del decreto o para garantizar la prevención

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Respuesta ciudadana en Tenerife a la no obligatoriedad de la mascarilla Carsten W. Lauritsen

Numerosas personas continuaron en la jornada de ayer con el uso de sus mascarillas en espacios exteriores, a pesar de que el decreto impulsado por el Consejo de Gobierno permitía prescindir de las mismas, siempre y cuando no haya excesiva aglomeración de ciudadanos y se respete la distancia de seguridad entre no convivientes. En el centro de Santa Cruz de Tenerife, la mayoría de viandantes caminaban a mediodía por las vías públicas con el protector colocado de forma correcta.

En otros casos, aquellos jóvenes o mayores que no la tenían puesta sobre la boca y la nariz, la llevaban en el bolsillo, en la mano o en el antebrazo, ya que eran conscientes de que necesitaban acceder a un establecimiento comercial o hablar con cualquier otro vecino en algún espacio público. En cuanto a los turistas, como suele ser habitual tanto en los destinos del Sur de Tenerife y el Norte como en el área metropolitana de la Isla, casi todos transitan sin mascarilla desde hace muchos meses.

Ingrid, junto a su acompañante, camina por la plaza de Weyler con su protector puesto y aclara que «la vamos a seguir llevando porque hay mucha gente por la calle, sobre todo en la Castillo». El pintor Rafael Siles, especializado en obras sobre el Santa Cruz antiguo, camina sin el citado complemento propio de la pandemia. Sobre la entrada en vigor del decreto, responde que «lo sabía, si no, la hubiera llevado puesta».

Hay ciudadanos que esgrimieron argumentos de responsabilidad personal y colectiva para tratar de evitar nuevos contagios o muertes en su entorno. Es el caso de la joven Anaid Medina. «La llevo porque, en mi caso, en mi familia ha habido muchos contagios» durante los pasados meses y prefiere evitar cualquier tipo de riesgo en este sentido.

Anaid Medina: «La sigo utilizando porque en mi familia hemos tenido muchos contagios»

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Esta mujer venezolana asegura que, en estos momentos, su suegro se encuentra hospitalizado por coronavirus. Insiste en que «prefiero cuidarme yo y cuidarlos a ellos, por prevención y solidaridad». Anaid añade que «lo que ha vivido mi familia no quiero que lo vivan otras personas».

Anireé camina en sentido ascendente por la histórica calle comercial santacrucera con su protector puesto. Admite que no sabía que había entrado en vigor el decreto del Gobierno de Pedro Sánchez, pero opina que «está bien que ya no la llevemos en espacios exteriores». Sin embargo, defiende que se siga utilizando en interiores.

Otra situación es la de Christian, propietario del establecimiento de hostelería Castillo 70. «Yo me la tengo que poner sí o sí», en relación al tipo de actividad laboral que desarrolla en dicha céntrica vía. Está convencido de que «la gente sigue poniéndosela por rutina». Este hombre admite que, cuando llegan cruceros al puerto de la capital tinerfeña, se ven a numerosos turistas sin el protector, que en sus países «ya están acostumbrados» a una relajación de la normativa de la prevención del covid-19.

Una pareja de jóvenes camina también en sentido ascendente por la misma vía y ambos caminan sin el protector. El varón se la pone para hablar con un tercero. Responde que «lo sabíamos, por eso no la llevamos en espacios exteriores». Sin embargo, la llevan a mano, por si tienen que acceder a algún establecimiento comercial o pasar por una zona muy concurrida.

Christian: «Cuando llegan los cruceros se nota, porque casi todos los turistas van sin el protector»

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Otro joven latinoamericano lleva el protector bajo la barbilla y se la pone la situación lo requiere. Comenta que sí sabía de la entrada en vigor de la nueva norma. «En lo personal, aprovecho los espacios exteriores como un descanso, para quitármela», cuenta de forma educada. Y es que, tanto en su vivienda como en el trabajo, tiene que utilizarla casi siempre. El motivo es que comparte su casa con otras personas y estas traen a invitados. Y, ante esa situación, «por respeto» prefiere llevarla en el domicilio.

Por la vía Valentín Sanz camina un matrimonio de personas mayores. Miguel Ángel y María Nieves son turistas llegados desde Asturias. Ambos vecinos de Oviedo andan tranquilamente sin el protector por la calle al ser conscientes de que la nueva medida. Pero se la pondrán desde que lleguen a su establecimiento hotelero.

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