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La detección del ganglio centinela, clave en el tratamiento de los tumores de mama y ginecológicos

El equipo de ginecología oncológica de Hospital Parque apuesta por las técnicas más precisas y menos agresivas para su localización de cara a un diagnóstico preciso

Intervención quirúrgica del equipo de ginecólogos oncólogos del Hospital Parque.

La detección del ganglio centinela se convierte  en  uno  de  los  métodos  clave  para  determinar  la extensión de los tumores malignos de mama y ginecológicos pélvicos, como es el caso del cáncer de endometrio, cérvix y vulva, en el momento de su diagnóstico y proponer un tratamiento individualizado que permita obtener los mejores  resultados  en cada caso. En el caso del cáncer de ovario, esta técnica está en fases iniciales de validación.

Coincidiendo con la celebración, mañana viernes, del Día Mundial contra el Cáncer, el equipo de ginecólogos oncólogos de Hospital Parque, formado por los doctores José Antonio Pérez Álvarez y Alfonso Quesada López-Fe, señala que se trata de un procedimiento que permite detectar el primer ganglio linfático donde drena el tumor primario y realizar un estudio histológico que confirme si está afectado por células tumorales del tumor primario o no, información clave de cara al diseño de un tratamiento adaptado a cada paciente en concreto.

Añaden que esta técnica reviste especial importancia, al tratarse de una herramienta fundamental en el diagnóstico de los principales tumores pélvicos que afectan a la población femenina.

Recuerdan que, si bien el cáncer de mama es el tumor ginecológico más frecuente en lo que a los tumores ginecológicos pélvicos se refiere, el cáncer de endometrio es el más frecuente, con el 6,7% de los casos; seguido por el cérvix,  con el 4,5%, mientras que el vulva se encasilla como uno de los tumores menos comunes.

En esta línea, Hospital Parque, centro privado de referencia para ginecología oncológica, viene incorporando nuevas técnicas de cara a la detección del ganglio centinela que resulten menos agresivas y que tengan menos efectos adversos.

Para ello, se ha optado por la utilización de marcadores o colorantes no radiactivos que permitan localizar el ganglio centinela, como el verde de indocianina. Su ventaja radica en que se puede inyectar a la paciente media hora antes de la cirugía, sin necesidad de ingreso previo, como consecuencia de la rápida difusión que presenta tanto por los canales linfáticos como por el torrente sanguíneo.

Utilizando una cámara que detecta la longitud de onda de la luz emitida por el colorante, se identifican uno o dos ganglios que captan el color en primer lugar, los cuales se extirpan para analizarlos y determinar si las células tumorales han alcanzado los ganglios linfáticos o no, es decir, si hay metástasis ganglionar o no, factor decisivo en el pronóstico de la enfermedad y que permite programar un tratamiento específico en cada caso.

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