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coronavirus | Análisis de la mortalidad en el segundo aniversario de la covid

El SARS-CoV-2 mata en Canarias seis veces más que el virus de la gripe

Los expertos consideran que la comparación es «ridícula» y es la que más daño ha hecho al devenir de la pandemia | La covid tiene consecuencias clínicas más graves

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Los sanitarios atienden a un paciente en la UCI del HUC. eldia.es

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Los sanitarios atienden a un paciente en la UCI del HUC. Verónica Pavés

Que el coronavirus es como una gripe se convirtió en uno de los primeros debates de la pandemia. Dos años después, y con la posibilidad de considerar ambos patógenos como iguales a la hora de registrar sus datos de incidencia sobre la mesa, el debate se ha vuelto a abrir en canal. Sin embargo, tal y como ocurrió al principio, es un debate vacío y sin sustento científico. Porque no, el SARS-CoV-2 no tiene nada que ver con la influenza y basta con echar un vistazo a su mortalidad para comprenderlo. El virus de la covid-19 mata seis veces más canarios que el de la gripe.

En los últimos siete meses o 229 días –el mismo tiempo que dura una campaña de gripe habitualmente– y con el 81% de la población diana vacunada contra el patógeno, han muerto en Canarias 596 personas con covid. En la campaña de 2018-2019 de gripe, que es la que más fallecidos ha acumulado en los últimos años, tan solo se registraron 68 muertes. La media de fallecimientos a consecuencia de la gripe en Canarias, sin embargo, es mucho menor, de unas 35 muertes al año.

El virus de la gripe no tiene el mismo impacto que el coronavirus en la sociedad, porque sus letalidades, síntomas y consecuencias en la salud de la población son totalmente distintas. Tampoco tiene el mismo impacto en la asistencia sanitaria, pese a haber sido –en los años previos a la crisis– el desencadenante de que la atención se viera saturada, especialmente en urgencias. Según el Informe de Vigilancia de la Gripe en Canarias de la temporada 2018-2019 –la última sin covid–, se notificaron 518 casos de gripe grave que precisaron hospitalización en Canarias, con un pico de ingresos entre principios de enero y la segunda semana de febrero. Pero estos 518 pacientes no estuvieron hospitalizados al mismo tiempo. De hecho, el máximo de pacientes ingresados a la vez por esta patología no llegó a 160 en la segunda semana de enero.

Solo hay que atenerse a los datos actuales de ingresos a consecuencia de la covid-19 para comprobar que la situación en nada se asemeja. Con el aumento de casos provocado por ómicron y sin apenas restricciones, se ha mostrado cómo influye la expansión generalizada del virus en una población que cuenta con anticuerpos, lo que supone un escenario equiparable al que suele tener la gripe. No obstante, en el caso del coronavirus, actualmente en toda Canarias hay 725 personas hospitalizadas con un cuadro grave de coronavirus al mismo tiempo. Cuatro veces más de presión asistencial que la que ha generado la gripe en las Islas en una de las peores olas epidémicas de los últimos años.

Gripe y covid, una comparación ridícula

«Es una comparación ridícula», sentencia la viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Margarita del Val. Como ella, otros científicos han insistido desde el principio de la pandemia en que comparar ambos patógenos carecía de sentido. En una entrevista publicada en El Día a finales de febrero de 2020, el virólogo de la Universidad de La Laguna (ULL), Agustín Valenzuela, fue uno de los primeros en considerar nocivo el hecho de «banalizar» el coronavirus al compararlo con la gripe. Con ellos coincide el epidemiólogo Lucas González que insiste en que el coronavirus es «peor que tres de las cuatro gripes pandémicas del último siglo». Pero solo porque, de momento, «no es tan mala como la de 1918».

Y es que aunque ambos patógenos pudieran asemejarse en varios aspectos, como su infección predominante en el tracto respiratorio o por sus síntomas comunes en las formas leves de la enfermedad, el virus de la covid es capaz de hacer un daño mucho mayor porque afecta al organismo de una manera generalizada. «Este virus afecta a la tiroides, al bazo, al riñón, e incluso, puede generar trastornos neurológicos», explicaba ya por aquel entonces Valenzuela. Dos años después, son más de 250.000 las personas en las Islas que se han enfrentado al virus, al menos 37.000 las que han sufrido o siguen sufriendo sus secuelas a largo plazo y 1.384 las que no lo han podido contar. «La covid tiene una agresividad clínica muy superior a la de la gripe, los casos graves tienen complicaciones muy severas y la muestra es lo que sufrimos en estos momentos», reseña el jefe de epidemiología canario, Amós García Rojas.

Pero, ¿por qué la analogía ha sido con la gripe y no con otro tipo de virus, como la tosferina, la rubeola, la hepatitis B o las paperas? Del Val considera que era lo más simple. «Es un virus cuyo nombre es sencillo y conocemos –aunque confundamos 8 o 7 virus que tienen los mismos síntomas– y, además es respiratorio», destaca Del Val. Sin embargo, como insiste, la comparación «es ridícula» y no solo por su mayor gravedad. Hay otra serie de diferencias que hacen que ambos patógenos estén lejos de ser distinta cara de la misma moneda.

Para empezar el virus de influenza es mucho más variable que el coronavirus pandémico, de hecho, muta hasta diez veces más que el SARS-CoV-2. Esto es lo que provoca, a su vez, que cada año se tenga que crear una vacuna distinta. Tampoco contamos con un tratamiento eficaz contra los virus de la gripe –pese a que existan al menos cuatro–, y sin embargo, en los últimos años se han descubierto varias terapias que ayudan a combatir la covid-19. En las últimas semanas, Canarias ha incluido en la cartera de servicios sanitarios dos alternativas terapéuticas, una para la enfermedad grave y otra para la leve de coronavirus. Para la enfermedad grave se está optando por el tratamiento con anticuerpos monoclonales. Esta terapia se basa en la inoculación de proteínas elaboradas en laboratorio cuyo objetivo es ayudar a reactivar el sistema inmunológico para combatir la covid 19. También se ha dispensado, por primera vez en España, el antiviral Paxlovid, de la farmacéutica Pfizer, que se destinará al tratamiento de pacientes no hospitalizados con enfermedad leve a moderada por covid-19 tanto en adultos como en pacientes pediátricos.

Las diferencias son incluso más acusadas con la aparición de ómicron, dado que «ha mostrado una capacidad de transmisión muy superior a la de la gripe», como incide García Rojas. Tan superior que, incluso, se ha relacionado con la de uno de los patógenos más fácilmente transmisibles: el sarampión. «Desde el día cero de la epidemia ha hecho muchísimo daño mencionar la palabra gripe con el coronavirus», destaca Del Val y hoy, de nuevo, vuelve a convertirse una analogía típica. Pero esta vez, la comparación ha vuelto a la boca de la población por dos motivos. Por un lado, debido a la reducción de la mortalidad y de los casos de covid grave debido a la influencia de la vacuna y, por otro, por la posibilidad de considerar el virus como un patógeno endémico, algo que lo equipararía con la gripe. Sin embargo, como recuerda el epidemiólogo Lucas González, «que una enfermedad sea endémica no supone que sea más leve, simplemente que se ha instalado en casa». González recuerda que el término endémico se ha utilizado incluso de manera despectiva como método para señalar a aquellos países que no han sido capaces de frenar la expansión de una enfermedad. Casi siempre, con la vista puesta en África.

La nota de esperanza la pone García Rojas, quien afirma que, aunque «este virus ha venido para quedarse», las vacunas lo irán transformando en algo similar a los coronavirus con los que hemos convivido hasta el momento y que son los responsables de gran parte de los procesos catarrales. En un futuro indeterminado, gracias a la vacunación y a los mecanismos de supervivencia del virus, este acabará siendo más leve, y será entonces cuando la convivencia con él se podrá asemejar a la que tenemos hoy con el virus de la gripe.

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