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Enfermedades

Más amputaciones de pies y prótesis de hombro por el parón sanitario de la pandemia

Asociaciones de diabéticos advierten de las complicaciones que sufren los pacientes ante la falta de control, sobre todo los crónicos

Los traumatólogos están alertando de un aumento en la colocación de prótesis por el retraso de los enfermos en entrar a quirófano.

Casi dos años lleva la sanidad pública monopolizada casi por completo por la pandemia. En este tiempo se han tenido que suspender operaciones, aplazar citas y posponer pruebas diagnósticas. La covid lo acapara todo con consecuencias dramáticas para el resto de los enfermos, que sufren las consecuencias en su estado de salud.

"Estamos poniendo más prótesis que nunca porque las lesiones vienen con mucha demora y lo que antes se podía operar, ahora se tiene que solucionar sustituyendo la pieza dañada", explica un traumatólogo valenciano que prefiere mantener el anonimato. En el caso de pacientes que necesitan un cambio de prótesis, la espera también está siendo demasiado prolongada, "de manera que la recuperación posterior es mucho más lenta y complicada".

Traumatología en la Comunitat Valenciana tiene en estos momentos una demora de 115 días, según datos de Sanidad. Sin embargo, estas cifras no tienen en cuenta a los pacientes que rechazan operarse en las clínicas privadas del plan de choque. De hecho, este profesional explica que muchas intervenciones acumulan ya un año de espera y que, incluso, se llega a dos en el caso de intervenciones muy específicas.

En el área de Neumología, los dos años de pandemia también se están traduciendo en un aumento en el ingreso de pacientes que se descompensan de sus enfermedades. "Lo notamos en el caso de afecciones pulmonares como la EPOC. Los pacientes están ingresando más fruto de un menor seguimiento médico y de una relajación en las medidas de seguridad", explica un neumólogo. En su hospital es cada vez más frecuente ver casos en los que, al menor seguimiento médico impuesto por la pandemia se suma el desarraigo social.

Personas que están solas y que no tienen quien les ayude a controlar su enfermedad. Pero si hay un grupo de población en el que la pandemia está pasando como un rodillo, este es el de las personas mayores con enfermedades crónicas. Los centros de salud son los encargados de hacer el seguimiento de estos enfermos. Sin embargo, médicas y enfermeros de familia llevan prácticamente dos años sin poder dedicarse a esta tarea, engullidos también por las PCR, el seguimiento de los casos covid, los rastreos y la vacunación.

"Muchos enfermos llegan con la tensión a 18 o 19. Les preguntas y dicen que no se la han controlado en meses", señala Víctor Pedrera, presidente del Sindicato Médico en la Comunitat Valenciana. También es cada vez más habitual encontrar enfermos "que llevan meses sin renovar la medicación y, por lo tanto, sin tomarla".

Los geriatras también lanzan la voz de alarma. "La atención telefónica como alternativa no vale para los mayores", advierte José María Gómez Reino, para quien es imprescindible la atención personal. Los pacientes que más se están descompensando son los hipertensos, los diabéticos y quienes tienen colesterol, "lo que provoca un aumento de enfermedades cardiovasculares y de ictus".

La Federación Valenciana de Diabéticos ha pedido datos a Sanidad tras detectar que las amputaciones de los pies entre los enfermos han aumentado con la pandemia. Son la consecuencia más extrema de una diabetes mal controlada. "Hay enfermos que en dos años no han sido vistos, sobre todo los que sufren diabetes tipo 2 y que se controlan la enfermedad con una pastilla", sostiene Fernando de la Torre, presidente de la entidad, quien constata un aumento de los problemas oculares. En los centros de salud el desánimo es generalizado. "La Atención Primaria ha dejado de existir. No podemos hacer lo que sabemos y tampoco llegamos a lo que se nos demanda", lamenta Javier Blanquer, vicepresidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria.

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