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Crisis del coronavirus

Un golfista asturiano, atrapado en Sudáfrica por la ómicron: "Esto es un caos"

“Han sido dos días de locos para regresar”, dice García Heredia, que llegó a Johannesburgo el pasado martes

Alfredo García Heredia, ayer, en el aeropuerto de Johannesburgo.

Apuntaba a ser un plácido inicio de la temporada de golf y acabó en un caos inolvidable entre el aeropuerto y la Embajada en modo “Vuelva usted mañana” de Larra. El golfista asturiano Alfredo García Heredia (Gijón, 1981) habla desde la terminal de Johannesburgo (Sudáfrica). Es uno de los cientos de españoles afectados por la cancelación de vuelos debido a la fuerte expansión de la ómicron, la nueva variante sudafricana del covid que trae en jaque a países de todo el mundo. “Todo se salió de madre el jueves, cuando nos enteramos de que Reino Unido incluyó a Sudáfrica en la lista de países peligrosos por la nueva variante. Empezaron las cancelaciones de los vuelos y el caos para intentar regresar”, explica Heredia, tranquilo, que ayer, al cierre de esta edición, debía subirse a un avión para regresar a España haciendo escala en Ámsterdam.

El gijonés llegó a Sudáfrica el pasado martes para disputar tres torneos que marcan el inicio de la temporada de golf: el Joburg Open, el South África Open y el Alfred Dunhill Links. Iba a quedarse tres semanas. Cuando partió nadie hablaba de la variante ómicron. “Pese al anuncio de Reino Unido, los torneos iban a seguir adelante, pero muchos jugadores decidieron marcharse”. Ahí empezaron los problemas: no había vuelos para regresar a los países de origen. Conseguir un pase de avión, una quimera. Muchas aerolíneas solo aceptaban a residentes. No dejaban entrar al aeropuerto a viajeros en tránsito. “Encontrar unos billetes de vuelta a Madrid nos parecía imposible. Tuvimos que acudir a la Embajada, donde nos trataron fenomenal”. La organización del torneo logró fletar un vuelo a Dubái solo para los jugadores para que, una vez allí, cada uno pudiese regresar a su país. A última hora se canceló. “Nos informaron de nuevas restricciones. Han sido dos días de locos. Cuando abrí el email y me decían que teníamos que buscarnos la vida no me lo creía. Íbamos al hotel y nos despertábamos por la mañana pensando en qué hacer”.

El sábado se encendió una luz gracias a la gestión de uno de los jugadores del torneo y un contacto con una aerolínea. La solución era hacer escala en Ámsterdam. Heredia ya tenía en su poder las tarjetas de embarque, un auténtico tesoro para los cientos de españoles que hay atrapados. “Paradójicamente, el aeropuerto está muy tranquilo porque no dejan viajar a casi nadie. El Gobierno italiano fletó un vuelo para sus ciudadanos y había viajes a Nueva York que se cancelaron”, explica el golfista, que quedó sexto la campaña pasada en el Challenge Tour, lo que le valió para clasificarse para el European, la cita que se disputaba ahora. El primero de los torneos que iban a celebrarse pudo finalizar. Heredia quedó el trigésimo. Aunque esta vez el puesto deportivo era lo de menos. Lo importante era volver.

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