La siguiente variante del coronavirus podría haber brotado en cualquier rincón del mundo. Pero el hecho de que el preocupante linaje de ómicron surgiera en África no es solo fruto del azar. El virus ha desarrollado el mayor número de mutaciones detectado hasta la fecha en un continente donde existe una enorme brecha en el acceso a la salud y donde, además, la pandemia de covid-19 se ha solapado con otras crisis sanitarias como la del VIH y el sida. Según explican los expertos, así se ha creado la tormenta perfecta para que brotara un linaje del virus que, como ha argumentado la Organización Mundial de la Salud, vuelve a exponer al mundo a un alto riesgo.

La primera clave para entender el porqué de ómicron es ver que esta variante ha surgido de un mundo profundamente dividido por la brecha de vacunas contra el covid-19. Mientras Europa ya se acerca al 70% de la población vacunada contra el coronavirus y los Veintisiete ya trabajan para aplicar las dosis de refuerzo, en África se estima que de media solo el 7% de los ciudadanos ha recibido una pauta completa contra esta enfermedad. En países como República Democrática del Congo, Chad o Guinea-Bissáu el porcentaje de vacunados no llega ni al 1%. En Botsuana, donde se detectaron los primeros casos de esta variante, la población con dosis completa apenas alcanza el 20%. Y en Sudáfrica, donde se ha registrado la mayor explosión de casos de este linaje, el porcentaje de inmunizados no pasa del 24%.

Mientras la falta de vacunas contra el coronavirus ha dado alas al virus para seguir expandiéndose, la pandemia de covid-19 ha seguido avanzando en un continente afectado por múltiples crisis sanitarias. De hecho, una de las principales hipótesis sobre el origen de esta variante es que, viendo la constelación de mutaciones que acumula, es posible que se originara en un paciente inmunodeprimido expuesto a un covid persistente. Probablemente en una persona con sida o VIH no tratado o no diagnosticado. "Es una hipótesis plausible porque este tipo de situaciones son el caldo de cultivo perfecto para que el virus desarrolle un gran número de mutaciones", explica el inmunólogo Julià Blanco, del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa.

En países como Botsuana, Sudáfrica o Zimbabwe se estima que al menos el 10% de la población está infectada de VIH. Según recoge un informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH y sida (UNAIDS), más allá de estas cifras preocupa que el 40% de las infecciones no se están detectando y preocupa, todavía más, que un gran porcentaje de los diagnosticados no tiene acceso a medicamentos antirretrovirales. Desde la plataforma 'Salud por Derecho' también apuntan a que la pandemia ha reducido al menos un 22% las pruebas de diagnóstico del VIH. En el último año se calcula que ha disminuido un 11% el número de personas que tuvieron acceso a programas de prevención y ha descendido un 4,5% el número de madres bajo tratamiento para prevenir la transmisión del VIH a sus bebés.

"Ómicron no solo ha demostrado el problema que supone la falta de acceso a las vacunas contra el covid-19; ha mostrado que estamos ante una crisis mucho más estructural. La brecha de vacunas contra el coronavirus es un reflejo de lo que lleva décadas pasando con otras enfermedades y que, desgraciadamente, no se arregla poniendo parches", comenta Blanco. Según explica el científico, la falta estructural de recursos que impide que las inyecciones contra el covid-19 puedan llegar a toda la población africana es la misma que, a la larga, también dificulta el acceso a la sanidad y excluye a miles de pacientes de un diagnóstico o un tratamiento adecuado. De ahí que, como sostienen los expertos, esta superposición de crisis se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para que brotara un nuevo linaje del coronavirus.

"Ómicron no solo ha demostrado el problema de la falta de acceso a las vacunas; ha mostrado que estamos ante una crisis mucho más estructural"

Julià Blanco - Inmunólogo

Vacunación global

"El surgimiento de esta nueva variante demuestra, una vez más, que se necesita una acción definida global para llevar vacunas a todo el mundo", recalca Rafael Vilasanjuan, miembro del consejo de dirección de la Alianza Global para la Vacunación (GAVI). Según explica el experto, este cambio de paradigma pasaría por “racionalizar la estrategia de vacunación y entender que es mejor entregar primeras dosis en África que terceras aquí”. Hasta ahora, explica Vilasanjuan, los países de sur global solo han recibido 550 millones de dosis de los 2.000 millones de viales prometidos por los estados ricos. En teoría, para estas fechas todos los países del mundo ya deberían tener al menos al 20% de su población vacunada. Pero, tal y como muestran los registros, solo el 5,8% de las personas en las regiones de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis contra el covid-19.

"El surgimiento de esta variante demuestra que se necesita una acción definida global para llevar vacunas a todo el mundo"

Rafael Vilasanjuan - Miembro de GAVI

Según explica Vilasanjuan, África está recibiendo un 'mosaico de donaciones de vacunas' que, lejos de ayudar, complica todavía más las labores sanitarias. Primero, porque es complicado trazar un plan de inmunización si, más allá de estos lotes, no se consigue un flujo constante de viales. Y segundo, porque parte de la población recibe con mucho recelo el hecho de recibir "vacunas sobrantes" de los países ricos. "La brecha de vacunas no se soluciona con promesas y buenas palabras. Necesitamos un compromiso firme para que las vacunas lleguen a todo el mundo", comenta el experto. "Si se llegara a un acuerdo global, en seis meses podríamos llegar a vacunar al 70% de la población global y, entonces sí, podríamos decir que la pandemia está más bajo control", añade.

Hablando sobre el futuro de la pandemia, Vilasanjuan apunta a la importancia de situar estos debates como una prioridad para todo el mundo: "El concepto de salud pública es ahora mismo el concepto más importante para garantizar la seguridad global. El futuro de la humanidad depende más de cómo hagamos frente a la pandemia de covid-19 en África que de cualquier campaña militar que se realice por el globo. Si no hay salud global no hay seguridad", zanja el experto.