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Día contra la Violencia de género | La institución académica alza la voz

Las desigualdades cotidianas centran la denuncia de la ULL

El centro ofrece una jornada protagonizada por mujeres para mostrar su compromiso con la igualdad y su repulsa a la violencia

Una asistente a la jornada que se celebró ayer en la Universidad de La Laguna. María Pisaca

Las desigualdades cotidianas que pueden desembocar en la violencia contra las mujeres centraron ayer la celebración del 25 de noviembre en la Universidad de La Laguna (ULL). La institución académica organizó una jornada para mostrar su compromiso con la igualdad y su repulsa a la violencia y en ella participaron diversas mujeres que hicieron hincapié en la necesidad de combatir cualquier tipo de agresión a través de la formación, como única vía para lograr una igualdad real. El acto fue presidido por la secretaria general de la ULL, Elvira Afonso, quien afirmó que el de ayer no era un día de «celebración» sino de «reivindicación», por lo que lamentó que la situación social actual obligue a su organización.

La secretaria general reflexionó que, aunque desde un punto de vista estrictamente normativo las leyes españolas no contemplan ningún tipo de diferencia entre hombres y mujeres, la desigualdad sigue siendo una constante en la sociedad porque «la igualdad está en las normas, pero no en la vida, y el ejemplo más palmario de esta discriminación es la violencia contra las mujeres». Por su parte, la directora del Instituto de Estudios de las Mujeres de la ULL, Carina González, dio a conocer el trabajo de la institución, que trata de abordar la violencia machista «de manera unida, creando colaboraciones con otros organismos y grupos de la propia universidad, para poder contribuir a su eliminación». Por último, la directora de la Unidad de Igualdad del centro, Ángela Torbay, valoró el esfuerzo en red que las unidades de todo el país realizan para analizar «hacia dónde va la igualdad entre hombres y mujeres, porque a través de ella es como se puede prevenir la violencia».

La experta valoró que la educación no se basa tan solo en la prevención, sino que también incluye la intervención y recordó que se debe seguir apostando por este último aspecto porque «la desigualdad, lejos de desaparecer, está aumentando entre los más jóvenes». De este modo, alertó de que, «en nuestra universidad, cada vez tenemos más casos de mujeres que todavía se culpabilizan porque creen que por llevar minifalda o mostrar determinada actitud han sido responsables de los abusos que han sufrido».

La directora del Instituto Canario de Igualdad, Kika Fumero, también participó en el acto de ayer y recordó que la lucha por la igualdad debe estar impulsada por el conjunto de la sociedad civil y con el necesario apoyo institucional: «Debemos poner los recursos para lograr vivir en paz, armonía y con todos los derechos democráticos». Además, durante la jornada de ayer, cuatro especialistas de diferentes áreas de conocimiento abordaron la violencia contra las mujeres desde el diseño, los medios de comunicación y el mundo digital. Participaron Uqui Permui, de la Universidad de Santiago de Compostela; Ana María Rodríguez, de la Asociación de Profesionales y Empresas de Diseño de Canarias; Sonia Chinea, de la ULL; y Pino Caballero, también de la Universidad de La Laguna.

La jornada finalizó con la lectura del manifiesto de la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria por parte de la directora de la Unidad de Igualdad, Ángela Torbay. Se trata de un documento refrendado por 54 instituciones de todo el país y que dio esperanza a las mujeres puesto que, como expresó Torbay, «formamos una red y no estamos solas y, aunque a veces pensemos en tirar la toalla, acciones como la celebrada en el día de hoy por la ULL nos deben hacernos sentir fuertes y valientes».

«La violencia contra las mujeres es la máxima expresión de la desigualdad», sentenció Torbay, quien recordó que precisamente la erradicación de esta violencia está incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y explicó que «las universidades, como generadoras y transmisoras de conocimiento, reiteramos este compromiso con esa lucha». Durante la lectura del manifiesto recordó, además, que «la violencia adquiere más crueldad a través de la violencia vicaria». «Queremos contribuir a la consecución de la igualdad efectiva pero, mientras siga existiendo esta dramática realidad, las universidades nos comprometemos a que todos los días del año sean 25 de noviembre», concluyó.

Jóvenes que se mueven

Fueron muchas las jóvenes estudiantes que ayer se movilizaron y conmemoraron este 25 de noviembre en el ámbito universitario. Samara Ascanio tiene 22 años, estudia Sociología en la ULL y es miembro de la Red CIMPI, que trata de crear lazos interuniversitarios entre las dos universidades públicas de Canarias y otras cuatro universidades africanas para fomentar la cooperación aplicando metodologías colaborativas en políticas de igualdad.

Ayer fue una de las decenas de jóvenes que acudió a los actos y concentraciones con motivo del Día contra la Violencia de Género para «exigir poder sentirnos seguras». La joven asegura que durante sus estudios universitarios ha sufrido actitudes machistas por parte de un profesor: «Por suerte, tanto yo como las compañeras que hemos vivido este tipo de situaciones, contamos con el apoyo de la Unidad de Igualdad», que se encarga de acompañar a las víctimas. Ascanio expresa que «el mayor reto de nuestra universidad es la de hacer realidad todas las políticas de igualdad ya aprobadas, dar mayor financiación a la Unidad de Igualdad para poder implementar y mejorar dichas medidas y dejar atrás, en algunos casos, ese corporativismo tan enraizado en la ULL que en algunos casos protege a los machistas y permite que profesores que se ha demostrado que han acosado a alumnas, sigan en las aulas».

Tábata Rodríguez es otra joven de 22 años que estudia Relaciones Laborales y ayer conmemoró este día «saliendo a la calle y luchando por las que ya no están por el simple hecho de ser mujer». «Deseo que llegue el día en el que erradiquemos está pandemia machista», explicó ayer y recordó que ella misma se ha sentido incómoda durante algún debate en clase porque siente que no se respetan sus derechos. Por eso, considera que el reto de la institución es ofrecer más formación en igualdad, tanto para el profesorado como para el estudiantado. «Necesitamos espacios seguros en las facultades y que se actúe en consecuencia con las actitudes y los comportamientos machistas», concluye.

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