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Canarias trabaja para la prevención precoz de problemas del lenguaje

Expertos logopedas de las Islas dicen que uno de los retos del sistema educativo y sanitario es detectar y resolver estos casos

Servicio de logopedia en un hospital.

El catedrático de Logopedia en la Universidad de La Laguna (ULL), Víctor Acosta, sostiene que uno de los retos del sistema educativo español, e incluso del sanitario, es detectar de forma temprana los problemas del lenguaje, ya que lo que se hace ahora es atenuar los problemas, no resolverlos. En declaraciones para Efe, añade que, en España se está muy lejos de los países desarrollados en cuanto a identificar de manera temprana factores de riesgo y señales de alarma de problemas del lenguaje oral, que tienen consecuencias sobre el desarrollo lingüístico y sobre la comprensión lectora.

Acosta comenta que ahora se utiliza el término de trastornos del desarrollo del lenguaje, y afecta a niños que empiezan a hablar mal pero también a los que retrasan el uso del vocabulario. Se trata de un problema educativo pero también de salud y es una «pena» que en los servicios sanitarios de atención primaria no haya logopedas para que al menos criben o hagan un seguimiento de los niños que están en riesgo. Apunta asimismo que entre el 7% y el 10% de los niños están en situación de vulnerabilidad en este ámbito, un porcentaje «considerable» y que va desde retrasos leves hasta trastornos graves en los que no hay causas biomédicas como puede ser una parálisis cerebral, sino solo del lenguaje como una habilidad que se retrasa a veces de manera notoria.

A juicio de este catedrático de Logopedia, la atención temprana en Canarias funciona de una manera «tibia», cuando cree que es la llave para garantizar un proyecto de vida para sujetos vulnerables en materia de lenguaje, que en el caso de los trastornos relacionados con la comunicación, el lenguaje y el habla, se sigue detectando muy tardíamente.

Explica que la evidencia científica dice que a los 2 años de edad hay señales «inequívocas» de que un niño tendrá problemas importantes de lenguaje, y que entre los 2 y los 3 es un periodo «fantástico» para empezar a hacer diagnósticos, para detectar señales de riesgo, hacer un seguimiento y formar a las familias. Pero en la actualidad se interviene a los 5 años porque el sistema educativo así lo establece, y si bien reconoce que para el diagnóstico con pruebas objetivas la edad idónea es la de 5 años subraya que hay factores de riesgo que cuando se combinan con una serie de señales de alarma dan lo que pasará a los 5 años.

Un proyecto trata de que los niños vulnerables aprendan y progresen en estas situaciones

Y es cierto que el aprendizaje del lenguaje «se dispara» entre los 2 y los 5 años, de forma que muchos niños que están retrasados «despegan» en el sistema educativo y por ello se ha establecido el diagnóstico a los 5 años pero también es verdad que cuando se tiene año y medio hay criterios para detectar indicadores, señales «inequívocas», de que algo está mal. Es por todo ello que Víctor Acosta es partidario no de intervenir antes de los 5 años, pero sí de trabajar en la detección temprana para hacer evaluaciones cada 6 meses cuando se detecta un problema, y por ello cree que es una «pena» que en Atención Primaria no haya logopedas.

Para identificar tempranamente factores de riesgo y señales de alarma de problemas del lenguaje oral, con consecuencias sobre el desarrollo lingüístico y sobre la comprensión lectora, Víctor Acosta dirige desde hace cuatro años un proyecto subvencionado por el Ministerio de Educación y que tiene el apoyo de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. Se trata de que los niños vulnerables aprendan y progresen en situaciones «naturales» como las que vive en el aula, y es un proyecto en el que se trabaja con 50 niños de 5 años, de centros públicos de Tenerife, y en el que se parte de que el lenguaje oral y la lectura son procesos parasitarios, que dependen el uno del otro.

Ya existen dos grupos de trabajo, uno con trastornos de lenguaje y otro de retraso del lenguaje

Así, cuando un niño tiene un lenguaje pobre o se expresa solo con oraciones simples –lo que es muy frecuente–, tendrá también un problema de comprensión lectora, que es un aspecto central para el éxito académico y social, pues si no se tiene se repite curso con frecuencia y aumenta el fracaso escolar, además de aparecer problemas de autoestima. Para poner en marcha este proyecto se ha hecho un protocolo de evaluación para detectar factores de riesgo, algunos de los cuales son genéticos, como que haya antecedentes familiares, ser prematuro y la pobreza, y las señales de alarma serían más bien lingüísticas, como tener un vocabulario con solo el 80% de sustantivos y usar algún verbo, pero no manejar adverbios, pronombres, conjunciones y preposiciones.

Hasta el momento se han formado dos grupos de trabajo, uno con trastornos de lenguaje y otro de retraso del lenguaje en función de la gravedad, y además se han detectado niños con trastorno típico, lo que quiere decir que no tenían factores de riesgo ni señales de alarma. Para desarrollar el proyecto se ha formado a maestros, así como a especialistas en audición y lenguaje, y se ha organizado el trabajo en tres niveles, uno con los niños vulnerables en el aula, donde los maestros, de lunes a jueves, trabajan con actividades y habilidades para mejorar, y los viernes se complementa fuera de la clase un trabajo más específico.

Víctor Acosta comenta que hasta el momento no se ha logrado la participación familiar para así «redondear» el modelo pero ha sido difícil debido a la dispersión de los colegios, y apunta que también debería llevarse a cabo en centros de carácter concertado y privado.

Este catedrático de Logopedia de la universidad lagunera destaca que los profesionales educativos se han implicado para aplicar este proyecto en otras islas, pero falta el liderazgo político, y ha comentado que se está intentando aplicar en países como Perú y Chile, así como en regiones españolas como Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana. Pero en Canarias estima que falta liderazgo político para sostener un proyecto como éste en todo el territorio insular, y Víctor Acosta ha mostrado su pesar porque el trabajo que se hace en la universidad pública no se transfiera a la sociedad y que parezca que los políticos no están interesados, ya que si bien dan su apoyo, éste no se da de manera sostenida.

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