Signos para la inclusión
El CEIP Ernesto Castro Fariñas estrena un proyecto piloto y se convierte en el primer centro canario en ofrecer formación bilingüe lengua de signos-lengua oral española

Un detalle del CEIP Ernesto Castro Fariñas y los cambios efectuados para poner en marcha este proyecto en los diferentes niveles educativos. / María Pisaca

Se acabó el levantar la voz para los profesores del CEIP Ernesto Castro Fariñas de Tacoronte. La puesta en marcha del proyecto piloto de educación bilingüe lengua de signos-lengua oral española en este colegio desde comienzo de este curso escolar ha permitido poner en marcha ya tres aulas inclusivas que buscan dar normalidad a las diferentes realidades del alumnado y, para eso, explica la jefa de estudios del centro, Carmen Cruz, «tiene que existir una inclusión real». El CEIP Ernesto Castro Fariñas cuenta en la actualidad con 354 alumnos de Infantil y Primaria. De ellos, alrededor de una decena presenta diferentes grados de deficiencia auditiva. La puesta en marcha de este proyecto piloto ha sido posible, además, gracias al apoyo de la Dirección General de Ordenación, Innovación y Calidad y de quien se encuentra al frente de ella, Gregorio Cabrera.
El CEIP Ernesto Castro Fariñas ya era un Centro Ordinario de Atención Educativa Preferente para alumnado con discapacidad auditiva. No obstante, era notable la necesidad de continuar ampliando sus servicios y el profesorado deseaba que el empleo de la lengua de signos fuera realmente inclusiva. Tras los primeros meses de este curso escolar, ese objetivo parece alcanzado puesto que ya es la forma de comunicación preferente entre todo el alumnado, incluso en el patio o en el comedor.

Signos para la inclusión / Patricia Ginovés
Hasta ahora han realizado la insonorización del comedor, una de las acciones más complicadas dentro de este programa debido a lo grande del espacio. No obstante, se trata de un trabajo que ya ha beneficiado a toda la comunidad educativa, que hace uso de este espacio día tras día. Además de este espacio, existe otra aula que ya está insonorizada y varias clases más cuentan con tecnología inclusiva para que el sonido llegue más limpio desde el profesor hasta los alumnos. Las diferencias son sutiles para el oído, pero los menores con dificultades auditivas encuentran estas diferencias cruciales para que se experiencia en clase sea la adecuada y su aprendizaje vaya al ritmo correcto. Todos estos cambios no solo ayudan a la inclusión de las personas con dificultades auditivas sino que además promueven la relación de alumnos y profesores, ya que la ausencia de ruido disminuye el estrés.
Ya el pasado curso escolar se sentaron las bases para la puesta en marcha de este proyecto piloto pero no fue hasta el pasado mes de septiembre que se comenzó a trabajar con todos los medios gracias a la disposición de las herramientas y el acondicionamiento de los espacios. Así, ha sido este curso cuando han comenzado a trabajar en el centro tres profesionales en el sector que además facilitan el trato con el alumnado con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).
Con la puesta en marcha de este proyecto han comenzado a cambiar hasta los pasillos del centro, donde se han instalado pantallas en las que los propios alumnos muestran parte de la lengua de signos para, así, ir formando a sus propios compañeros. De este modo, durante las últimas semanas se ha llevado a cabo la grabación de los alumnos de Infantil, quienes muestran cómo se dicen los días de la semana porque, añaden los docentes «los colores ya los tienen dominados». «Hemos decidido ir enseñando a los más pequeños del centro, e ir trabajando de abajo hacia arriba para que los alumnos tengan una base sólida de conocimientos», explica Cruz.

Signos para la inclusión / Patricia Ginovés
Además, en el CEIP Ernesto Castro Fariñas no existe el típico timbre cuyo sonido marca el inicio y el final de las clases sino que se emplea una señal lumínica, que llega a todos los alumnos por igual. En las aulas, las patas de las sillas han sido revestidas con pelotas de tenis que amortiguan los sonidos porque, uno de los objetivos principales de este curso es que el alumnado se conciencie de la necesidad de hacer menos ruido en su día a día.
Pero no solo los menores están aprendiendo con la puesta en marcha de este proyecto piloto. El profesorado también se está formando para poder realizar los cambios necesarios a la hora de dar clase. De hecho, la propia jefa de estudios reconoce que no contaba con formación específica en este ámbito hasta la puesta en marcha de este proyecto. «Estamos batallando para lograr un sistema de comunicación básica en zonas tan importantes en el centro como la secretaría, el comedor, la entrada o el recreo», resume Carmen Cruz.
Los retos que quedan por delante son variados e inminentes. El próximo mes esperan poder iniciar la insonorización de otra aula. Además, todos estos cambios ya han despertado el interés de otros centros de Tenerife, cuyos equipos docentes ya han pedido visitar el CEIP Ernesto Castro Fariñas para conocer los detalles de este proyecto piloto que pronto se espera poder llevar a más colegios de las Islas.
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