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Coronavirus | La opinión de los expertos
José Guirao Gestor Cultural / Exministro de Cultura y deportes

«Aún no está claro que el covid haya alterado nuestros hábitos culturales»

«Cuando sentimos la soledad en casa nos dimos cuenta de que la cultura nunca es un aislamiento», señala el exministro de Cultura y deportes

José Guirao participó ayer en un acto organizado por la ULL en el que se analizó el papel que debe tener la cultura tras la pandemia. Delia Padrón

Ayer ofreció en la Universidad de La Laguna su visión de la cultura que nos vamos a encontrar tras la crisis sanitaria. Exdirector del Museo Reina Sofía y de La Casa Encendida de Madrid y exministro de Cultura, José Guirao (Almería, 1963) tiene claro que toca «reinventarse», que las vacunas nos harán más resistentes a la sexta ola que ya dobla la esquina y que el virus ha demostrado que «no controlamos las reglas del juego».

¿Cómo imagina la cultura de la postpandemia?

Eso es bastante difícil de imaginar. Sobre todo, porque aún no está claro cómo va a terminar todo esto. Lo que sí hemos visto es que la cultura de contacto ha sufrido mucho las consecuencias de la pandemia. A la audiovisual, en cambio, le ha ido mucho mejor porque antes a una conferencia iban menos de 50 personas y ahora en algunas ocasiones se conectan más de mil. Lo que nadie tiene claro en estos momentos es si nuestros hábitos culturales se van a ver alterados una vez superemos este periodo.

Toca reinventarse, ¿no?

La cultura vive de eso. Esa capacidad de adaptación para sobrevivir a las circunstancias que se dan en cada momento está en su ADN. Lo que tendremos que analizar es si las sociedades postpandémicas van a ser más abiertas y vivas o cerradas y aisladas. La gran duda es si la ciudadanía va a buscar respuestas a sus inquietudes y miedos o si va a encerrarse en su mundo porque la cultura implica un intercambio social.

¿Esa incertidumbre actúa como un filtro o una selección natural?

En este caso no podemos hablar de un proceso de selección natural porque es algo en lo que no participa la ciudadanía, es decir, que no hay una voluntad firme a la hora de distinguir lo que nos gusta o no. El problema principal es que nos ha golpeado un factor que nadie controlaba. Afortunadamente la sociedad occidental ha tenido una capacidad de reacción bastante rápida si tenemos en cuenta la magnitud de una pandemia global. Todas las incertidumbres que ha originado la crisis sanitaria hay que meterlas en la ecuación porque es la prueba más evidente de que no controlamos las reglas del juego. Si esto ha pasado en las sociedades más desarrolladas qué no va a suceder en los modelos más pobres.

¿El sector tiene músculo para capear unas medidas tan drásticas en una sexta ola?

Sería complicado. Otro confinamiento o semiconfinamiento, porque durante mucho tiempo hemos tenido los aforos limitados, tendría unas consecuencias muy duras en algunos sectores culturales. Otros se han fortalecido...

Sí, los editores dicen que los niveles de lectura se «dispararon» durante el confinamiento.

Hemos leído más y se ha consumido más cine, no solo a través de un televisor sino con móviles, tablets, ordenadores, pero las artes en vivo sí que han tenido un problemón. El porcentaje de vacunados que hay en España no nos hace pensar que vayamos a vivir un proceso pandémico tan grave como al principio porque existe una mayor capacidad de resistencia al virus.

¿Usted, que sabe lo que es estar al frente de un espacio cultural, cree que en la sociedad hay miedo a ir a un museo, al cine o al teatro?

Yo creo que no... Algunos ciudadanos han empezado a ir a los museos. No al principio de la pandemia, pero sí cuando el turismo aún estaba bajo mínimos. Después del confinamiento muchos descubrieron que en sus ciudades había espacios culturales que desconocían. Lo que sí nos tiene que hacer reflexionar es el hecho de que los museos viven gracias a las visitas que realizan los extranjeros. Ese es un dato bastante preocupante.

¿Un conocedor de los contenidos que ofrece habitualmente La Casa Encendida de Madrid no duda de la importancia que tiene generar nudos entre lo social y lo cultural?

Aún queda mucho trabajo por hacer en todo lo que supone la cultura como instrumento básico de inclusión social. La cultura está en el tejido de todo lo que nos une, pero también en el no tejido de lo que nos separa y eso provoca que haya zonas de la sociedad que se quedan al margen de la acción cultural. Para mí una de las lecciones de La Casa Encendida –fue su director entre los años 2002 y 2014– es su capacidad para buscar una cultura inclusiva. Esa es una de las claves esenciales de su existencia.

¿A pesar de haber estado tantos años ligado a la gestión cultural, se sintió más liberado en el momento de entregar la cartera de Cultura y Deportes?

En todos los lugares en los que he estado intenté aprender cosas. Para mí ser ministro no era el final de nada sino una experiencia más dentro de mi trayectoria como gestor cultural. En las cocinas de la cultura, que es donde he estado siempre y se toman las decisiones, adquieres un enriquecimiento y una solvencia que es muy difícil de sentir en un ministerio por la premura con la que hay que resolver las cosas. Es difícil digerir tantos asuntos cuando los tiempos son ajustados. No es que ahora me sienta más liberado, porque me lo pasé bien como ministro, pero he vuelto al lugar que mejor conozco.

¿Es difícil vivir en medio del debate que apunta que la cultura española es menor de lo que se dice o más de lo que algunos piensan?

Pues sí (silencio). Esto es completamente cierto porque muchas veces no sabemos valorarla y solo cuando tenemos que tirar de ella nos damos cuenta de que es más potente de lo que creemos. Eso es algo que la gente, o mucha gente, ha experimentado durante la pandemia. ¿Qué es lo que hemos hecho en casa? Pues la mayoría leyó, vio cine, interactuó a través de los medios audiovisuales e incluso cocinó, que es un factor que está muy presente en nuestra actividad cultural. Cuando sentimos la soledad en casa nos dimos cuenta de que la cultura nunca es aislamiento. En torno a ese debate que usted plantea yo tengo algunas dudas...

¿Qué tipo de dudas?

De la misma manera que podemos pensar que la cultura es más de lo que parece, hay que ser honestos y contar que la cultura podría ser más de lo que es... El mundo de la cultura necesita más medios económicos y más personal porque tenemos una base que admitiría una mayor inversión. Perdón. No solo lo admitiría sino que lo está demandando. La respuesta lógica a la pregunta anterior sería: somos más de lo que parecemos, pero podríamos ser más de lo que somos.

¿Cree que como ministro pudo ser más generoso?

Ja, ja, ja... Yo siempre he tenido un lado un poco inconsciente, en el buen sentido de la palabra... Me explico; con lo que tengo voy a intentar todo lo que pueda. Vamos, que por nosotros no quede. No tengo la sensación de haber dejado de mover todos los recursos que tuve a mi alcance. En serio, no recuerdo mi etapa como ministro como algo frustrante. Si hubiera habido más, sería más fácil, pero el mundo de la cultura está acostumbrado a estrujar los recursos que tiene a mano.

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