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CÁRCELES

Funcionarios de prisiones se sienten humillados por el Gobierno central

Los sindicatos dicen que ni aumenta el personal ni se les considera agentes de la autoridad

Concentración de funcionarios de prisiones ante Tenerife II

Funcionarios de prisiones de todo el país celebraron este viernes concentraciones de protesta por las agresiones que sufren por parte de algunos internos, así como para visibilizar lo que definen como «abandono» por parte del Gobierno del Estado. Según sus datos, en las cárceles de España existen lesiones entre el personal cada dos días. Ayer también salieron a pedir mejoras trabajadores de los centros penitenciarios Tenerife II y La Palma. Así, algunos se sienten «abandonados y humillados» por parte de Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Nacho Fernández, de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), comenta que, por ejemplo, en Tenerife II existe un módulo en el que dos trabajadores deben controlar a un total de 155 reclusos. «Eso no es de recibo y ahí no hay seguridad» para los funcionarios, pues tendría que haber cuatro o cinco empleados públicos.

Desde hace años, este colectivo reivindica un incremento salarial, más personal para hacer frente a las necesidades reales, más medidas y recursos de protección, así como que se les declare agentes de la autoridad. Sobre este último aspecto, recuerdan que si un individuo agrede a un guardia civil, policía nacional o policía local puede tener una condena de cuatro años de privación de libertad. Pero si hace lo mismo con un funcionario de prisiones, el autor solo tendrá que cumplir unos seis meses, apunta Nacho Fernández.

Este sindicalista refiere que «los internos cada vez son más peligrosos». El detonante de las concentraciones desarrolladas en la jornada de ayer en todo el país fue el grave ataque sufrido por un jefe de servicio en el centro penitenciario de Cuenca.

Hace varias semanas se divulgaron unas imágenes en las que varios funcionarios de prisiones reducían y golpeaban a un recluso clasificado como muy peligroso. Tras la polémica generada, el citado individuo salió en libertad, se quitó una pulsera de control telemático y cometió una agresión sexual a una mujer. Tras volver a la cárcel de Cuenca, cogió un cristal y se lo clavó en el cuello al mencionado jefe de servicio, que salvó la vida de milagro.

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