"En marzo yo estaba de 24 semanas de gestación, y de un día para otro noté que el bebé no se movía. Tengo seguro privado, fui al San Carlos, allí me hicieron una ecografía y me dijeron que el bebé no tenía latido. La doctora me dio un abrazo, me dijo que lo sentía muchísimo y que me tenía que a la Arrixaca para que el bebé ‘naciera’ sin vida". Así rememora la murciana Nuria, la mamá de Mateo, cómo comenzó su vivencia en un hospital público donde "hay protocolos, aunque depende de cada sanitario el que lo siga o no". 

La joven Nuria deja claro que no guarda rencores y tiene buenas palabras para aquellos sanitarios del Virgen de la Arrixaca que fueron amables con ella y su marido durante el duro proceso que les tocó vivir. También para el jefe de Maternidad del hospital, que les recibió después a ella y a su esposo. Hoy, 15 de octubre, se conmemora el Día Internacional de la muerte gestacional, neonatal y de la infancia temprana. La muerte gestacional ocurre cuando el feto tiene más de 22 semanas. En el caso de que el bebé haya fallecido entre las 28 semanas de gestación y la primera semana de vida se habla de muerte perinatal.

"Te tienes que incorporar al trabajo, porque no hay ninguna baja para ti: no te ofrecen más que una baja por depresión"

En el caso concreto de Nuria, "llegué a la Arrixaca a las nueve de la mañana y hasta las cuatro de la tarde no me atendió nadie". "Nadie se presentó, nadie me explicó cómo era, nada más que te dicen que estás ahí para interrumpir el embarazo. Me dijeron que intentarían que fuese rápido, pero que sería doloroso, pedí la epidural y me la negaron", resalta Nuria, a lo que añade que "no me bajaron a paritorio, tuve que parir en la habitación". "Estuve de parto como cuatro horas y entraron dos o tres veces a verme, me hacían comentarios como ‘no llores, que vas a tener fuerza para empujar’. Yo les decía que eso me dolía muchísimo y me pusieron Paracetamol en gotero a muy baja dosis", prosigue la mujer. "Mi hijo nació porque lo sacó mi marido, porque yo estaba sola", sentencia. 

Nuria, que recibe a La Opinión de Murcia en su casa, donde aún tiene la cuna y algunos juguetes que compraron para Mateo, precisa que "cuando me escucharon gritar, ya vinieron todos corriendo". "Imagínate el panorama para mi marido, tener que sacar a su hijo muerto", recuerda.

"Una matrona tuvo más tacto, nos dio las huellas del bebé, nos lo pesó, nos dejó estar con Mateo una media hora"

A juicio de Nuria, "lo que más falla es el trato humano: nadie te trata como una persona, nadie vino, me puso la mano en el hombro y me dijo ‘no estás sola’". "Solo una auxiliar de Enfermería fue capaz de abalanzarse sobre la cama, hacerle una pequeña cruz al niño sobre la frente y decirme: ‘no te preocupes, que ya está bautizado’", recuerda, emocionada. 

Agradece también la actitud de "una matrona, que tuvo más tacto, nos dio las huellas del bebé, nos lo pesó, nos dejó estar con Mateo una media hora hasta que a mí me pasaron a hacerme un legrado". A Nuria la instalaron, mientras tuvo que permanecer en la Arrixaca, «al lado de otra mujer a la que le acababan de hacer su cesárea, y que estaba con el bebé en brazos». Además, "a las nueve de la mañana al día siguiente ya me estaban echando de la habitación, me estaban dando el alta". Entonces "me fui a casa y empezó lo duro de verdad: ver la cuna montada, el carro montado, el cambiador, toda su ropita… y te tienes que incorporar al trabajo, porque no hay ninguna baja para ti, no te ofrecen más que una baja por depresión".

Nuria y su esposo lograron reunirse, tiempo después, "durante casi tres horas" con el jefe de Maternidad del hospital, el cual, afirma, "fue muy amable, se le caía la cara de vergüenza, me decía que ojalá pudiese hacer algo". 

La murciana explica que ella no pretende denunciar, sino «ayudar a que no vuelva a pasar con otra madre». Ahora espera que le hagan caso desde la Arrixaca, ya que «me dijeron que me iban a llamar para unas jornadas, las hicieron y han pasado de mí», lamenta. No quiere «dar caña» al hospital: quiere que, tras su nefasta experiencia, haya una concienciación por parte de los sanitarios.

Nuria envía el mensaje de que "hay un rayito de luz" a las mujeres que pasan por este duelo y apuesta por darle "visibilidad", ya que "una de cada cuatro" mujeres pasan por una experiencia así. Ella obtuvo ayuda en la Asociación de Psicología Perinatal, que atiende a unas 60 mujeres solo en la Región de Murcia. Tienen un grupo de WhatsApp en el que se apoyan y se entienden. 

Un Change.org

La mayoría de las pérdidas suceden antes de las 13 semanas de embarazo, pero no tienen derecho a baja por maternidad hasta los seis meses. Por esta razón, otra mamá, llamada Claudia, que ha pasado por dos pérdidas, ha abierto un Change.org para lograr que se reconozca la pérdida gestacional. "Las que hemos pasado por esto, sabemos que el dolor no es menos intenso cuando el aborto se produce antes. Es urgente que se regule sin un periodo arbitrario de tiempo, que se reconozca el duelo físico y mental y que incluya a la pareja, que también sufre", comenta.