La Universidad de La Laguna (ULL) decidió ayer que el curso del próximo año 2021-2022 será totalmente presencial, abandonando, tras un año, la experiencia en remoto. En una reunión realizada en la mañana de ayer, los miembros de la comunidad educativa vieron con buenos ojos esta propuesta que los miembros del rectorado llevaron a la mesa bajo las recomendaciones ministeriales y de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), los aprendizajes del último año y el amplio porcentaje de vacunación en las Islas.  

De esta manera, a partir del 27 de septiembre, todas las facultades volverán a impartir clases presenciales de manera prioritaria, aunque no se desestima la posibilidad de tener que girar el volante de nuevo hacia un escenario de presencialidad adaptada como el que ha reinado durante el curso 2020-2021 en el caso de que empeorara la situación epidémica en Tenerife. «Tenemos que estar preparados para un salto a la presencialidad adaptada», señaló el vicerrector de Innovación Docente, Calidad y Campus Anchieta, Néstor Torres, quien indicó que, en todo caso «hemos dado un paso hacia lo que forma parte de nuestros valores, que es la presencialidad, porque queremos recuperar el ritmo normal». 

La institución académica podría adquirir medidores de CO2 para alguna de sus aulas

Esta fórmula, que también se va a aplicar en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC)conllevará a maximizar las medidas de protección en las aulas para garantizar la máxima seguridad tanto al alumnado como a los profesores. Para ello se obligará a todos los miembros de la comunidad educativa a llevar la mascarilla puesta en todo momento y se tomarán medidas adicionales para garantizar la ventilación de las aulas. «Si nos encontramos con dificultades en este último aspecto, buscaremos alternativas», señala Torres. Por ejemplo, si no existiera la posibilidad de abrir ventanas en un aula –porque solo existiera la puerta– se llevaría la docencia a otro aula. Se propone asimismo la posibilidad de mejorar los sistemas de aire acondicionado para lograr que «el flujo de renovación del aire sea más intenso» y no se descarta adquirir medidores de dióxido de carbono para garantizar que la calidad del aire se mantenga siempre en niveles «aceptables». 

 La universidad también trabajará para evitar que se produzcan aglomeraciones en las aulas y en las zonas comunes, aunque abandonara el principio de guardar la distancia social entre alumnos en el aula como se había venido imponiendo hasta el año pasado. Cada alumno, de esta manera, ocupará su puesto normal en la clase. «Van a estar uno al lado del otro igual que en los aviones o en el transporte público», explica el vicerrector. En todo caso, señala que «si hubiera espacio» se estudiaría dejar un asiento libre entre los alumnos. 

Un mes para adaptar las aulas

Con solo un mes de margen antes de que empiecen las clases, los decanos y vicerrectores tendrán la tarea de estudiar las infraestructuras de cada facultad para determinar si hay que realizar «ajustes» para garantizar la seguridad sanitaria del alumnado y el profesorado. «Los responsables estarán acompañados de nuestro docente para temas covid que es el director del Instituto de Enfermedades Tropicales, Jacob Lorenzo», explicó Torres, quien insistió en que será él quien asesore a los responsables de cada facultad sobre las medidas a tomar teniendo en cuenta también el número de alumnos que acudirá a esas aulas. 

Esta decisión se ha tomado después de que el presidente de Crue Universidades Españolas, José Carlos Gómez Villamandos, haya trasladado al ministro de Universidades, Manuel Castells, su apuesta por la presencialidad total lo antes posible este curso 2021-2022. Durante la reunión mantenida por videoconferencia celebrada también en el día de ayer, ambos coincidieron en afirmar que las universidades han demostrado ser espacios seguros frente a la covid-19. Por ello, acordaron elevar al Ministerio de Sanidad y autoridades sanitarias autonómicas la petición adaptar las medidas actuales de prevención frente a la pandemia para alcanzar la presencialidad total lo antes posible. 

Si la situación lo requiriera, la universidad podría regresar al modelo mixto de docencia

«Volvemos a la presencialidad que es nuestra forma natural de trabajar y de poder mantener la formación integral que nos caracteriza», señaló Torres, quien afirmó que la noticia ha dado «una alegría» a todos los decanos y decanas, pues además, significa que es una forma de avanzar hacia «el final del túnel» y la normalidad.