Son la última frontera entre la vida y la muerte, al menos cuando la Parca no se pone tozuda. Su materia de trabajo es la más delicada de cuantas existen: la salud. Han dedicado años a prepararse para enfrentarse a todo tipo de patologías, casi tantas como pacientes acuden a la consulta. La mayoría se aplica en la tarea con una vocación inquebrantable, sería complicado sobrevivir a semejante responsabilidad si no fuera así; pero nadie podía prever lo que se le venía encima a la humanidad -y a los sanitarios en concreto- cuando, hace ya un año y medio, llegaron noticias del Covid-19, un virus que había aparecido en China y del que solo se sabía que era más contagioso que el de la gripe común. Ahora, tras cinco oleadas y ya lejanos los aplausos en los balcones, confiesan estar agotados y, en algunos casos, frustrados por el comportamiento de ciertos ciudadanos y la falta de medios humanos para sacar adelante, no solo a los pacientes afectados por el dichoso virus, sino a los aquejados de otras enfermedades.

En este quinto embate de la enfermedad, donde la variante Delta -1.200 veces más infectiva que la original- se ha convertido en la predominante, con el 86,3% de los casos en Canarias, los contagios han alcanzado cifras récord, y las unidades de críticos han vuelto a saturarse, llegando, incluso, a requerir traslados de pacientes a hospitales concertados. De hecho, los intensivistas avisan de que esta mutación, sin la campaña de vacunación -que ya alcanza al 75,32% de la población diana del Archipiélago de más de 12 años con pauta completa- habría significado el «apocalipsis».

Con diez variantes más identificadas que pueden aterrizar en las Islas, los sanitarios insisten en la necesidad de cumplir las normas y, también, de contar con los medios adecuados para hacer frente a lo que pueda venir. Maribel Ramírez es enfermera y miembro de la Ejecutiva de la Federación de Sanidad de Comisiones Obreras en Canarias. «Todos los sanitarios han estado a la altura, y lo siguen estando, porque este mes ha sido duro. A pesar de la organización, cuando ha habido que doblar turno, se ha hecho. Están agotados, pero es su trabajo y su vocación», señala. Ramírez asegura que el verano ha sido complicado, «hay gente muy grave en las UCI», pero recuerda como la peor época el principio de la crisis. «No había material, no nos llegaban los EPI suficientes, el mercado mandaba y era el sálvese quien pueda. Un pedido hecho en marzo de 2020 nos llegó en julio, por ejemplo».

En aquellos momentos, los sanitarios fueron uno de los colectivos más castigados por la enfermedad. En Canarias, de un total de 40.497 empleados por Sanidad, desde el 11 de mayo de 2020 hasta el pasado viernes, el Ministerio contabiliza 1.794 contagiados, lo que significa el 4,4% de la plantilla. Las cifras fueron decayendo, a medida que llegaban los equipos adecuados y con el avance de la campaña de vacunación. Sin embargo, con esta quinta ola, el Covid ha vuelto a afectarles, hasta el punto de que, actualmente, hay cuatro veces más casos que hace dos meses.

Para soportar todo ese peso, era necesario reforzar las plantillas. La Consejería de Sanidad asegura que ha contratado durante la crisis a 4.500 sanitarios más de los que había; y para este verano, se han incorporado 2.300 que han cubierto turnos de vacaciones. En cuanto a la compensación económica, desde el área señalan que se les ha incentivado con el 100% de los complementos.

Sin embargo, ¿se han reforzado los servicios más necesitados por el incremento de demanda debido al Covid? Luciano Santana Cabrera, especialista en Medicina Intensiva en el Complejo Hospitalario Universitario Materno-Infantil, que ha estado desde el principio en primera línea haciendo frente al virus, señalaba en un artículo publicado en La Provincia, del mismo grupo editorial que EL DÍA: «Es necesaria y urgente una planificación de medidas a medio plazo de los recursos sanitarios, materiales y humanos, adaptadas a la situación que estamos viviendo». El médico asegura que la sociedad «no puede permitir estos vaivenes en la atención sanitaria de los pacientes con muchísimas patologías, no todas Covid». Por eso, reclama «más profesionales, no dejarlos escapar a otras comunidades buscando contratos dignos», así como «infraestructuras para afrontar esta y las siguientes oleadas que llegarán, para atender a toda la lista de espera que se está creando». En resumen, los sanitarios han cumplido sobradamente, es su trabajo, y están dispuestos a seguir haciéndolo, pero requieren del contexto adecuado.

La pandemia ha detenido el tiempo, también para la consolidación de los sanitarios que se encuentran en situación de temporalidad. El 50% del total no tiene plaza fija y, en el caso de los médicos especialistas, el porcentaje llega al 70%, según los galenos agrupados en la Mesa de Confluencia, que han convocado huelgas (en diciembre y en mayo pasados) para reivindicar la consolidación en un proceso selectivo distinto de una Oferta de Empleo Público (OPE) convencional. La alta temporalidad de la Sanidad canaria incumple la normativa europea y el Gobierno de Canarias no convoca un proceso selectivo desde 2007, cuando es preceptivo hacerlo cada dos años. «El compañero que realiza los trasplantes de riñón en el Hospital Universitario de Canarias lleva 15 años como temporal», revela Sunil Lakhwani Lakhwani, hematólogo en el HUC y portavoz de la Mesa de Confluencia de Médicos y Facultativos de Canarias, que es capaz, de memoria, de recordar unos cuantos casos más, a cada cual más sangrante. «Es cierto que no es constitucional realizar unas oposiciones restringidas, pero ya hay un ejemplo anterior, en 2001, en el que se puntuaba el triple por la pertenencia al SCS; así como en Castilla y León, en 1993, donde también se primó el trabajo realizado por los médicos durante años», aclara. Según explica, en estos momentos, la negociación, tras la última reunión con la Consejería de Sanidad a principios de agosto, está «parada».

«No parece que les importe que hagamos huelga, no creemos que haya voluntad política de solucionar esto, porque hemos presentado alternativas basadas en un informe de abogados especialistas en la materia, pero los servicios jurídicos de la Consejería no admite ninguna propuesta. Creemos que hay margen antes y después del nuevo Real Decreto Ley de medidas urgentes para la reducción de la temporalidad en el empleo público para consolidar a los médicos temporales, cuyo volumen ha ido creciendo porque no se han convocado oposiciones».

En este incierto horizonte, sin embargo, se vislumbra algo de luz. Por un lado, la Consejería de Sanidad pasa a los sanitarios que acumulan más de dos años como eventuales a interinos. Y, por otro, en octubre se lleva al Congreso el Proyecto de Ley en virtud del cual y tras pactarlo con los sindicatos, los interinos con diez años ejerciendo a sus espaldas accedan a un proceso de consolidación sin examen. Asimismo, los que no logren plaza en una oposición serán indemnizados con 20 días por año trabajado.

Mientras eso llega, los sanitarios seguirán a pie de obra, salvando vidas y doblando turnos cuando las olas se convierten en tsunamis, pero es necesario que la sociedad ponga de su parte.

La vacunación y las medidas de higiene sanitaria han demostrado su eficacia, sobre todo tras los varapalos del TSJC que han limitado al Gobierno regional a la hora de luchar contra el virus. Un último esfuerzo. Vale la pena.

La quinta ola: un jarro de agua fría 

«Como un jarro de agua fría». Así definen los sanitarios la sensación que se respira en los hospitales con esta quinta ola, que parece que remite poco a poco, salvo en las UCI, donde aún la situación es complicada. El comportamiento de los ciudadanos que se han saltado las normas de higiene sanitaria este verano pesa como una losa entre los profesionales de la salud. Fiestas multitudinarias, reuniones familiares de no convivientes, cenas con amigos... La gran mayoría de los brotes se dan en los ámbitos social y familiar. Eso, sumado a que los adolescentes no estaban vacunados y el enorme poder infectivo de la variante Delta han cocinado un cóctel que ha arrojado las cifras de contagios más altas de toda la pandemia. La mejora de la situación ha llegado a medida que ha avanzado la campaña de vacunación y con la aplicación del nivel 4 de alerta sanitaria. Además, el Gobierno de Canarias pretende reforzar sus argumentos con un Decreto Ley que blinde las medidas anticovid tumbadas en los tribunales. Mientras, Maribel Ramírez, enfermera de CCOO, anima a «todos» a vacunarse y pide a la ciudadanía que cumplan las medidas. «Hay gente que ha suspendido sus vacaciones porque la situación este verano ha sido muy dura», afirma. Por su parte, el hematólogo Sunil Lakhwani Lakhwani puede llegar a entender el miedo a la vacuna, aunque sea infundado, pero lo que sí pide a la ciudadanía es «un compromiso individual y colectivo» para, de una vez por todas, arrinconar al virus.