Dicen que lo que empieza mal termina peor. Esa es la sensación que experimentaron en primera persona los casi doscientos pasajeros de un vuelo entre Tenerife-Norte y Barcelona que acabaron pasando la madrugada de ayer en Las Palmas de Gran Canaria tras un aterrizaje de emergencia.

Una aeronave de la compañía Vueling que unía Tenerife-Norte con Barcelona tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Gando en las últimas horas de la noche del pasado lunes tras sufrir una despresurización en cabina que hizo saltar las mascarillas de los pasajeros. El incidente se produjo minutos después de que el avión sufriera un descenso brusco de altura. Algunos testigos hablan de una «caída en picado» que pudo ser corregida por la tripulación del vuelo VW3209.

Ya en el momento de embarcar los usuarios fueron informados de que la conexión, cuya salida estaba programada para las 19:30 horas del aeródromo de La Laguna, iba con retraso debido a unas anomalías técnicas que estaban siendo solventadas. La espera se hizo larga. Casi dos horas después los servicios de megafonía de Los Rodeos avisaron del comienzo de las operaciones de embarque de la ruta de Vueling entre Tenerife-Norte y Barcelona.

Con más de 30 grados en pista, una nueva incidencia se dio en el momento en el que los pasajeros quedaron «encerrados» en el interior de una de las guaguas que los trasladaron hasta el punto en el que se encontraba el avión –fue ubicado en una zona aislada para no interferir con el resto de las movimientos–, ya que los operarios aún no habían colocado las escaleras de acceso al mismo: la demora provocó que varias personas forzaran una de las puertas –haciendo palanca– y la plataforma se llenó de personas indignadas que tuvieron que aguardar varios minutos hasta que finalmente anclaron las rampas de acceso. Las primeras en tomar asiento lo hicieron sobre las 22:10 horas y las instrucciones de las azafatas antes del despegue llegaron pasadas las 22:30 horas.

Ya en vuelo empezaron a llegar las primeras quejas sobre la elevada temperatura que había en cabina: hay varias parejas con bebés que se dirigieron a las azafatas para comentar que «el calor eran insoportable y que, por favor, pusieran el aire acondicionado».

34 grados en cabina

Poco a poco los ánimos empezaron a caldearse y las quejas fueron creciendo a medida que subía la temperatura en cabina. «Nos estábamos guisando como pollos», relata un testigo para explicar la sensación de agobio que implicaba tener que compartir un espacio tan reducido con casi doscientas personas y 34 grados de temperatura. Una de esas voces discrepantes se identificó como guardia civil y le trasladó al personal de cabina la «inquietud que se estaba generando entre los pasajeros y que esa crispación podía acabar generando un problema de seguridad bastante serio».

Fuentes consultadas por este periódico confirmaron que el integrante del Instituto Armado llegó a expresar el malestar que se estaba generando al comandante de la aeronave y que, supuestamente, este le manifestó que tenían una anomalía con el aire acondicionado que no había podido ser corregida por los servicios técnicos en el aeródromo lagunero. En un momento dado, incluso, se le trasladó al piloto si esa incidencia podía provocar un «sobrecalentamiento de los motores». Con poco más de una hora de vuelo se toma la decisión de regresar a Tenerife –ya con el horario de cierre de Los Rodeos encima–, pero en la operación de retorno se generó una despresurización en cabina que hizo saltar las mascarillas que están ubicadas sobre los asientos de los pasajeros. El miedo se apoderó de muchos pasajeros (algunos de los cuales manifestaron en tierra que este sería su último vuelo) y las decisiones cambian: el avión no tomó tierra en Los Rodeos, sino que realizará un aterrizaje de emergencia en Las Palmas.

Los familiares de los pasajeros empezaron a recibir WhatsApp en las que coincidían en señalar. «No te lo vas a creer, no estoy en Barcelona sino en Gando», avanzaron antes de contar la odisea y el miedo que pasaron. Vueling, después de muchos minutos de demora, trasladó a los casi doscientos pasajeros a un hotel de la capital grancanaria. Ayer, sobre las diez de la mañana, otra unidad de la aerolínea los llevó a Barcelona.