La noche en lo alto de la isla de Tenerife fue más movida que de costumbre. En la madrugada de ayer se detectaron al menos 30 pequeños terremotos en las inmediaciones del Teide y Pico Viejo. Un enjambre sísmico que, aunque está lejos de ser inusual, sí ha llamado la atención de los investigadores por la ventana temporal en que estos sismos tuvieron lugar. La actividad comenzó a las 21:00 horas y hasta la mañana del día de ayer, en la que los equipos de detección del Instituto Geográfico Nacional (IGN) aún seguían detectando pequeñas señales en la zona. Como recordó en un comunicado el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), desde julio de 2017 en Tenerife y sus alrededores se han detectado 53 enjambres sísmicos.

El más relevante se registró el 27 de mayo de 2020, cuando a lo largo de una decena de horas se registraron 69 terremotos localizados entre Vilaflor y Guía de Isora. Cabe resaltar que la mayoría de los terremotos que han conformado este nuevo enjambre nocturno se han producido a entre los 10 y los 20 kilómetros de profundidad y han tenido poca fuerza.

«La gran mayoría han tenido origen volcano-tectónico», explica el sismólogo del IGN, Eduardo Suárez, que señala que hay otros que son híbridos, asociados a la posible presencia de fluidos. En todo caso, entre todas las señales detectadas durante la noche «no hay ninguna preocupante», ni es la primera vez que se detectan en esa zona.

Aunque no es habitual, «esta actividad también la tuvimos la semana pasada y en febrero, solo que con un número menos elevado de seísmos» señala Suárez. Aunque los terremotos se detectaron durante toda la madrugada, y parte de la mañana de ayer, no sucedieron todos a la vez ni con demasiada continuidad. «Se dividieron en distintos bloques horarios», insiste el investigador. De esta manera, desde las 21:00 horas hasta las 00:00 horas se identificaron cinco, un número que alcanzó los 12 de 1:00 a 2:00 de la madrugada y que descendió hasta 10, de 3:00 a 4:30 horas.

Para que los investigadores del IGN consideren esta actividad como anómala, tendrían que haberse producido muchos más terremotos por hora. El ejemplo está en el volcán Tagoro. «Cuando comenzó la crisis de El Hierro, pasamos a contabilizar cada hora unas 300 señales», indica el investigador, que descarta que este evento tenga relación con una posible crisis sísmica a corto plazo en El Teide.

El origen de estos recurrentes enjambres es aún desconocido. Involcan asegura que se debe a «un proceso de presurización del sistema volcánico-hidrotermal probablemente vinculado a la inyección de gases de origen magmático en el sistema». Por su parte, los investigadores del IGN señalan que, aunque ha habido un ligero incremento de la actividad, aún no existe una confirmación de que estos fenómenos sean de origen magmático.