Un estudio encabezado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), en el que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha servido para observar en detalle una gran corriente de marea en la galaxia del Sombrero, cuya extraña morfología sigue sin contar con una explicación definitiva. Los resultados se publicaron ayer en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (Mnras).

La galaxia del Sombrero (o M104) está a unos treinta millones de años luz que forma parte del Supercúmulo Local (una agrupación de galaxias que incluye el cúmulo de Virgo y el Grupo Local, en el que se halla la Vía Láctea). Su diámetro mide aproximadamente un tercio del de la Vía Láctea y muestra características de los dos tipos de galaxias predominantes en el Universo, las espirales y las elípticas. Así, con brazos espirales y un bulbo central muy brillante, la galaxia del Sombrero parece un híbrido de ambas.

“Nuestra motivación para obtener estas imágenes profundas de la galaxia del Sombrero (Messier 104) fue la búsqueda de los restos de su fusión con una galaxia muy masiva. Esta posible colisión fue sugerida recientemente por estudios de la población estelar de su extraño halo obtenidos por el telescopio espacial Hubble”, señala David Martínez-Delgado, investigador del IAA-CSIC y autor principal del trabajo.

Las observaciones del Hubble mostraron en 2020 que el halo, una extensa y débil región que rodea la galaxia del Sombrero, muestra gran cantidad de estrellas ricas en metales, o elementos más pesados que el hidrógeno y el helio. Se trata de un rasgo típico de estrellas de generaciones recientes, que suelen encontrarse en los discos de las galaxias, y muy inusual en los halos galácticos, poblados por estrellas viejas. Para explicar su presencia se propuso lo que se conoce como “fusión húmeda”, un escenario en el que una gran galaxia elíptica se vio rejuvenecida con grandes cantidades de gas y polvo procedentes de otra galaxia masiva, que alimentaron la formación del disco que hoy observamos.

“No hemos encontrado ninguna evidencia en nuestras imágenes que apoye esta hipótesis, aunque no podemos descartar que ocurriera hace varios miles de millones de años y sus escombros se hallen completamente disueltos en la actualidad –indica David Martínez-Delgado–. Las corrientes de marea son grandes estructuras que fueron testigos de la absorción de galaxias menores por parte de las grandes espirales.