Los estragos de la pandemia provocaron que hace unos meses el Ministerio de Universidades anunciara la creación de diversas líneas de subvenciones para diferentes sectores de la educación superior. Entre ellas, las ayudas Margarita Salas estaban destinadas a jóvenes doctores que hayan obtenido su título en los dos últimos años para estancias de 2 o 3 años en universidades o centros de investigación distintos a aquel en el que realizó su formación. Sin embargo, tras la publicación de esta convocatoria, la Universidad de La Laguna (ULL) afirma que «el Ministerio ha primado el número de beneficiarios sobre la cantidad de dinero que podría recibir cada persona», lo que ahora ha obligado a las universidades públicas canarias a elaborar un plan conjunto que trata de mejorar la situación económica de los beneficiarios.

La estimación de la ULL es que estas ayudas puedan beneficiar a unos 25 jóvenes doctores en esta convocatoria en Tenerife pero el importe que facilita el Ministerio de Universidades por persona no es suficiente para que los beneficiarios puedan mantener su estancia, ni en la Península ni en el extranjero. Tras barajar muchas opciones –siempre en conversaciones con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para llevar a cabo un plan conjunto–, el vicerrector de Investigación y Transferencia, Ernesto Pereda, anuncia que convertirán estas becas en «ayudas al desplazamiento», a imagen y semejanza de la convocatoria que ya tiene en marcha el Ministerio con las estancias de movilidad en el extranjero José Castillejo para jóvenes doctores, y que además son compatibles con otros contratos que puedan suscribir los beneficiarios en la ciudad de destino.

«Proponemos esta salida para los dos primeros años de la convocatoria para que, de esta manera, los beneficiarios puedan ganar un poco más de dinero a través de otros contratos», relata Pereda quien reconoce que, aunque esta decisión puede generar quejas –y de hecho ya ha ocurrido en el seno de la Asociación de Jóvenes por la Investigación de Tenerife (Jinte)– «hemos tratado de hacer lo mejor para los jóvenes doctores porque de esta manera permitiremos que tengan ingresos complementarios». Este modelo, además, permitirá que las personas beneficiarias puedan solicitar otro tipo de ayudas a lo largo del tiempo en el que se beneficien de la convocatoria Margarita Salas.

«Buscamos la máxima compatibilidad, aunque es verdad que durante estos dos primeros años los chicos no tendrán cotización a la Seguridad Social; a pesar de eso creemos que es la mejor opción porque podrán recibir una mayor cantidades dinero al mes», relata Pereda, quien lamenta que, de otra manera, muchos de los posibles candidatos podrán abandonar el programa, como ya está ocurriendo con los contratos Catalina Ruiz de la Agencia Canaria de Investigación Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno de Canarias (ACIISI). Con todo, el vicerrector resume que «hemos buscado ayudar al máximo número de personas y reducir al abandono de la convocatoria».

La ULL sabe que esta no es la única opción para poner en marcha las ayudas Margarita Salas, puesto que otras universidades españolas han optado por entregar este dinero a través de contratos. «Nuestro deseo era que los propios beneficiarios pudieran elegir la forma en la que querían recibir el dinero, a través de bolsas de viaje o por contrato pero el Ministerio nos pidió que nos decantáramos por una única fórmula», relata Pereda, quien no obstante avanza que «cuando los beneficiarios tengan las ayudas asignadas haremos una encuesta para saber si les parece bien la decisión que hemos adoptado y, en el caso de disponer de una segunda convocatoria de esta línea tendremos en cuenta sus opiniones».