La Fiscalía solicita diez años de prisión para un joven de 32 años, identificado como Víctor M.A.I., como presunto autor de un delito de lesiones causadas a un vecino en el barrio lagunero de Finca España hace tres años. Durante una pelea con la víctima, presuntamente cogió a esta por los muslos, a la vez que le inmovilizaba las manos, lo levantó en peso y lo lanzó contra la acera. El afectado sufrió un traumatismo craneoencefálico de gravedad, que le ha provocado consecuencias irreversibles para desenvolverse con independencia en su vida cotidiana. Cuando ayer el fiscal Rafael Ruiz le preguntó en el juicio si sabía dónde estaba, dijo que sí, pero no encontró la palabra para definir el acto. Desde que despertó hasta hoy, dicho ciudadano está convencido de que sufrió «un accidente de coche» y así se lo respondió al representante del Ministerio Público.

La agresión tuvo lugar en la tarde del 13 de julio del 2018 en el pasaje Ancor, en las viviendas sociales de La Piterita. El origen del enfrentamiento entre las partes fue una reyerta ocurrida la noche anterior a raíz de que unos jóvenes pretendían ocupar la vivienda de un hombre que había fallecido y otros querían impedírselo. Dos implicados fueron un hijo de la víctima y un amigo, que estaban en el domicilio del perjudicado cuando ocurrió el hecho juzgado ayer.

Víctor M.A.I., acompañado de su hermano y un amigo, se dirigió a la vivienda del afectado para intentar aclarar la situación con los dos jóvenes mencionados. Una vez que el presunto autor del ataque tocó en el portero, el perjudicado bajó y, tras unas breves palabras, ambos se intercambiaron dos tortazos en el zaguán del edificio. En ese momento, unas 12 o 15 personas esperaban en el exterior a ver en qué acababa la situación. Los implicados continuaron su pelea en la calle. Y, en un determinado momento, Víctor M.A.I. inmovilizó las manos a su oponente, lo cogió por los muslos, lo levantó y lo lanzó contra la acera de cabeza. Entre otras cosas, le fracturó la base del cráneo.

El procesado contó ayer ante tres magistrados de la Sección V de la Audiencia Provincial que la víctima portaba «una porra», similar a las defensas que usan los policías, y que recibió dos golpes en un brazo, antes de proceder a «inmovilizarlo y empujarlo», pero que no lo levantó en el aire ni lo tiró al suelo con fuerza. Afirmó que sufre una hernia discal que le impide levantar peso. Su hermano y su amigo dijeron que vieron la citada porra, pero los familiares del afectado no observaron que portara tal objeto. Esa pieza de convicción nunca fue aportada a la instrucción del caso. Víctor reconoció que se llevaba bien e, incluso, era amigo de la víctima. De hecho, en varios momentos de la vista oral, se puso a llorar de forma ostensible. Señaló que «en ningún momento quise hacerle daño adrede; salió mal, para mí y para él». En palabras del joven, «nunca pude imaginar» que las consecuencias de su acción fueran de tal gravedad. En su declaración, comentó que su vecino «estaba más alterado que de costumbre; no era él».

La mujer de la víctima señaló que su marido cobra una pensión por la incapacidad laboral permanente que sufre, pero que aún no ha iniciado un procedimiento judicial para hacerse responsable ella de la gestión de sus bienes. Esta testigo explicó que el acusado levantó a su pareja unos 40 centímetros del suelo, con las manos pegadas a los muslos y después lo tiró «con fuerza». Según su testimonio, «cayó como un muñeco, de frente, no hizo intento de poner las manos» para amortiguar la caída. También relató que Víctor fue animado por su hermano con la expresión: «¡Mátalo, mátalo». Sin embargo, este último negó que interviniera en la pelea ni que pronunciara esas palabras. Entre otras cosas, admitió que el suceso ocurrió cuando hacía apenas un mes y medio de su salida de prisión y no tenía necesidad alguna de meterse en problemas.

La reyerta fue presenciada por unas 15 personas o más, que rápidamente se dispersaron al percatarse de que la víctima no se levantaba y que la ambulancia y los agentes acudirían al lugar. Un hijo de la víctima admitió que, una vez, poco después del hecho, el presunto autor intentó hablar con él y le preguntó por su padre. La respuesta fue: «bien», pero más para no seguir la conversación que por el estado real de su progenitor.

Las médicos forenses no esperan «una gran mejoría»

Las dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal que intervinieron en el juicio por videoconferencia explicaron que una patología que sufre la víctima es «afasia» en una fase grave, que afecta, entre otras cosas, a la comprensión y expresión del lenguaje, tanto hablado como escrito. Pero esta es la consecuencia más visible, puesto que las lesiones cerebrales sufridas también inciden en la memoria, la concentración o la capacidad de atención del perjudicado; circunstancias «que afectan a su vida diaria». Además, dichas profesionales plantearon que, de no haber recibido asistencia médica de forma urgente, podía haber fallecido. En varias ocasiones, indicaron al fiscal y al letrado de la Defensa, Edmundo Lorenzo, que «no esperamos una gran mejoría» respecto a la situación actual del afectado. No obstante, admitieron que «ha mejorado mucho» desde la primera cita que tuvieron con el afectado, cuando «apenas podía expresarse; y yo le preguntaba una cosa y él me respondía otra». En estos últimos años, la víctima ha recibido tratamiento psicológico y logopédico. En la sala estuvo presente el médico forense Óscar Pérez, quien recordó que el afectado sufrió «la fractura de la base del cráneo», una lesión que suele producirse en accidentes de tráfico graves. Los mencionados profesionales del Instituto de Medicina Legal coincidieron en que las heridas de la víctima no se debieron a un simple empujón, sino que fue necesaria una fuerza mucho mayor.