El abogado del monitor de un colegio religioso de Tenerife acusado de abusar sexualmente de su sobrino y otros ocho menores consigue una rebaja en la petición de condena de 44 a diez años y medio de cárcel tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía Provincial de Las Palmas a consecuencia de unas irregularidades durante la instrucción del caso que, según el letrado, «vulneraron sus derechos» y generaron la indefensión del mismo.

El juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas contra Héctor Alejandro R., de 28 años, se inició el pasado martes con las alegaciones de su defensa en cuanto a la solicitud de la nulidad de las pruebas recabadas durante el análisis del ordenador del acusado ya que argumentó que fueron obtenidas «sin las debidas garantías» y es que el enjuiciado carecía de abogado cuando se llevó a cabo todo el procedimiento porque los que le fueron asignados en ese momento renunciaron. Además, expuso otras irregularidades suscitadas en la instrucción, como que no se le avisó a tiempo al monitor por parte de los agentes sobre la intervención de sus artefactos tecnológicos y que llevaron al fiscal a pedir un receso de la vista para estudiar un acuerdo con el que finalmente alcanzó una reducción de más de una cuarta parte la condena que este pedía en un principio. El letrado del acusado insistió en que de seguir con la vista oral se hubiese anulado las pruebas en contra de su cliente y, a consecuencia, se desmontaría el caso en su contra, además, de no aceptar, el monitor se arriesgaba a que se le impusiera una pena mayor a la que se acordó en el juicio.

Hechos

Héctor Alejandro R. admitió los hechos estipulados en el escrito de conclusiones finales del Fiscal pautado por las partes con algunas modificaciones. Así, reconoció que entre 2015 y 2017 cometió diversos abusos sexuales a menores cuando era monitor animador de un grupo perteneciente a un colegio religioso de La Orotava, Tenerife. Entre las víctimas se encuentra su sobrino al que «sedujo» y habló de sexo para llegar a «proponerle que se bajase los pantalones para tocarle los genitales» todo ello con la excusa de enseñarle como realizar actos sexuales.

El menor no aceptó en un principio pero finalmente accedió tras la insistencia de su tío y a cambio de dinero y bajo la promesa de que le «daría la oportunidad de mantener relaciones sexuales con una mujer», por lo que le masturbó en diversas oportunidades e hizo que su familiar le masturbase a él, unos hechos ocurridos en el municipio tinerfeño de La Orotava.

Asimismo, el enjuiciado pidió a cinco jóvenes que le enviaran fotografías de sus pubis de los cuales tres accedieron a hacerlo. A una de las víctimas le insinuó incluso que no tenía vello púbico para lograr que este le enviara una instantánea de sus partes íntimas, por lo que le dijo concretamente: «tú no tienes pelillos, envíame una foto para ver si es verdad». El acusado también envió a los afectados fotografías y vídeos de contenido sexual. A otro joven le propuso entre octubre de 2016 y febrero de 2017 a través de Instagram que se bañaran juntos, así como masturbarse mutuamente y, a pesar de que tuvieron diversas reuniones, el acusado no logró su cometido.

En octubre de 2016 y durante una convivencia organizada por el centro educativo en Las Palmas de Gran Canaria, Héctor Alejandro R. se quedó a solas en una habitación con dos menores cuando era de madrugada y les enseñó vídeos pornográficos. Cuando uno de los jóvenes se quedó dormido, el monitor comenzó a masturbarse delante del otro. El acusado también se reunió a solas con otra víctima en los baños del colegio religioso para el que trabajaba y «allí se tocaron el pene uno al otro».

El acuerdo pactado se fijó en una pena de diez años, seis meses y un día de cárcel por los delitos que le imputó y que Héctor Alejandro R. reconoció son dos de abuso sexual a menor de 16 años, uno de ellos continuado, tres de utilización de menor para elaborar pornografía infantil y dos de embaucamiento. También se estableció una multa de 4.320 euros y 256.300 euros en indemnización para las víctimas. El juicio quedó visto para sentencia.