Natalia González, la madre del joven militar Alejandro Torres González, conocido como Ale, ha publicado una carta en la que le pide al Gobierno de Canarias que dote al norte de la Isla de un barco de rescate con el que se pueda atender cualquier tipo de emergencia que se produzca en esta parte de Tenerife. La madre de Ale le recuerda al consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, que su hijo perdió la vida el 5 de octubre de 2019 tras sufrir una caída en la zona de Los Riscos de Martiánez, en Puerto de la Cruz, cuando acudía a disfrutar de la costa en compañía de su novia.

Mi carta que nunca será respondida. 

Estimado Sr. D. Julio Pérez, antes de empezar con este escrito que estoy convencida le llegará, quiero desearle que brinde usted de buena salud y lucidez para desempeñar sus funciones, así como poder disfrutar de su familia en su tiempo de ocio. 


Me llamo Natalia González, coincidimos muchas veces por trabajo, pero al igual no recuerda bien quien soy. Pues bien, soy una mujer de 43 años ciudadana canaria con residencia en la isla de Tenerife. Enferma de tristeza y con pocas ilusiones. Profesional de la comunicación digital y por muchos años, inculcado por mí padre, D. Gustavo González Mamposo, con unos ideales muy de Izquierda y defendiendo los derechos de los obreros, él falleció a los 83 años desencantado de la dirección que había tomado el PSOE y muy crítico conmigo por el fanatismo hacia las siglas. Así soy yo, cuando creo en algo, creo de verdad y con criterio propio, a alguien salió mi hijo Ale, del que voy a hablarle. 


El 5 de octubre del 2019, mi hijo Alejandro Torres González se dirigía, habitual en él, pescadores, jóvenes y otros más ciudadanos, a disfrutar de los Riscos de Martianez, Puerto De la Cruz; resbaló se golpeó y una ola lo adentró al mar, aguantó en el mar mucho tiempo, usted puede saberlo mejor que yo, ya que dispone del acceso a las grabaciones oficiales por el cargo que ostenta. 


Su acompañante llamó al 112, pidió auxilio, colaboró estrechamente devolviendo llamadas para ir aportando más información y que mi hijo, en el agua y aguantando con vida pudiera ser rescatado. Fíjese D. Julio que resulta que heredó usted en su Consejería un contrato con Cruz Roja que si lo lee, también tiene usted ese acceso pero resulta que a mis manos también llegó, es digno de ruborizarse por a lo que se compromete dicha entidad a hacer ante un rescate, no solo eso, es que para colmar de desidia el día más amargo de mi vida ese contrato estaba vencido. ¿Qué le parece? ¿Negligencia o desidia? No le culpo directamente, sí indirectamente, usted heredó algo en mal estado y no ha tenido el gesto de cambiarlo. Cámbielo, se lo suplico. 


El helicóptero del GES tenía una tripulación ese día sin ganas de mojarse, no crea que es una ironía, es literal, ni siquiera marcaron la zona y decidieron largarse del lugar dejando el cuerpo de mi hijo solo allí, sin medios, sin equipos de apoyo, sin respuesta y ni un objeto que al menos diera señal a que sintiera que allí estaban. Esperaban un barco que llegara de Santa Cruz, una locura como poco. 


Yo no sé D. Julio si es usted padre, ni tampoco es de mi incumbencia, pero estoy segura que en mi piel también habría usted puesto todas las denuncias que yo he puesto, y muchas más. Es más, me imagino el golpe en la mesa si se trata de su familiar. 


Quiero decirle, que mientras la justicia responde, ya van 28.000 firmantes en Change.org, plataforma que hasta su presidente nacional ha tenido en cuenta para dar luz verde a el sentimiento de la ciudadanía, no será usted menos, y le piden acción y respuesta. Hágalo, le suplico de nuevo. 


Le pido por favor que inicie los trámites para que existan medios de respuesta inmediata y efectiva en esta isla de Tenerife, en concreto en este bonito norte, que también existe y lo merece. Le pido que el barco se llame Ale y le pido que me llame y dialoguemos de consejero a madre.


Sin otro particular.


Reciba un cordial saludo


Natalia González, mamá de Ale. Militar de profesión y entregado a su país.