El mismo día que se conmemora el inicio del cambio para el colectivo LGTB mundial varios representantes de esta comunidad en Tenerife analizan asuntos que marcan la actualidad.

Hoy se cumplen 52 años del asalto al pub Stonewall (Nueva York), una fecha emblemática para la comunidad LGTB. El Día del Orgullo Gay de este año va a estar marcado en España por la última fase de tramitación de la Ley Trans que en las próximas horas se analizará en un consejo de ministros. El texto no es todo lo «redondo» que desearían los miembros de un colectivo que continúan teniendo en su punto de mira la conquista de más derechos sociales. 

Yelko, presidente de Libertrans, Dylan, presidente de Transboys, y Alekai, secretario y coordinador general de la Asociación TransGirls, analizan asuntos que marcan la actualidad de una comunidad que no ha dejado de mirar al verano de 1969. «El 28 de junio de ese año se abrieron las grandes avenidas por donde hoy caminan en libertad los orgullos... Y no olvidemos que estos deben ser reivindicativos y no festivos, porque no hay nada que celebrar hasta que todos tengamos los mismos derechos», subraya en rojo Alekai en una reflexión inicial que no es muy diferente a la que transmite el portavoz de Libertrans. Y es que para Yelko es importante «festejar lo conseguido, pero nos queda mucho por hacer, es decir, este día nos recuerda que no debemos bajar la guardia». 

La posición de Dylan no difiere en exceso de las dos anteriores, pero introduce un elemento nuevo a tener en cuenta. «A veces tengo la sensación de que estamos usando el calendario para quitarnos de encima responsabilidades sociales: celebramos este día y ya nos podemos olvidar, pero esto no funciona así. ¡Yo estoy orgulloso de ser un hombre transexual y lo celebro los 365 días al año», comenta el portavoz en esta charla de Transboy. 

Lo que queda por conquistar

Escuchando los testimonios anteriores hay pocas dudas en referencia al largo camino que queda por delante. 

Yelko es categórico cuando sobre este tema se pone sobre la mesa: «Cuando escuchamos a algunas personas (pocas afortunadamente) decir ¿qué más quieren?, les miramos y les decimos... Solo queremos lo mismo que tú. Queremos derechos sociales, no más, pero tampoco menos. Queremos llegar a una entrevista de trabajo y que se nos valore por nuestro currículum y profesionalidad».

No menos duro es el análisis de Dylan cuando incide en el hecho de que «mientras la sociedad no nos reconozca los derechos que nos pertenecen como ser humano no se podrá hablar ni de avance, ni de democracia, ni de nada más», enumera el miembro de Transboys. La postura de Alekai alrededor de este punto enlaza con uno de los núcleos centrales no solo de hoy, sino de las próximas horas. Y es que para el presidente de TransGirls «este es u colectivo muy diverso, pero nos encontramos en un momento cultural y social que clama por una Ley Trans integral y a nivel estatal».

Los vaivenes de la normativa

El debate sobre la Ley Trans se ha eternizado en España -en 1970 se crea el Movimiento Español de Liberación Homosexual- indistintamente del color del partido que se encontraba en el poder: las incertidumbres entre el PSOE y Unidas Podemos tampoco han faltado a la hora de redactar el texto que en las próximas horas se estudiará en el consejo de ministros. 

«En estos momentos confiamos mucho más en nosotros y en los colectivos trans y en las familias que llevamos luchando años por una ley que nos reconozca a todas las identidades trans y, por lo tanto, no queremos menos que eso», reclama Alekai en una intervención que en la misma dirección que defiende Dylan desde su posición como presidente de Transboy. «La ley que quieren sacar adelante representa un retroceso para nuestros derechos, además de aplastar totalmente las realidades de las infancias trans. Lo que se quiere debatir en el Congreso no es una Ley Trans integral, es una Ley LGTB donde se han puesto cuatro renglones sobre las personas trans sin cubrir nuestras necesidades», señala sin esconder un ejemplo muy cercano. «En Canarias hemos demostrado como el diálogo puede acerca posturas. Conseguir una unanimidad es el resultado de un gran esfuerzo, y también de una voluntad política que Madrid no tiene... Las Islas están años luces adelantadas en derechos sobre la diversidad». El que sí le pone nombre y apellido a lo que está ocurriendo es Yelko, quien dispara su crítica en dirección a uno de los miembros del gabinete ministerial de Pedro Sánchez: «Tenemos confianza en que la señora Carmen Calvo abandone su escaño lo antes posible, porque es una de las personas que más trabas a puesto a esta ley», argumenta segundos antes de afrontar la recta final del debate.

De cómo les está afectando el escenario político que existe en estos momentos en España, Alekai admite que «no es una ayuda recibir ataques desde el Gobierno sin que nadie salga a retractarse y pedir perdón. Yelko, por su parte, asegura que los miembros de la comunidad LGTB nos hemos sentido muchas veces como moneda de cambio entre los partidos para ganar unos cuantos votos».

Los disturbios del Stonewall 

La celebración del Día del Orgullo Gay coincide en la fecha del calendario con los disturbios sociales que se registraron el 28 de junio de 1969 en el pub neoyorquino de Stonewall Inn, un negocio ubicado en el barrio de Greenwich Village en el que se reunían integrantes del movimiento LGTB que por aquel entonces estaban presionados por las fuerzas policiales con el beneplácito del Gobierno. Los rescoldos de la interminable Guerra del Vietnam, los defensores de la contracultura de los años 60, el movimiento afroamericano por los derechos civiles y la comunidad hippie ocasionaban numerosos conflictos sociales en torno a un local adquirido en 1966 por un grupo de mafiosos -tras invertir unos 3.500 dólares- que desde sus orígenes era frecuentado por travestis, transexuales y transgéneros. La policía actuó a las 01:20 horas del 28 de junio y la brutalidad de los actos cometidos en el interior del Stonewall Inn generó graves revueltas ciudadanas -con una interminable lista de detenidos y heridos- que marcaron un antes y después. 

Alicia Ramos

Articulista, cantante y escritora

Alicia Ramos

«España va a aprobar un apaño de la Ley Trans»

«Los derechos sociales no se negocian ni se mercandean». A partir de esta reflexión la güimarera Alicia Ramos, ganadora hace dos años del Premio Benito Pérez Armas de CajaCanarias con la novela El último vándalo, está convencida que en el verano de 1969 la población LGTB dejó de asumir el papel de víctima propiciatoria y se enfrentó a las autoridades para defender su dignidad y unos derechos sociales que, según ella, se encuentran en peligro: «No podemos bajar los brazos. Sobre todo, porque hay una red internacional bien organizada y financiada que invierte más dinero que nunca en hacer lobby contra los avances en esta materia», critica la cantautora tinerfeña segundos antes de mostrar sus dudas ante la futura Ley Trans. 

«Es público que una parte del Gobierno que era reacia a aprobar la ley presentada por los colectivos ha hecho maniobras con la aquiescencia de la parte más domesticada del activismo para aprobar un apaño de la Ley Trans que deja fuera a las personas migrantes, condiciona los derechos de los menores de edad e ignora a toda la población no binaria», enumera Ramos sin obviar que «ninguna fuerza política está legitimada para utilizar los derechos sociales ni como moneda de cambio, ni como rehenes, ni como premio o castigo». La creadora tinerfeña encuentra en este periodo pandémico un punto de reflexión que nos debe hacer dar marcha atrás. «En los últimos 40 años han desarrollado un audaz programa de reeducación neoliberal para que terminemos asimilemos cosas que antes nos hubieran parecido inaceptables: salarios insuficientes, más recortes en los servicios públicos, deterioro de la red de garantías sociales, evaporación de la inversión en investigación...». 

Carla Antonelli

Actriz, activista y política

Carla Antonelli

«Hay gente con ganas de volver a los años oscuros»

«Recordar, celebrar y no olvidar». Esa es la hoja de ruta sobre la que Carla Antonelli quiere posicionar la fecha de hoy. Actriz, activista y excomponente de la Asamblea de Madrid por el PSOE, la güimarera considera que siempre «quedan derechos por conquistar». En este sentido, compara la larga batalla que todavía sigue librando la comunidad LGTB con la lenta evolución que ha tenido la mujer a nivel social: «Primero vivió una dependencia absoluta de sus padres y más tarde de sus maridos», añadiendo que «a las mujeres se les negaba la posibilidad de abrir una cuenta en un banco o el derecho a votar porque desconfiaban de su criterio y las veían muy volubles», rescata una canaria que tiene una calle rotulada con su nombre en el Socorro (Güímar).

Antonelli tampoco oculta que al texto de la Ley Trans que será abordado en las próximas horas en un consejo de ministros le faltan cosas «por las que habrá que seguir peleando» y que después de dos «años horrorosos» habría que plantearse «si para completar este viaje eran necesarias estas alforjas». Sobre las presiones políticas que terminan marcando el pulso del colectivo LGTB, Carla Antonelli no duda en manifestar que «existe el caldo de cultivo perfecto para que se sigan favoreciendo situaciones de chivo expiatorio como las que se dieron en el pasado en los instantes anteriores a los conflictos bélicos», compara en referencia a la crisis económica y sanitaria a la que se enfrenta el mundo a corto plazo. «Los sueldos no son los mismos que hace un año y medio y, además, los sueños han desaparecido», reivindica en la última fase de una conversación en la que opta por regresar a una España en blanco y negro: «Hay gente con ganas de volver a los años oscuros».