El divorcio cumple cuatro décadas en España. Hoy se celebra el 40 aniversario de la aprobación de la Ley del Divorcio en el Pleno del Congreso el 22 de junio de 1981. Una norma que ha supuesto un cambio trascendental en la sociedad española con efectos reales tanto en los cónyuges como en sus hijos.

Para conmemorar una fecha tan significativa, la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa) ha compendiado las buenas prácticas para un buen divorcio en diez reglas de oro. Son diez consejos que recogen todo el conocimiento de sus más de 2.500 profesionales en 40 años de experiencia asesorando a exparejas en proceso de ruptura:

Mantenga al margen del divorcio a los hijos.

Nunca utilice a los hijos como arma arrojadiza contra el otro progenitor. El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan.

No delegue en los niños, niñas y adolescentes la toma de decisiones esenciales.

Intente racionalizar la situación. Evite dejarse llevar por los sentimientos.

Intente alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. Es más económico que un procedimiento contencioso y le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.

Evite tratar con su cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo porque acabarán discutiendo. Déjelo para su abogado. Hable únicamente de aquellas cosas sobre las que no hay discusión.

Trate de agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no conlleva ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.

Evite comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerde que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y, en la mayoría de ocasiones, no son comparables. Recuerde también que el objetivo de un buen abogado de familia es confeccionar un traje a medida para su familia huyendo de clichés o fórmulas estereotipadas. Se trata de adaptarse a cada caso.

Si hay patrimonio, delegue en un buen abogado de Familia que esté al tanto de la jurisprudencia más reciente. El patrimonio, principalmente la vivienda, suele ser el mayor foco de conflicto.

Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.

En todo caso, recurra a un buen abogado especializado en Derecho de Familia con habilidades multidisciplinares. Le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. A la larga será más económico.

La presidenta de Aeafa, María Dolores Lozano, valora el impacto de la Ley de 1981 y las normas posteriores que vinieron a complementarla. «Hasta la Ley 15/2005 de 8 de julio, el acceso a la separación y divorcio era causal, y su concesión giraba en torno a la culpa. No bastaba la mera voluntad de los cónyuges (salvo en los procesos de mutuo acuerdo, una vez transcurrido el primer año desde la celebración del matrimonio). El cónyuge inocente que pretendía separarse judicialmente debía culpabilizar al otro de la autoría de alguna de las causas previstas en el artículo 82 del Código Civil: el abandono injustificado del hogar, la infidelidad conyugal, la conducta injuriosa o vejatoria o cualquier otra violación grave o reiterada de los deberes conyugales, la condena a pena de privación de libertad superior a seis años, el alcoholismo, la toxicomanía o las perturbaciones mentales, siempre que afectasen al interés de la familia», recuerda María Dolores Lozano.