Nació en 1916 en Serantes, un pequeño pueblo, y en la II República fue a Madrid para estudiar Ciencias Naturales. La Guerra Civil la obligó a interrumpir su carrera, que finalizó en 1941.

Nunca antes un recurso del Instituto Español de Oceanografía (IEO) había salido tantas veces en los medios de comunicación y las redes sociales para exponer la importancia de la colaboración de la ciencia con la investigación policial en el esclarecimiento de un trágico suceso. Ese es el caso del buque Ángeles Alvariño, que desde hace casi tres semanas efectúa inspecciones del fondo marino frente a Santa Cruz de Tenerife para intentar localizar los cuerpos de Anna y su padre, Tomás Gimeno. Sus profesionales ya localizaron el pasado día 10 del presente mes a la otra menor asesinada, Olivia.

Pero, ¿por qué se bautizó a este barco con el nombre de una mujer? Ángeles Alvariño nació un 3 de octubre de 1916 en la localidad de Serantes, un pequeño pueblo de Galicia. Con solo tres años leía y estudiaba música. Le encantaban los libros de Historia Natural y en 1933 terminó el Bachillerato Universitario en Ciencias y Letras, explica Oceánicas, un proyecto dedicado a divulgar el trabajo de científicas dedicadas al estudio de los océanos, tanto actuales como del pasado, y divulgó El Periódico.

Ángeles se fue a Madrid para estudiar Ciencias Naturales en 1934 pero, a causa de la Guerra Civil, que comenzó dos años más tarde, se cerraron las aulas y volvió a Galicia. Aprovechó este tiempo para aprender francés e inglés, lo que le resultaría fundamental en su futura carrera en el extranjero. Alvariño pudo continuar sus estudios tras el conflicto bélico y se licenció en 1941.

Después de algunos años como profesora de instituto se fue a Madrid junto a su marido, que era militar y había sido destinado en el Instituto Español de Oceanografía (IEO), donde ella se incorporó como becaria a los 34 años. Dos años después consiguió una plaza de bióloga en el Centro Oceanográfico de Vigo, dependiente del IEO y empezó a estudiar el zooplancton.

En 1953 recibió una beca para seguir estudiando estos pequeños organismos en el Reino Unido, donde se convirtió en la primera mujer científica en trabajar a bordo de un barco británico de investigación. Tres años más tarde recibió otra ayuda económica, esta vez para continuar sus investigaciones en Estados Unidos bajo la tutela de otra pionera en este ámbito: Mary Sears. Esta norteamericana fue quien, impresionada con su obra, la recomendó para ocupar un puesto en el Instituto Scripps de Oceanografía, en California, donde permaneció hasta 1970, centrada en el análisis de miles de muestras de plancton de todo el mundo.

Ángeles Alvariño continuó su carrera en otra prestigiosa institución americana, la NOAA, donde estudiaría las larvas de peces en el plancton. Tras su jubilación, en 1987, continuó trabajando como científica emérita, escribiendo y dando a conocer la historia de las Ciencias Marinas en España.

Gracias a su meticulosa labor, la científica gallega describió 22 nuevas especies planctónicas para la ciencia. En 2005 falleció y desde 2012 uno de los buques oceanográficos más avanzados de la flota española lleva su nombre; precisamente el que estos días hemos podido ver frente a la capital de Tenerife. Esta es la primera vez que el mencionado barco toma parte en la localización de personas en el fondo del mar y logró localizar el cadáver de Olivia.