El acusado de asesinar a su madre en una vivienda de Los Llanos de Aridane en febrero del año 2019, Germán Ortega, intentó de culpar de la muerte violenta a un sobrino suyo, Joel García Ortega, un nieto de la víctima. Así lo reconoció un agente de la Policía Judicial de la Guardia Civil durante su declaración en la segunda sesión del juicio con Tribunal de Jurado que se celebra en la Sección II de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife a lo largo de esta semana.

El agente del Instituto Armado explicó que el hijo de la afectada incurrió en una serie de mentiras durante su primera declaración. Según trascendió en la primera sesión de la vista, el joven a quien el acusado quiso señalar como responsable de la muerte no era bien aceptado por Germán Ortega, ya que este sospechaba que Joel iba a ser el heredero de la vivienda de su madre.

Otras de las falsedades expuestas a los investigadores de la Guardia Civil fue que su madre dilapidaba el dinero que obtenía de dos pensiones. De forma concreta, explicó a los agentes que él, a veces, tenía que ir a pedir comida a Cáritas, puesto que su progenitora, Eduvigis Patricia Pais Hernández, se gastaba lo que ingresaba en pagar varios préstamos y la hipoteca.

A los guardias civiles les dijo que se llevaba bien con la mujer, algo que otros familiares negaron

A los funcionarios del Equipo Territorial de Policía Judicial de Los Llanos de Aridane también les llamó la atención la contradicción existente entre las explicaciones dadas por el hijo de la víctima sobre su relación con la misma y la versión dada por parte de la hermana de la mujer fallecida o su nieto, por ejemplo. Germán Ortega indicó que su trato con su madre era bueno, mientras que los otros dos familiares de Eduvigis expusieron todo lo contrario ante los agentes.

A la hora de tomarle declaración, el ahora acusado explicó que era consumidor de hachís y que en el pasado también lo había sido de heroína.

Sangre en numerosos lugares

A preguntas del fiscal delegado de Violencia de Género, José Luis Sánchez-Jáuregui, otro de los agentes manifestó que en la inspección ocular realizada en la vivienda en la que convivían Germán y Eduvigis había gotas de sangre casi en todas las dependencias y muebles, así como en la ropa y unas zapatillas del investigado. Además, dichos restos biológicos ocurrieron en diferentes fechas, ya que en unos casos fue más fácil recogerlas y en otras fue necesario emplear más suero para aplicar el hisopo.

Además, los investigadores del Instituto Armado detectaron que el implicado presuntamente utilizó una fregona para limpiar parte de esos restos de sangre. Algunas de las gotas llegaron a las paredes o muebles por proyección (por ejemplo, el resto que llega a la pared tras un movimiento de la parte corporal o arma ensangrentada) y por goteo (la caída de sangre en línea vertical).

Los agentes hallaron restos de sangre en paredes, en el interior de una puerta, en sus tenis, alrededor del lavabo, en el sofá del salón y en la ropa de cama que había sobre el anterior, en su ropa, en un armario, en un teléfono o en una muleta, entre otras cosas, según explicó uno de los agentes que efectuó la inspección ocular y la recogida de las citadas muestras.

Tranquilo

Uno de los primeros guardias civiles que llegó al escenario del asesinato explicó que el hijo estaba en la vivienda y que no había ventanas o puertas forzadas. En ese momento, Germán Ortega se hallaba tranquilo. Otro de los integrantes del servicio de Seguridad Ciudadana de la Benemérita explicó que el individuo fue denunciado en varias ocasiones por parte de la víctima por malos tratos, por lo que sobre el mismo se dictó más de una orden de alejamiento para proteger a su madre.

Uno de los mandos del Equipo de Delitos contra las Personas de la Guardia Civil señaló que siempre se revisan los contenedores próximos a la vivienda por si en los mismos aparecen elementos de interés para la investigación. En este caso, a unos 20 metros de la casa de la afectada se hallaron varios objetos propiedad de las partes, como una almohada, un pantalón de chándal, una jeringuilla y un cable, similar a otro que había en el domicilio.

Movió el cadáver del lugar donde ocurrió el asesinato

El acusado de torturar hasta matar a su madre, a la que tenía completamente sometida, en Los Llanos de Aridane (La Palma), no pidió ningún medicamento para atenuar el síndrome de abstinencia mientras permaneció detenido, según un guardia civil que declaró ayer. Uno de los agentes del Laboratorio de Criminalística del Instituto Armado que participó en la inspección del domicilio de la víctima indicó que dedujo, por la composición de la escena del crimen, que el cadáver de la víctima fue arrastrado a un lugar diferente al que se produjo su muerte. En la casa la Guardia Civil encontró también ropa de cama impregnada de sangre que había sido introducida en una bañera con agua; y un trozo de cable compatible con una marca en el cuello de la víctima e idéntico al hallado en un contenedor de basura cercano. Según el escrito de calificación de la Fiscalía, a partir de 2013 el acusado sometió a su madre a una continua agresión física y psicológica, ya que la golpeaba, le chillaba y le impedía relacionarse con familiares y otras personas y le arrebataba el dinero. Esa situación dio lugar a que la mujer presentase denuncias que luego retiraba y llegó a marcharse a vivir con un nieto ante la situación que vivía, pero volvió al domicilio familiar en octubre de 2018. Entonces se reanudó la situación conflictiva, que degeneró a principios del 2019, hasta que el acusado la sometió «a una continua y constante agresión, golpeándole en todo el cuerpo, negándole el alimento, causándole hematomas en la cabeza, cara, flanco torácico derecho y extremidades y provocándole eritemas en la boca al apretársela fuertemente». | Efe