Los niños pequeños suelen ser “superpropagadores” de gérmenes respiratorios, por lo que es desconcertante que no parezcan ser los principales transmisores de la Covid-19. También son pocos los niños hospitalizados. Los estudios realizados hasta el momento sugieren que al menos los de edad escolar primaria contraen menos el virus.

1. ¿Qué posibilidades hay de que los niños contraigan COVID-19?

Según la Organización Mundial de la Salud, de todos los casos de Covid-19 notificados en todo el mundo en 2020, los menores de 18 años representaron alrededor del 8%, a pesar de ser el 29% de la población mundial. Es probable que no se notifiquen las infecciones pediátricas. Los niños con Covid-19 tienen más probabilidades de no tener síntomas o, si tienen, que sean leves, limitados a la nariz, garganta y parte superior de las vías respiratorias. Rara vez requieren hospitalización.

2. ¿Por qué los niños podrían ser menos susceptibles?

Hay varias razones. Tal vez su sistema inmune innato más fuerte, desplegando mecanismos de defensa inespecíficos poco tiempo después de ser infectados. Es importante destacar que los niños pueden no tener muchos de los factores que se cree que ponen a los adultos, especialmente a los ancianos, en riesgo de que Covid-19 sea más grave, como:

- daño en el revestimiento de los vasos sanguíneos y aumento la susceptibilidad a la formación de coágulos;

- una mayor abundancia del receptor de superficie que permite al coronavirus infectar las células;

- envejecimiento del sistema inmune relacionados con la edad

- condiciones crónicas como obesidad, diabetes e hipertensión así como enfermedades pulmonar, cardíaca o renal crónica.

3. ¿Pueden los niños enfermar gravemente?

Sí. La muerte es extremadamente rara en niños con una infección por SARS-CoV-2, aunque puede ocurrir en aquellos que ya están muy enfermos de cáncer u otras afecciones potencialmente mortales. Relativamente más común es una enfermedad grave, conocida como síndrome inflamatorio pediátrico multisistema (PIMS) o síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C), que ha afectado a más de 2.000 niños solo en los EE UU. Esta condición potencialmente letal es similar a la enfermedad de Kawasaki y aparece con una tasa de aproximadamente dos por 100.000 personas menores de 21 años. Una pequeña fracción de los 322 por 100.000 diagnosticados en ese grupo de edad. Aunque la condición se trata fácilmente, algunos pacientes pueden sufrir anomalías cardíacas de significado variable.

4. ¿Algo más?

Es posible que algunos niños sufran Covid posaguda o “prolongado” con síntomas muy similares a la fatiga, dolor muscular y articular, respiración dificultades y palpitaciones del corazón como en adultos. Los datos son todavía pocos. Un pequeño estudio de Roma encontró que la mitad de los niños que padecían la enfermedad tenían al menos un síntoma persistente después de 120 días, de los que un 43% sufría dolencias que interferían con las ocupaciones diarias.

5. ¿Los niños transmiten el virus?

Sí. Son capaces de transmitir el SARS-CoV-2 a otros niños y a los adultos. Sin embargo, diversos estudios han descrito que los niños más pequeños no son los principales responsables de la transmisión dentro hogares y comunidades. En los EEUU, el resurgimiento de las epidemias de Covid-19 en 2020 fue impulsado por adultos de 20 a 49 años.

Después de la reapertura de las escuelas en octubre de 2020, los adultos entre 20 y 49 años representaron casi 3 de cada 4 infecciones por SARS-CoV-2, mientras que menos del 5% provino de niños de 0 a 9 años y menos del 10% de las edades entre los 10 y los 19, según un estudio publicado en la revista Science. Los niños menores de 10 años pueden ser menos susceptibles a la infección. Eso se refleja en la mayor frecuencia de brotes notificados en bachillerato en comparación con las escuelas primarias o elementales y las guarderías, en los países donde han permanecido abiertas.

6. ¿Las nuevas variantes cambian algo?

No está claro. La variante B.1.1.7 descubierta en el Reino Unido en septiembre de 2020 es mucho más transmisible que las que circulaban anteriormente y se ha asociado con un aumento en la propagación en todos los grupos de edad, incluidos los niños menores de 15 años.

Los casos de Covid-19 pueden cambiar a medida que los programas de vacunación dan prioridad a las personas mayores. Israel, donde la variante ha proliferado desde diciembre de 2020, informó un fuerte aumento en las infecciones por SARS-CoV-2 entre los jóvenes en enero [2021], amenazando con prolongar los cierres de escuelas. Más de 50.000 niños y adolescentes dieron positivo en enero de 2021: más de lo que la nación registró en cualquier mes durante su primera y segunda oleadas y la proporción de nuevos casos diarios entre los niños menores de 10 años aumentó en un 23%.

7. ¿Qué riesgo tienen las escuelas?

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU afirmaron en febrero de 2021 que los datos disponibles muestran que “el aprendizaje presencial en las escuelas no se ha asociado con una transmisión comunitaria sustancial, sin embargo su contraparte europea afirma que SARS-CoV-2 puede extenderse dentro de las escuelas, y se han registrado grupos de casos de COVID-19 en preescolares, escuelas primarias y secundarias. La frecuencia de los casos parece reflejar los niveles de transmisión comunitaria; cuando ésta es baja y cuando se aplican las medidas de mitigación adecuadas, no es probable que las escuelas sean los principales impulsores de la propagación de Covid-19, según la OMS. El personal y otros adultos que pasan períodos prolongados en las escuelas no parecen tener un riesgo mayor de padecer Covid-19 que otros trabajadores.

9. ¿Cómo ha afectado la pandemia al aprendizaje?

La interrupción no ha tenido precedentes y ha afectado a más de 1.600 millones de estudiantes en más de 190 países solo en 2020, según la Unesco.

La mayoría de los estudiantes continuaron viéndose afectados por cierres de escuelas y universidades en enero de 2021, incrementando el riesgo de pérdida de aprendizaje, abandono de la educación y aislamiento. Aunque se han introducido alternativas al aprendizaje presencial, unos 470 millones de alumnos no pueden acceder a Internet u otros contenidos necesarios para la educación a distancia.