Su voz sonó hueca –fue el único participante en el debate A la orilla de un nuevo naufragio humanitario– que no estuvo presente ayer en el Espacio Cultural CajaCanarias de la capital tinerfeña. «En unos días tendré que presentar las conclusiones de un informe sobre las devoluciones en calientes que se están produciendo en distintos países, uno de ellos España», comentó Felipe González, relator especial de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos de los Migrantes, tras agradecer la invitación a los impulsores de este foro.

González destacó que algunas de las claves del informe que tiene previsto trasladar el próximo mes a la ONU giran en torno a los derechos de la infancia y el acceso a la justicia de los migrantes. «Si los gobiernos escucharan un poco más a la ciudadanía serían aún más fuertes», precisa sobre el potencial que tienen las personas a la hora de incidir decisiones políticas a gran escala.

«No hay que criminalizar»

El alto cargo de Naciones Unidas centró una parte importante de su discurso en el hecho «no criminalizar a nadie por lo que está sucediendo en las cosas de Canarias. En este sentido, un Estado no puede tener carta blanca a la hora de tratar los asuntos vinculados con la migración. En este asunto no vale todo», subraya al querer poner un ejemplo bastante claro para entender la magnitud de este conflicto. «No se puede tapar el sol con un dedo».

La crisis sanitaria derivada por la expansión mundial del coronavirus es. a juicio de González, un argumento que se ha querido emplear de manera interesada a la hora de justificar unas devoluciones calientes que tenían que haberse suspendido por un doble motivo: «Primero para proteger los derechos de los migrantes pero, sobre todo, por una cuestión médica... Los países utilizan la crisis sanitaria como gran excusa».

Respecto a las desapariciones que se acumulan durante la travesía, Felipe González advirtió que «no poder enterrar a uno de los nuestros es una situación difícil de asimilar por las familias, es decir, que buscar a esas personas debe ser un argumento prioritario a la hora de organizar esos dispositivos de emergencias. Esa es la única manera de que alcanzar el descanso final», explica el relator especial de las Naciones Unidas.

Testimonios en primera persona

Aminata Samb, presidenta de la Asociación de Mujeres Senegalesas Yakaar en España, y el joven Mamadou Cámara, puntal A de lucha canaria, ofrecieron los testimonios más cercanos de una problemática que han vivido en primera persona. «África es joven y tiene un gran potencial, pero cuando muere un joven en el mar es inevitable pensar en mis hijos, el mayor tiene 25 años», contó Samb sin obviar que «los gobiernos han fallado y deben reconocer sus errores». La realidad del deportista no fue menos dramática, pero tuvo otro sentido. «Esto no es fácil... Para llegar al lugar en el que estoy en estos momentos lo he tenido que pasar mal. A los amigos les digo que aquí las cosas cosas no están bien, pero ellos deciden venir», concluyó.