«Ninguna hambruna ha tenido nunca lugar en la historia del mundo en una democracia funcional». Una de las citas más famosas del economista hindú Amartya Kumar Sen refleja el trabajo de una vida dedicada a acabar con las desigualdades, las injusticias, las enfermedades y la ignorancia. Un trabajo que ya en 1998 se reconoció y premió con el Nobel y que este año 2021, vuelve a destacarse a través del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Preocupado por «la justicia, la libertad y la igualdad», según sus propias palabras tras ser galardonado con el Nobel, este intelectual que ya tiene 83 años se ha convertido también en una voz crítica ante el auge en su propio país de un fuerte nacionalismo hindú encarnado por el primer ministro, Narendra Modi.

Desde que comenzara sus estudios, ha desvinculado las hambrunas de la falta de alimento para considerarlas consecuencia de la desigualdad en los mecanismos de distribución. Algo que reflejó en su libro Desarrollo y libertad de 1999, aunque ya lo había empezado a cuestionar dos décadas antes, como queda reflejado en Pobreza y Hambrunas. Un Ensayo sobre Derechos y Privaciones. Vivirlo en sus propias carnes fue quizás lo que llevó a esta eminencia de la economía mundial a mostrar un especial interés por los procesos que motivan la hambruna en el mundo. Sen nació en 1933 en Santiniketan, en el estado de Bengala, en la universidad bengalí creada por el Premio Nobel de Literatura Rabindranath Tagore. Allí acudía a una «pequeña escuela a cien millas de Calcuta», como explicó en La argumentación india de 2006, en las que vio los efectos devastadores de la hambruna, en cuyo estudio centraría parte de su vida académica. Pero no sintió los efectos devastadores de la hambruna. Ni él, ni sus compañeros de escuela, ni el resto de los miembros de clase media que gravitaban en torno a Santiniketan.

«Aquí estoy, gracias a la división de clases», pensó Sen. Esta toma de conciencia sobre la injusticia social modeló también el interés del economista sobre la pobreza, sobre todo en una India dividida y jerarquizada por la omnipresente casta. Estos valores de justicia en inclusión social han guiado parte de la obra más filosófica de Sen, al igual que su experiencia directa con la hambruna de Bengala de 1943, que se cobró la vida de entre dos y tres millones de personas. Sen acudió a una escuela progresista en la que recibió su primera formación, con un especial énfasis en la diversidad cultural y religiosa de una India que todavía no había pasado por el trauma de la Partición tras su independencia del Imperio Británico en 1947. En 1959, Sen se doctoró en la Universidad Cambridge, en Reino Unido, donde aún tiene su residencia. No obstante, ha ejercido docencia en Reino Unido, Estados Unidos y también en la India.

Sus aportaciones en el desarrollo de los indicadores económicos y sociales han sido los conceptos de capacidad y libertad positiva, la capacidad real de una persona de ser o de hacer algo, en contraposición a la libertad negativa, común en economía, que se centra en la no interferencia. Su escuela de pensamiento ha ayudado a redirigir planes de desarrollo y algunas políticas de Naciones Unidas. De hecho, participó en la elaboración de un índice para medir la pobreza, sobre el que se basa el Indice de Desarrollo Humano (IDH) de la Organización de Naciones Unidas.

También ha sido una de las veinticinco figuras de la Comisión creada por Reporteros Sin Fronteras para elaborar la Declaración Internacional sobre Información y Democracia, realizada en 2018. En esta edición de los premios Princesa de Asturias de Ciencias Sociales concurrían un total de 41 candidaturas de 20 nacionalidades. Este ha sido el tercero de los ocho Premios Princesa de Asturias que se concederán este año, en su cuadragésima primera edición.

Crítico con el nacionalismo hindú

El premio nobel ha sido también infatigable en su denuncia sobre los ataques contra la democracia india y el auge de la ideología hindutva que busca el auge del hinduismo del gobernante Bharatiya Janata Party (BJP). Esta concepción extremista da un giro político al hinduismo y lo coloca en el centro mismo del concepto de la India, dando lugar a una situación de «discriminación sistemática» contra las minorías, especialmente los musulmanes, como denunció Human Rights Watch el pasado febrero. «Atacando la democracia desde el interior, el Gobierno de la India ha demostrado una sorprendente ignorancia sobre la historia india en su separación de hindúes y musulmanes», afirmó Sen durante una de sus intervenciones públicas más recientes. «Un hecho perturbador del mundo de hoy es que las tendencias autoritarias se encuentran sorprendentemente en aumento en muchos países de todo el mundo», dijo.