La sanidad y la educación son fundamentales para el buen desarrollo de la sociedad y del estado del bienestar, sectores en los que escatimar en gastos puede tener consecuencias fatales. Estos dos ámbitos se han visto afectados por la covid-19, cada uno a su manera, pero con puntos convergentes, como la falta de inversión y de directrices por parte de las administraciones. Encuentros para el futuro, hizo ayer una radiografía de la situación actual en estos temas, en la jornada Sanidad y Educación, coordinada por María Dolores Pelayo, en el que expusieron sus visiones diferentes personalidades de estas disciplinas. Por la tarde, la sesión giró en torno a la igualdad, con la lectura del Manifiesto por la igualdad y la intervención de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.

El impacto de la covid en los hospitales canarios es un buen punto de partida para conocer las carencias del sistema y poder reforzar las debilidades. La gerente del Hospital Universitario de Canarias (HUC), Mercedes Cueto, reconoció el estrés y la incertidumbre se generó en los primeros momentos de la pandemia, derivados de la falta de recursos humanos y materiales. “Cuando acabábamos una jornada no sabíamos si al día siguiente íbamos a tener material de protección”, aseguró. Además, la pandemia puso de manifiesto la falta de camas, sobre todo en UCI y la obsolescencia de las infraestructuras. Sin embargo, a pesar de que en el pico más alto el HUC llegó a tener el 30% de la capacidad total del hospital ocupado por pacientes covid, un total de 164 personas, supieron desarrollar un plan de contingencia que les permitió mantener su actividad, que se vio reducida solo en un 10%, cifra “mucho más baja que en la del resto de hospitales españoles”, según Cueto. Además, a pesar de los augurios, la tasa de mortalidad en el HUC durante 2020 fue de 4,6%, solo una décima más que en el 2019 que cifró en 4,5%. De manera abrupta pero eficaz, la pandemia ha puesto sobre la mesa algunos problemas que se llevaban arrastrando durante años como la contratación de personal, la compra de materiales y la inversión en microbiología que fueron las áreas reforzadas por el HUC para poder afrontar la crisis con éxito. Estos problemas que requieren soluciones rápidas y eficaces. La estabilización de los contratos del personal sanitario es uno de los más urgentes.

En este punto, Conrado Domínguez Trujillo, director del Sistema Canario de Salud (SCS), reconoce que hay que hacer “autocrítica”, aunque recordó que son las consecuencias de los recortes de la anterior crisis. “La pandemia ha destacado la importancia de tener un sistema sanitario fuerte y para ello hay que aprender de las lecciones que nos ha dado”, aseguró Domínguez. Con respecto a los fondos europeos, el director del SCS, habló de la digitalización del sistema, la renovación de los equipos tecnológicos para aumentar la capacidad de diagnóstico y la mejora de las infraestructuras con plantas de especialización de covid y unidades de cuidados críticos. Además, el SCS está trabajando en tres líneas estratégicas: las personas, la accesibilidad y la sostenibilidad y la gestión del conocimiento. Dentro de la primera pauta se incluyen tanto los pacientes, que tienen que convertirse en copartícipes del sistema, como el aumento de la plantilla profesional y la reducción de la temporalidad. La accesibilidad y la sostenibilidad se basa la renovación, la resolución y la flexibilidad de la atención primaria, para lo que se destinarán 200 millones de euros durante 2021 y 2022. Por último, recalcó la necesidad de la colaboración con las universidades, e indica que hay que hacer “autocrítica” también en este ámbito, para poder captar el talento de las Islas.

Este punto es esencial, ya que, según destacó el presidente del Colegio de Enfermeros, José Ángel Rodríguez, el “el SCS se nutre en un 50% de personal de otras regiones”. Esto se debe a que las universidades canarias no son capaces de satisfacer la necesidad formativa y las condiciones de laborales no son las adecuadas. En el caso concreto de la enfermería, “la educación genera desigualdades”, explicó Rodríguez, ya que existe un déficit de la oferta de plazas para el grado y aún más en el caso de formación de especialistas, además, la enfermería se clasifica con la categoría A2, cuando les correspondería un A1 como al resto de graduados.

Las desigualdades también se plasman en virtud del género, según Rodríguez, después de más de 100 años de profesión el 86% de las enfermeras son mujeres. Además, el perfil más común es el de las responsables de familias monomarentales con escasa capacidad para llevar a cabo la conciliación laboral, por sus alargados turnos y sus guardias nocturnas.

La falta de oferta formativa no es el único problema, existe otros que no solo afectan al Grado de Enfermería, sino a la estructura universitaria, como la insuficiencia de personal docente y el envejecimiento de la plantilla. Además, otro hándicap al que se enfrenta la comunidad universitaria es la elevada tasa de abandono escolar. Según Pedro Ricardo Álvarez, profesor titular en Educación de la Universidad de La Laguna, la cifra de abandono durante los dos primeros cursos, en España, se sitúa en el 35%, cinco puntos por encima de la media europea, “que sigue siendo muy alta, ya que lo asumible sería un 10%”.

Una de las principales causas por las que se da este fenómeno es la confrontación entre el perfil del universitario ideal y el que llega a las aulas, esta inadaptación genera frustración y abandono. Para abordar este y otros retos que permitan a las universidades su adaptación al actual ecosistema de cambio y transformación, Álvarez propone, una modernización de los recursos y del modelo formativo que se adecue a la realidad, una mejor capacitación los docentes y la orientación del alumnado. En este último punto, habla del asesoramiento, en especial en los primeros cursos, para guiar a los estudiantes en el proceso de adaptación a la universidad, medida destinada a paliar el abandono. Este acompañamiento, además, según Álvarez, se debería realizar, incluso, desde los cursos anteriores, para poder facilitar los cambios de etapa, pero para ello hace falta “mucha coordinación entre todos los niveles educativos”.

La coordinación entre los diferentes grados de educación, la consejería y el Gobierno es esencial para llevar al sistema educativo a buen puerto. Sin embargo, el constante cambio de leyes educativas dificulta el establecimiento de una pauta a seguir, así lo confirmó Juan Rodríguez Barroso, director del IES Cabrera Pinto, que añadió que la media de duración no supera los cinco años. Rodríguez reconoció la incertidumbre que se vive en los centros educativos, ya que no sabe si los currículos de la Lomloe, que entrará en vigor el curso 2022/2023, llegarán con la adecuada antelación.

Sin embargo, los retos más inmediatos que afrontar son los derivados de la covid, Rodríguez se mostró preocupado porque las directrices a tomar el próximo curso dependen del avance de la vacunación y las “instrucciones de la consejería siempre son vagas y confusas”. La situación de pandemia, además de reducir el contacto y la comunicación, en especial el aprendizaje de las personas con discapacidad auditiva, ha generado problemas administrativos que afectan a la educación del alumnado. Conrado González Melián, jefe del Departamento de Formación y Orientación Laboral del centro de formación profesional Los Gladiolos, explicó algunas de las dificultades a las que se tuvieron que enfrentar sus alumnos, como la imposibilidad de realizar la Formación en Centros de Trabajo (FTC) y las prácticas duales, circunstancia que ha afectado a los graduados a la hora de encontrar trabajo. Además, se han dado fallos en las inscripciones en las aulas virtuales y casos de personas sin los recursos necesarios para seguir la docencia virtual. Para reducir el impacto de estas dificultades, Rodríguez Melián reconoció la inversión que han tenido que hacer los centros con “recursos propios, que en el caso de Los Gladiolos fue de 10.000 euros en material tecnológico y, después con alguna ayuda especial de la consejería”.

La transformación del sistema educativo es irrevocable y es importante que se realice en la dirección correcta. Plácido Bazo Martínez, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna, pone el énfasis en la preparación de los alumnos para la vida y para hacer frente al “huracán de información” en el que nos vemos envueltos. En este sentido, propone unas pautas para dotar a los estudiantes de las capacidades necesarias para “aprender a vivir”. Entre ellas se encuentra la adaptación local del currículo a las circunstancias propias de su alumnado, el enfoque hacia un sistema de resolución de problemas y la importancia de enseñar la utilidad de los contenidos y de ofrecer las herramientas para crear modelos y mapas mentales que permitan relacionar conocimientos. Además, destacó que hay que tener siempre presente el carácter relativo de la educación.

La única solución es la inversión, tanto para resolver los problemas educativos como los sanitarios, así lo destacó Bazo, “entre más recursos económicos se destinen a estos servicios públicos esenciales, mejor funcionarán”.

Carmen Calvo: «Queremos estar»

Carmen Calvo, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, participó en el debate de la tarde con un mensaje grabado en el que remarcó que «debemos reflexionar y profundizar en la democracia de la humanidad», destacó sin obviar que «es importante abrir este diálogo en el ámbito universitario. Queremos estar y construir nuestro proyecto vital de vida», dijo antes de ceder el turno de palabra a la rectora, Rosa Aguilar. Además de la máxima autoridad de la ULL, ofrecieron sus puntos de vista sobre igualdad Mónica Fumero Purriños, María Ana Franquet, María José Guerra Palmero y Leire Pajín.