¿Pedro Sánchez, el enólogo?

Sí, al presidente me lo deja quieto... Con ese señor no quiero nada.

¿Tan malos recuerdos tiene?

Se llevó tres botellas de un vino mío que se llamaba Pedro Sánchez, pero que al final acabé quitando del mercado. Un consejero de Tenerife es cliente de la tienda que tengo en Tacoronte y cuando vio la etiqueta Red Wine Pedro Sánchez (Canarias) me compró las tres botellas.

¿Lo retiró del mercado por alguna razón confesable?

Porque bajaron las ventas... «Con ese nombre no quiero nada», me decían cada vez que lo ofrecía. No se vendía. La gente no es consciente de las cosas y solo se queda con los pequeños detalles, en este caso con el nombre de un vino que en realidad es el mío: Pedro Sánchez.

Vaya por Dios, ¿a ver si eso va a ser el principio del fin?

Estate callado... Eso es lo que pasa por llamarse como un presidente. El Pedro Sánchez lo cambié por otro vino de autor al que llamé Hambre de Tierras, que es un tinto que dedico a mi padre en paz descanse. De lo otro no digo nada (sonríe).

Cambiando de asunto, ¿a qué sabe el mejor vino de Canarias 2021?

Es un vino (Finca Parque Los Olivos tinto, elaborado en una propiedad de Arico de Miguel Concepción) complejo, que tiene una composición aromática bastante agradable y donde el consumidor encuentra sabores de frutos rojos, caramelo, café, regaliz... Es un vino que en boca es suave y sedoso pero, a su vez, largo y persistente... Le estoy hablando de memoria sin poder catarlo porque si tengo una copa delante le digo, ¡coño (con perdón), me sabe a esto, esto y esto!

¿Qué busca al hacer un vino?

Lo más importante es que le guste al consumidor, aunque eso es algo que buscamos todos los enólogos... Yo no quiero cantidad sino calidad. En Canarias existen un montón de minifundios y, por lo tanto, el valor diferenciador de nuestros vinos hay que asociarlo con una producción en distintos tipos de suelo, con un variado número de microclimas y la potencia que nos ofrecen superficies terrosas como las de La Orotava o las limosas del sur de Tenerife. No es lo mismo tener un viñedo en Vilaflor que uno pegado a la costa de Fasnia. Combinar las variedades autóctonas con otras que vienen de fuera y mejoran el producto es un equilibrio difícil de conseguir, pero da buenos resultados... Ahí nos podemos meter en un lío con los puristas, pero ese es un tema para otro debate (silencio).

Muchos enólogos de su generación son los responsables del cambio que se ha producido en la viticultura de las Islas.

Los nuevos bodegueros, enólogos, viticultores o, simplemente, los amantes de un buen vino buscamos más calidad que cantidad.

¿El vino canario es caro?

No es caro... Si el nuestro es caro no le digo nada de un vino francés, que es un país que yo tengo trillado, porque allí sí que le pegan un buen susto a la cartera. Aquí tenemos que sumar como valor añadido que los viñedos no son mecanizados y que trabajamos un modelo de viticultura heroica en la que existen muchas pendientes.

¿El Pedro Sánchez enólogo es un hombre de guachinches?

No (expresa con rotundidad). Me gusta tomarme un vaso de vino etiquetado para evitar el fraude de que me vendan un tinto de fuera y lo pague como del país.

Esos espacios de largas conversaciones del pasado, al igual que sucede con el Pagolín chino, están en serio peligro de extinción, ¿no?

Yo defiendo los vinos de calidad y el trabajo honrado de los viticultores que están dados de alta y tienen en regla todos los registros fitosanitarios, no a los que abren un guachinche y engañan a los clientes. Eso me da rabia. Ya no quedan guachinches de latas de sardinas y una cuartita de vino... No digo que hayan desaparecido todos, pero cada vez hay menos negocios en los que te puedes tomar un tomate con sal gorda, media cebolla y un vasito de vino cultivado en la finquita. Ahora esos garajes se han convertido en medio restaurantes en los que te comes las mismas papas arrugadas y el trocito de pescado salado, pero no a precio de guachinche. Usar ese termino como algo barato no es lo correcto.

¿A usted no se la dan con un vino ‘pirriaco’?

No, yo prefiero pagar por un vaso de vino que tenga todos los registros de calidad. Lo que no puede pasar es que a unos nos «acosen» con inspecciones y haya gente fomentando un fraude con un vino que no se sabe de dónde viene. A mi me cuesta un pico comprar mis sulfatos y tener que doblarme la espalda en los viñedos para que ahora venga el listo de turno y reviente el negocio.

¿Cómo se siente el mejor enólogo de Canarias, por lo menos, el «padre intelectual» del mejor vino de Canarias 2021?

Siento que el esfuerzo y el trabajo dedicado a la viticultura acaba dando sus recompensas... Que los años de formación lejos de casa (Alemania, Francia, Italia, Portugal o Suiza) al final han valido la pena. Que todos los desvelos familiares y el dinero invertido a la hora de ampliar mis conocimientos (Pedri, como le llaman sus amigos, tiene una estrecha relación con Château La Tour Blanche) no me han venido mal.