Tenerife cumple con el toque de queda a pesar de la confusión. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias anunció ayer la suspensión de esta medida, que poco después fue rectificada por el Gobierno de Canarias alertando de que seguía vigente. Lo que pudo haberse convertido en una noche de fiesta sin control como ha ocurrido en otras ciudades de España no fue sino otra jornada de confinamiento nocturno.

«¿Nos da tiempo a tomarnos una copa?». Con esta pregunta, dos jóvenes trataban de sentarse anoche en una terraza de Santa Cruz de Tenerife, cuando apenas quedaba algo más de media hora para el toque de queda decretado por el Gobierno de Canarias a las 23:00 horas. «Solo tienen quince minutos», respondía un camarero, que al mismo tiempo se afanaba en comenzar a recoger las sillas y las mesas que se iban quedan vacías. Ayer, a pesar de la confusión que se generó acerca de si continuaba vigente o no el toque de queda, en la capital tinerfeña parecía que nadie estaba dispuesto a quedarse en la calle para comprobarlo y poco antes de la hora establecida eran muchos los que estaban ya de vuelta a casa.

Un camarero recoge una mesa en el centro de Santa Cruz de Tenerife. Andrés Gutiérrez

El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) decretó ayer la suspensión de varias de las medidas que el Ejecutivo de Ángel Víctor Torres había transmitido que quería mantener una vez finalizado el estado de alarma. De esta manera, la justicia ratificó que no amparaba el toque de queda y tampoco la limitación de entrada y salida a las islas con niveles de alerta más alto. Sin embargo, poco después el Gobierno regional anunció que recurriría esta decisión al Tribunal Supremo y que, por lo tanto, todas las medidas seguían vigentes hasta que éste se pronunciara.

Un grupo de jóvenes vuelve a casa antes del toque de queda en Santa Cruz de Tenerife. Andrés Gutiérrez

Sin embargo, para muchos no quedaba claro si el anuncio de la administración regional se basaba solo en una apreciación de parte o por el contrario el toque de queda se mantenía, pero anoche en Santa Cruz los que en un primer momento se esperanzaron con poder tener su primera noche de juerga después de muchos meses de pandemia, poco antes de las 23:00 se levantaban resignados de sus mesas rumbo a sus domicilios, o al menos, eso es lo que dejaron entrever. «Otro día será», se lamentaban.

«Vamos señores que vamos tarde», reclamaba el encargado de un céntrico restaurante de la plaza de la Candelaria a su personal, ya que minutos antes del toque de queda aún quedaba faena por delante para dejar todo recogido y marcharse a casa.

Otros eran más previsores. «Por orden del jefe a las 22:15 hay que ir poniendo las cuentas para que los clientes se vayan levantando y a las 23:00 tiene que estar todo cerrado», comenta una de las camareras de un conocido bar de la avenida Anaga.

La presencia policial era ayer evidente en el entorno de la plaza de España, previendo la confusión que podía haber varios agentes se mantenían preparados para mandar a casa a todo aquel que se hiciera el remolón o no se hubiera enterado de la rectificación del Gobierno canario.

La imagen que ofreció ayer Santa Cruz contrasta con la que se vivió la noche del pasado sábado en las grandes ciudades españolas, como Madrid o Barcelona, donde tras decaer el estado de alarma y finalizar el toque de queda al no haber solicitado su prórroga los gobiernos autonómicos, miles de jóvenes se echaron a la calle para vivir la primera noche de «libertad» en muchos meses. En Tenerife, por el momento, los ciudadanos siguen cumpliendo las normas y habrá que esperar a la decisión del Tribunal Supremo para conocer si la Isla queda también libre del toque de queda y cómo se comportará en su primera noche.