Tras cuatro meses de subidas que han puesto en jaque la capacidad asistencial y bajadas que nunca han llegado a ser suficientes, el coronavirus está dando un ligero respiro a Canarias. Desde principios de diciembre, la diseminación del virus por el Archipiélago sobrepasó el umbral de riesgo y pronto necesitó ser mitigada con medidas duras, las más restrictivas que se habían impuesto desde el confinamiento de la población en marzo del 2020. Sin embargo, no ha sido hasta esta última semana cuando los frutos de las imposiciones que han coartado la libertad de los canarios para convivir con el virus (medidas pasivas), unidos a los que emanan de la vacunación masiva de la población de riesgo (medida activa), se han podido empezar a recoger.

Por primera vez desde diciembre Canarias ha bajado de los 3.500 casos activos. Concretamente, en el día de ayer este número se situó en 3.482 contagiados que guardan cuarentena (71 menos que el día anterior). Lo novedoso es que esto no ocurría desde el pasado 28 de agosto, cuando el SARS-CoV-2 demostraba que para él la estacionalidad no era importante y que los gobiernos no se habían preparado lo suficiente para el repunte que pudiera suceder. De paso, el virus demostró que los ambientes masificados y con una pobre ventilación, como una discoteca, se convertían en el lugares ideales para que el virus se transmitiese sin demasiada dificultad. Lo hacía a través de aerosoles aunque para aquel entonces, y a pesar de la insistencia de los científicos, esta vía de contagio ni siquiera se había estimado por parte de instituciones sanitarias mundiales tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

La mejora en la situación también es ostensible a cifras como la de los casos semanales. En Canarias desde principios de diciembre –concretamente a partir del día 3 de ese mes– se vienen sumando de manera continua de 1.000 casos semanales. Al principio ocurrió como consecuencia del incremento de casos pre-navideños en Tenerife y los contagios en residencias. Sin embargo, pronto el número llegó a incrementarse por encima de los 2.000 positivos semanales debido a las fiestas navideñas y por la diseminación sin freno del virus por toda provincia oriental, especialmente en Lanzarote. No se había podido bajar de los 1.000 desde entonces, y en el último mes la media de casos semanales se ha situado en unos 1.370 casos. Sin embargo, desde que comenzara mayo, la media se ha reducido hasta 989 casos semanales por primera vez desde hace cuatro meses.

«Aunque la cosa vaya a mejor, la pandemia sigue ahí, por lo que no hay que bajar la guardia».

Amos García Rojas - Jefe de Epidemiología del Gobierno de Canarias

Otro indicador –quizás el más relevante– que muestra la tregua del coronavirus en las Islas es el de la capacidad asistencial. En la última semana se ha reducido en 50 las personas que se encontraban hospitalizadas en las Islas, disminuyendo hasta 334 el total de ingresos hospitalarios en las Islas. Y a pesar de que este indicador se ha incrementado levemente en los últimos dos días (15 nuevos ingresos), lo cierto es que también supone la cifra más baja de los últimos cuatro meses. Desde mediados de diciembre, el número más bajo de hospitalizaciones ha sido de 340.

Para encontrar tres días en los que Canarias no registrara ni una sola defunción (como ha ocurrido los últimos tres), hay que echar la vista aún más atrás. Hace 214 días u 7 meses –es decir desde finales de septiembre– que Canarias no encadenaba tres días sin notificar defunciones a causa de la Covid-19. Estas circunstancias, según Amós García Rojas, jefe de epidemiología del Gobierno de Canarias, tiene relación directa dos factores: el ritmo de vacunación (Canarias ya ha vacunado con al menos una dosis al 71,5% de la población mayor de 60 años) y las restricciones. A ello se une que no se haya celebrado ninguna festividad. No obstante, como recuerda, «aunque la cosa vaya a mejor, la pandemia sigue ahí, por lo que no hay que bajar la guardia».