El Banco de Alimentos de Tenerife atraviesa ahora un periodo de incertidumbre al verse recortada la ayuda de Fondos Europeos y un incremento de casi 10.000 personas solicitantes de ayuda alimentaria. Para hacer frente a esta situación desarrollarán a lo largo de estos meses la ‘Operación Kilo’ con el objetivo de recolectar en supermercados alimentos en forma de bonos como para abastecer a las familias más necesitadas. 

Hace algo más de un año el mundo comenzó a cerrar sus «puertas». Primero fueron las pertenecientes a los hogares, y poco después le precedieron todos aquellos negocios considerados no esenciales. A este poco halagüeño panorama se sumaron los expedientes de regulación de empleo, propiciando que numerosas personas antes pertenecientes a la clase media no sean capaces ahora de llegar a fin de mes. Con el objetivo de asegurar el abastecimiento alimentario de los canarios que atraviesan dificultades económicas, la Asociación Banco de Alimentos de Tenerife –BancoTeide– ejerce como «vehículo de transmisión y relación entre los sectores productivos que generan y aportan sus excedentes y los sectores desfavorecidos para cubrir en la medida de lo posible sus necesidades vitales», tal como expone su visión organizacional.

Esta entidad sin ánimo de lucro se fundó en el 2006 como parte integrante de la Federación Española de Banco de Alimentos (Fesbal), junto a otros 55 Bancos en España. Su adhesión fue respaldada por el Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD), que aporta anualmente productos esenciales en fases de 500.000 kilos de alimentos cada una, dispersando los repartos en tres veces al año. Por aquel entonces las infraestructuras del Banco consistían en apenas una pequeña oficina sin almacén para depositar los alimentos, haciéndoles depender de espacios cedidos. No sería hasta el 2009 cuando, mediante un convenio con el Instituto Municipal de Atención Social de Santa Cruz de Tenerife (IMAS), conseguirían un notable aumento cualitativo y cuantitativo para el abastecimiento y almacenaje.

Incremento en la demanda

«La gente que dona quiere saber a dónde se dirige lo que ha donado, y nosotros hemos logrado con nuestra manera de hacer las cosas, responsabilidad y eficiencia ganarnos un sitio en la sociedad siendo creíbles», comenta Hernán Cerón, presidente del Banco de Alimentos de Tenerife. Su organización no ha logrado eximirse de los efectos de la pandemia, pues en tan solo unos meses ha experimentado un crecimiento de casi 10.000 nuevas personas demandantes de alimentos, un nuevo panorama que coincide con una notable disminución de las donaciones. «Los kilos de alimentos que recogemos localmente se están viendo afectados porque, al no haber turismo, la gente que trabaja en los negocios ahora cerrados y cuyo salario se ha visto reducido con los ERTE no tiene capacidad económica para aportar nada», alega el presidente. En el año 2019 eran 21.921 los beneficiarios de estas ayudas, mientras que desde principios del 2021 la cifra ha ascendido a 31.674.

Asimismo, numerosos canarios considerados de clase media, con un trabajo y sueldo estables, se han entremezclado con estratos sociales menos favorecidos como consecuencia de los estragos de la Covid, componiendo el mosaico de quienes no llegan a fin de mes. «El incremento probablemente se corresponde con este perfil, gente que no ha tenido otra opción más que inscribirse en una ONG que reparte alimentos», se lamenta Cerón. Mientras que los solicitantes habituales suelen ser personas que difícilmente pueden incorporarse al mercado laboral por no contar con una formación mínima, acogiéndose durante años al plan de ayuda alimenticia, el surgimiento y ascenso de nuevos perfiles de demandantes inquieta a las organizaciones.

Menos donaciones

A ello se suma la disminución de ayudas tanto de empresas cuyas ventas han mermado, como de instituciones con cada vez menos presupuesto. El Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), cofinanciado por el FEAD europeo, repartía en tres fases anuales hasta 500.000 kilos de alimentos, pero este año ha disminuido su presupuesto y pasarán a ser tan solo dos fases. «En el 2019 recogimos 1.360.000 kilos con el FEGA, mientras que el año pasado hubo una disminución del 18% (1.113.000 kg) y aunque aún no sabemos lo que va a pasar este 2021, estamos convencidos de que la cifra seguirá decreciendo», comenta el dirigente. «Existe una gran incertidumbre respecto a los kilos de alimentos que no nos serán enviados porque van de la mano con el aumento exponencial de demandantes de alimentos», agrega.

Durante la pandemia se han viralizado incontables imágenes de las colas del hambre, largas hileras de personas que esperan para recibir alimentos solidarios, siendo tan solo en Tenerife 31.674 las personas que componen la red de beneficiarios del Banco de Alimentos. «Para percibir los bienes hay que acudir a los servicios sociales del ayuntamiento, donde un trabajador social hará un informe que indique si esa familia cumple los requisitos para adquirir alimentos gratuitamente. Posteriormente se les deriva a una de las 121 ONG adscritas a nosotros, cuyas entregas son quincenales», expone el presidente.

El problema reside en que «si dicha ONG ya ha suministrado todos los alimentos que poseían, las nuevas familias deberán esperar a la siguiente quincena al no haber existencias. A ello se une que las compras en grandes cantidades hay que traerlas de la Península y tardan aproximadamente tres semanas en llegar», aclara Cortés. Previendo cómo paliar la reducción del FEGA «tendremos que recibir ayudas gubernamentales para poder salir del paso porque si no tenemos alimentos que entregar nos veremos obligados a cerrar», amplía.

Los ciudadanos pueden colaborar durante todo el año mediante bonos solidarios, a los que se añade la cantidad que cada cual pueda donar. Además, puntualmente se realizan colectas de alimentos en supermercados, que son menos preferidas al no existir plena conciencia de los alimentos básicos que necesita una persona, siendo éstos la leche, el aceite, el arroz, la pasta, las legumbres y en menor medida algunos embutidos, según la organización. «Aunque parezcamos peseteros preferimos recibir el dinero en metálico», bromea el dirigente, que expone que «cuando las donaciones son en metálico nos aseguramos poder adquirir los productos que realmente son de primera necesidad y se ajustan a todos».

Disminución de voluntarios

Un sector imprescindible para la labor social que se ha visto altamente perjudicado son los voluntarios, aquellas personas que garantizan la perduración de la Asociación gracias a su ayuda desinteresada. «Desde que empezó la pandemia con tanta virulencia los voluntarios, entre los que me incluyo, dejamos de venir todos los días al Banco porque la mayoría somos mayores», comenta Cortés apenado. «Han ido desapareciendo por priorizar lógicamente su salud y hemos tenido que adaptarnos al teletrabajo, que no ha sido sencillo», explica.

El principio de la pandemia los cogió, como a todos, desprovistos de una organización acorde a las circunstancias. «Tuvimos problemas con la recepción de alimentos, la clasificación en el almacén y la revisión del estado de los mismos. Además, cada vez que hacemos una entrega a las ONG se debe preparar el pedido en cajas, para que posteriormente las pongan en bolsas individuales», manifiesta. «Nuestro perfil de voluntario no es sencillo porque no vale alguien que venga dos horas, es mucho lo que hay que organizar a diario». En un balance positivo, aunque los voluntarios antiguos han desaparecido, han creado siete puestos de trabajo remunerados.

El Banco de Alimentos de Tenerife lleva 15 años garantizando el abastecimiento alimenticio de miles de personas de manera gratuita a través de un reparto justo y exclusivamente solidario de los bienes. Toda persona que desee colaborar puede hacerlo o bien a través de los bonos solidarios, cuya cuantía mínima son cinco euros, o realizando un ingreso, puntual o periódico, en la cuenta bancaria de la Asociación. Un gesto que para algunos puede resultar insignificante es capaz de traducirse en el almuerzo de alguna de las familias beneficiadas. «La gente en Canarias es muy solidaria, siempre colaboran con nuestras iniciativas haciendo que todo esto sea posible», se contenta Hernán Cerón.

‘Operación Kilo 2021’

Esta iniciativa solidaria lleva siendo desarrollada durante varios años por la Federación Española de Banco de Alimentos (Fesbal) con tres objetivos: obtener alimentos no perecederos para las familias que pertenecen a us programa, sensibilizar acerca del problema del hambre en la sociedad actual, especialmente a raíz de la nueva situación económica generada por la pandemia, así como dar a conocer la actividad del Banco de Alimentos.

Este año para mantener las medidas higiénicas y de seguridad, la Operación Kilo no consistirá en llenar una bolsa con alimentos no perecederos como en años anteriores, sino que la persona que acuda al supermercado podrá donar en caja el importe que estime necesario.

El dinero recolectado, que los trabajadores de la cadena se encargarán de apartar en la caja, servirá para que el Banco de Alimentos realice una compra de productos de primera necesidad en el propio establecimiento. Leche, aceite, arroz, pasta y legumbres son algunos de los indispensables. Con un esfuerzo mínimo para el donante, la Operación Kilo estará presente a lo largo de Tenerife para garantizar la colaboración de la ciudadanía canaria.