Ni el paso del tiempo, ni siquiera los grandes avances que envuelven el mundo de la reproducción asistida son argumentos lo suficientemente sólidos para impedir que los cimientos de estas prácticas tiemblen en cuanto se abren unos debates estériles que intentan restarle normalidad a esta vía para llegar a la maternidad. Los anuncios de revoluciones genéticas lejos de las fronteras europeas, las exclusivas que venden embarazos de hombres o los numerosos condicionantes éticos que muchas veces tratan de anudarse sin éxito a las técnicas de reproducción son algunos de los asuntos que analizamos en la parte final de la entrevista con la doctora Delia Báez.

Embarazos masculinos.

No es un asunto del que le guste hablar a la responsable de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario de Canarias (HUC). «Yo tengo algunos pacientes trans y este es un tema delicado del que solo hablo apoyada en una resolución judicial dictada a partir de una reclamación que nos pusieron. Ahora mismo se está debatiendo en referencia a un trans que dio a luz en Madrid, pero eso no es algo de mi competencia», dice respecto a una posición que para ella está claro: «Sin ánimo de molestar a nadie, la reproducción asistida es para mujeres».

Grandes experimentos.

El hecho de que un investigador español (Juan Carlos Izpusua Belmonte ) haya podido desarrollar en un laboratorio del Instituto Salk (California, Estados Unidos ) unas técnicas para regenerar la piel directamente, in vivo, sin hacer injertos o que otro equipo liderado por el mismo científico haya logrado crear en China 132 embriones con mezcla de mono y humano que lograron desarrollarse durante 19 días fuera del útero son los mejores indicadores de que la genética no tiene fronteras. Eso sí, es un campo que como bien aclara la doctora Báez está alejado de lo que es el día a día de un laboratorio convencional. «Los avances en el campo de la genética están muy bien, pero son otra realidad. De hecho, son avances que se han en países en los que sí está autorizado realizar este tipo de experimentos», incide en estos hechos sin perder la oportunidad de decir que «existen otros avances que están más próximo a lo que nosotros hacemos a diario... Eso es bueno para investigar, pero para nada más. A mi juicio se están produciendo avances que son más interesantes como es poder determinar la salud genética del embrión sin tener que hacer nada la madre y al embrión, sino en medio del cultivo de los embriones. Eso es algo que ya está muy adelantado y de lo que se habló hace unos días a partir de las reunión que mantuvieron unos biólogos con la responsable del proyecto, que es María José Santos», valora de forma positiva sin dejar de lado que lo otro puede llegar a tener una relevancia a la hora de investigar los factores que inciden en un embarazo precoz. «A nivel clínico estamos en unos niveles distintos de lo que se hace en laboratorios cuya prioridad es lograr grandes avances».

Normalizar el proceso.

Delia Báez considera que recurrir a un método de reproducción asistida se ha convertido en un proceso habitual que nada tiene que ver con el debate que se abrió décadas atrás. «Contar a un hijo si su origen está en una unidad como esta es algo muy íntimo que forma parte de la libertad de cada persona; un tema en el que yo no debo entrar porque es de mi competencia», cuenta la responsable que oficisiomente está al frente de la Unidad de Reproducción Asistida del HUC desde julio de 2014 cuando se jubiló el profesor José Carlos Alberto. Él fue el promotor número uno de la unidad, el que la organizó y la puso a funcionar», recuerda sobre un impulso inicial que «fue determinante para llegar hasta aquí». De los días en los que se solicitó financiación al Servicio Canario de Salud para sacar adelante este proyecto se mantienen en activo en la unidad las doctoras Delia Báez y Araceli Fernández, el doctor Rubén Rodríguez y el técnico de laboratorio Tomás González.