El verano se aproxima y, con él, la época por excelencia de los conciertos al aire libre y de los festivales. Más de un año después del estallido de la pandemia, los seguidores de este tipo de encuentros se preguntan cuál será su futuro y si habrá que esperar un año más para poder acudir a un directo. En Tenerife ya han empezado a confirmarse algunas fechas, como el esperado Phe Festival o el concierto de Nathy Peluso. Ambos se celebrarán en agosto. Del segundo aún no se conocen los detalles pero el anuncio de la llegada de la popular cantante Argentina para presentar Calambre, su nuevo disco, supone un rayo de esperanza para la industria de la música en directo. La posibilidad de sacar adelante conciertos de mediano formato parece estar cerca.

La tecnología será, sin duda, un elemento clave para que este tipo de eventos salgan adelante. La forma de disfrutar de los encuentros en directo ha cambiado desde que llegó el Covid-19. Los sistemas automáticos de control de aforo, la trazabilidad de los espectadores y la distancia de seguridad han llegado para quedarse. Pagar con dinero en efectivo o hacer cola para poder conseguir una copa son imágenes que, a buen seguro, quedarán para el recuerdo. Al menos por el momento.

Un reciente experimento llevado a cabo en el Palau Sant Jordi de Barcelona también apunta en esa línea. El mes pasado, Festivales para la Cultura Segura reunió en un recital de la banda Love of lesbian a 5.000 personas con mascarilla y sin distancia social a las que se les sometió a un test de antígenos antes del concierto. Esta iniciativa, que contó con la supervisión de los expertos del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, se convirtió en el mayor acontecimiento de Europa tras la pandemia. Ha sido definido como todo un éxito porque tras la realización del test de antígenos antes de acceder al recinto, solo se detectaron seis casos positivos. El público pudo seguir el show sin distancia de seguridad pero con la mascarilla puesta en todo momento. Y no es la única experiencia de este tipo. Hay otros estudios en marcha como el PRIMA-CoV del pasado mes de diciembre en la Sala Apolo, las pruebas llevadas a cabo en la Konzerthaus de Dortmund, en Alemania, o los test pilotos que el gobierno holandés está desarrollando desde enero en diversos eventos culturales.

En el Archipiélago, Tickety.es lleva más de un año adaptándose a los protocolos sanitarios y ha puesto en funcionamiento varias herramientas con el objetivo de velar por la seguridad en este tipo de eventos culturales. Uno de los primeros pasos fue el bloqueo automático de los asientos, que agilizó la asignación de localidades justo cuando terminó el confinamiento y empezaron a celebrarse los primeros encuentros de este tipo. “Este fue el primer ejemplo de adaptación técnica a la nueva realidad”, explicó ayer el SEO de la entidad, Ivan T. Hall. Justo dos meses antes de que empezara la crisis sanitaria, en enero de 2020, alcanzaron un acuerdo con el Grupo CASFID, marca de referencia en el sector tecnológico que ha sido recientemente galardonada con el Premio al Mejor Proveedor de Festivales de la Península en los Iberian Festival Awards.

De la mano de esta empresa, Tickey.es ha ido desarrollando nuevos sistemas que se convertirán en la tónica habitual para los usuarios de la música en directo. Son fórmulas que ya se han empleado en los eventos culturales que han podido salir adelante en los últimos meses gracias a su capacidad para adaptarse a las volubles circunstancias sanitarias. Entre ellos destacan la edición de 2020 de Phe Festival, el Festival Mueca (ambos en Puerto de la Cruz), el Festival de Música Antigua de Canarias (FMAC), el Festival de Jazz de Canarias, el Boreal o el Festival Clownbaret.

La clave para la seguridad, además del necesario uso de la mascarilla, está en el control exhaustivo de los aforos, la gestión de la distancia de seguridad y el sistema cashless para pagos a través de una pulsera, lo que limita al máximo el contacto entre personas. Una de las novedades de cara a los próximos eventos será una aplicación denominada Scan & Delivery. Permite a los asistentes a un concierto o festival solicitar con sus móviles lo que quieran consumir sin acudir a las barras con el simple escaneo de un código QR. El sistema, además de facilitar el pago de forma automática, impide que se formen colas y limita la movilidad en el recinto, ya que son los camareros los que se trasladan hasta las mesas o los asientos. “Son herramientas que existían ya pero que no de habían usado en este tipo de encuentros porque en realidad no eran necesarios”, dijo Hall. Son fórmulas que ya se están aplicando en salas culturales de la tradición e importancia del Espacio Aguere, en La Laguna, o el Paper Club de Las Palmas de Gran Canaria.

En plena campaña de vacunación y con la esperanza puesta –si no en una mejora– en el mantenimiento de las cifras de contagios y por ende de las limitaciones sanitarias, los promotores canarios vuelven a demostrar su valentía al buscar nuevas formas de seguir ofreciendo cultura. El sector, duramente castigado por esta crisis, es el sustento de una industria que no solo incluye a los artistas y sus grupos sino que está formada por empresas de pequeño y mediano tamaño que ofrecen servicios que van desde la iluminación o el sonido a la hostelería.

No parece descabellado pensar que, en un futuro no muy lejano, se celebren conciertos en Canarias donde entre los requisitos esté el someterse a test rápidos a la entrada en el recinto. “El uso de las nuevas tecnologías ha entrado a formar parte de esta nueva normalidad y la organización de eventos no está al margen”, aclaran. Todo apunta a que la actividad musical arrancará a partir del mes de agosto y será relativamente intensa en la Isla –siempre según las normas sanitarias– en septiembre y octubre.