Janssen (filial de la compañía Johnson & Johnson) ha frenado en seco su distribución de vacunas por Europa, lo que ha paralizado la llegada de las 6.000 vacunas previstas a Canarias. Lo hace tan solo un día antes de que se tuviera previsto comenzar la vacunación en el grupo de mayores de entre 70 y 79 años, lo que devuelve al limbo a esta parte de la población, dado que son los únicos mayores de 60 años en los que aún no ha empezado su vacunación masiva. Además, supone el retraso de un elemento clave en la vacunación, dado que es un fármaco que solo requiere una dosis para procurar protección.

La decisión de la farmacéutica Belga ocurre justo después de que Estados Unidos haya paralizado el suministro de la vacuna por hallar seis casos coágulos de sangre poco comunes en más de 6,8 millones de vacunados. La agencia federal acordó la “pausa inmediata” para poder estudiar estos casos y comprobar si tienen relación con la inoculación. Por el momento, no existe evidencia. “Por precaución, los CDC y la FDA han recomendado parar el uso de nuestra vacuna. Además, hemos revisado estos casos con las autoridades sanitarias europeas. La seguridad y el bienestar de las personas que utilizan nuestros productos es nuestra prioridad número uno”, aseguró la empresa en un comunicado. Esta decisión supone un revés en la campaña de vacunación canaria, que se ha visto obligada a reorganizar –de nuevo– las agendas de vacunación. Esto supone, además, que se retrasa en Canarias la protección a casi 120.000 personas incluidas en este grupo etario y que aún no han recibido ninguna vacuna, según los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad. Otras 29.882 de este grupo en las Islas – que asciende a un total de 154.5331 mayores entre 70 y 79 años– tampoco recibirán la dosis única de Janssen dado que han sido vacunados previamente con otra de las vacunas disponibles, en este caso la de Pfizer o Moderna. Cabe recodar que estas vacunas se han dedicado a los mayores de 70 años incluidos en grupos prioritarios, como sanitarios o usuarios de residencias. De ellos, aproximadamente el 2% no podrá recibir el pinchazo por haber pasado la Covid-19 previamente, siguiendo la Estrategia Estatal de Vacunación. Este pequeño grupo asciende a 2.746 personas que se han contagiado en el Archipiélago desde que comenzó la pandemia.

Esta vacuna tiene un funcionamiento similar a la de AstraZeneca. La vacuna de Janssen, al igual que la de Oxford-AstraZeneca contiene un virus modificado genéticamente para no poder replicarse dentro de la célula y por tanto no generar enfermedad. Sin embargo, en este caso, a diferencia de la de AstraZeneca, el virus inactivo es de humano y no de chimpancé. Dentro de dicho adenovirus se encuentra una porción de ADN que lleva las instrucciones para crear la proteína S del SARS-CoV-2.

Cuando el adenovirus llega a las células de la persona en la que se ha inyectado la vacuna, “suelta” ese ADN para que las células lo puedan leer y entender de qué se trata. En ese momento el organismo aprende a reconocer una de las proteínas más importantes del coronavirus, la S –que es la llave de entrada a las células humanas –. Cuando el cuerpo se enfrente al virus real, será capaz de activar una rápida respuesta inmune que evite la replicación y diseminación del virus, así como que se desarrolle la enfermedad.

Cuando el cuerpo responde a la vacuna, a veces puede causar cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, náuseas o fiebre leve. Esto es una señal de que la vacuna está funcionando y son síntomas que resuelven en uno o dos días. Esta vacuna, al igual que la de AstraZeneca se puede almacenar en una nevera convencional, entre 2 y 8 ºC. Los ensayos clínicos han mostrado que la vacuna tiene una efectividad del 67% frente a la infección en todas las edades dos semanas después de la vacunación. Sin embargo, este porcentaje crece junto a la edad de los vacunados, pues de 65 años en adelante la efectividad creció hasta el 82,3% y fue del 100% en mayores de 75 años.