Cuando hace un año comenzaron a saltar las alarmas sobre la inminente y preocupante propagación sin control de ese nuevo virus llegado desde China, una de las primeras decisiones que se tomó en España fue suspender las clases presenciales en todas las etapas educativas. Se comenzaban oír rumores que aseguraban que el Gobierno de Pedro Sánchez iba a decretar el estado de alarma sanitaria pero tres días antes de que eso ocurriera, el 12 de marzo de hace un año, fue el último día que los alumnos tuvieron clases presenciales. A partir de ese momento, la docencia, tal y como se había entendido hasta ese momento, cambió. Y, aunque hoy los centros vuelven a estar abiertos y se ha recuperado la presencialidad, parece que ya nada es como antes.

El inicio de las clases virtuales cogió a docentes, alumnos y familias por sorpresa y fueron muchos los que, no solo tuvieron problemas para adaptarse a las nuevas fórmulas, sino que además no contaban con las herramientas necesarias para seguir enseñando o aprendiendo desde casa. De hecho, la tinerfeña Elisa Castro, alumna de 4.º de ESO en el IES San Matías, en La Laguna, explica que tuvo que afrontar toda la docencia virtual del pasado curso a través del móvil porque no tenía ordenador, por lo que añade que vivió con alegría el regreso al centro el pasado mes de septiembre.

Si difícil fue el inicio de las clases virtuales, tanto más lo ha sido la vuelta a las aulas, que se ha tenido que llevar a cabo con increíbles protocolos sanitarios que, no obstante, han dado sus resultados, puesto que los centros educativos han sido ejemplo de buenas prácticas y los casos de contagio en Canarias se han mantenido en cifras muy bajas durante la primera mitad de este curso. Así lo reconoce la directora del IES San Matías, María Isabel Bretón. Alexis L. Cabrera es el coordinador Covid del centro y explica que, a pesar de contar con formación en prevención laboral, “este virus supera cualquier formación”, aunque gracias a la acción conjunta de la comunidad educativa han logrado adaptar el centro y garantizar la docencia presencial. A pesar de ello, denuncia que “aunque este cargo es necesario, la formación evidentemente no es la adecuada” por lo que pide “el apoyo de personal sanitario dentro del centro”.

“Se nota el cansancio ante la actual situación”, advierte el docente, quien añade que “la llegada de la vacuna genera nuevas expectativas”. Cabrera afirma, además, que los centros “han peleado con sus limitados recursos y el resultado es positivo”, aunque “se echa de menos más apoyo y coordinación entre las consejerías de Educación y Sanidad porque en muchas ocasiones nos hemos sentido solos”, finaliza.

El joven Giovanni García recuerda “perfectamente” el día en el que anunciaron que se suspendían las clases presenciales: “Estaba con mi familia y me llevé una gran sorpresa porque hasta poco tiempo antes había estado hablando con mi amigos para quedar”. Para el joven de 15 años “no fue fácil acostumbrarme a esa forma de dar clase” y durante las primeras semanas salió poco de su habitación porque dedicaba muchas horas a las clases y las tareas.

Cathaysa Gutiérrez también cursa 4.º de ESO y reconoce que, cuando hace un año le dijeron que la docencia pasaba a ser virtual “pensé que sería como unas vacaciones” pero lo cierto es que tuvo que pasar muchas horas frente al ordenador. Por todo ello reconoce que en septiembre “tenía muchas ganas de volver al instituto porque el ambiente de las clases no se puede conseguir de ninguna otra manera”. A pesar de que su compañero Yeray García coincide en lo bueno que es poder reencontrarse con los amigos, celebra también que los profesores hayan introducido parte de las enseñanzas que les ofreció el confinamiento y que ahora algunas actividades se hagan de manera virtual.

El nuevo curso les ha traído a los jóvenes más trabajo en algunas asignaturas en las que ha habido que recuperar el temario que no se pudo abordar el pasado curso. No obstante, los menores son rotundos al afirmar que, tras la experiencia del pasado año, prefieren la docencia presencial. Bretón añade que, al regresar al aula “no hemos olvidado lo vivido” y por eso los centros educativos han aprovechado para “trabajar con el alumnado habilidades que les permitan transitar mejor en los periodos de crisis para que ellos puedan aprender a aprender”.