Los jóvenes canarios que no pueden desplazarse a su centro educativo por problemas de salud podrán asistir a clases virtuales y mantendrán relación con sus compañeros gracias al Aula Canaria de Enseñanza en Línea, una iniciativa pionera en España. Hasta ahora, los alumnos que no podían desplazarse al centro educativo por motivos de salud recibían clases presenciales de sus profesores en casa pero con la llegada del coronavirus se ha hecho necesaria una herramienta que permita a los alumnos continuar con su formación a distancia. Es por esta razón que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias ha puesto en marcha esta revolucionaria iniciativa.

El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, aseguró ayer durante la presentación de la plataforma que, tras la pandemia, “el mundo no va a ser igual, habrá un antes y un después, también en el plano educativo”. En su opinión, “la enseñanza presencial es esencial” porque los alumnos conviven unos con otros y aprenden a relacionarse entre sí “pero hay niños que no pueden ir a clases presenciales” y la formación telemática les permite recibir formación adaptada a sus necesidades.

“Esto también es el futuro”, aseguró Torres durante la presentación de este Aula Canaria de Enseñanza en Línea que ya beneficia a 88 estudiantes de Educación Primaria y Secundaria Obligatoria escolarizados en centros públicos de Canarias, aunque hay otros 387 alumnos autorizados que se unirán próximamente. De los 88 alumnos que participan en el proyecto, 37 residen en Gran Canaria, 29 en Tenerife, 13 en Fuerteventura, seis en Lanzarote, dos en La Gomera y uno en La Palma. Además, 60 de ellos cursan Primaria y 28 están en ESO.

Una docena de docentes seleccionados por su experiencia previa en formación virtual y un mayor conocimiento en el manejo de las herramientas para la educación remota participa en la iniciativa que utiliza temporalmente los espacios habilitados en la Escuela Oficial de Idiomas a distancia situados en el IES Tony Gallardo, pero nace con vocación de contar en el futuro con un centro.

La actividad lectiva se organiza de manera que pueda garantizarse la adquisición de los aprendizajes esenciales que permitan al alumnado afrontar con éxito su proceso de escolarización. Los horarios se adaptan a sesiones de 35 minutos, de lunes a jueves, en horario de mañana. La jornada escolar está formada por un mínimo de cuatro sesiones al día y un periodo de descanso de 30 minutos repartido a lo largo de la misma. El profesorado dedica los viernes a la atención individualizada al alumnado, coordinación docente, preparación de materiales curriculares y atención a las familias.

Los estudiantes participantes en esta iniciativa están adscritos temporalmente, a efectos administrativos, al CEO Omayra Sánchez. Sin embargo, se les reserva su plaza en el centro de origen, y retornarán al mismo tan pronto como su situación de vulnerabilidad finalice.