A los seis años, Katya leyó una adaptación de Don Quijote de la Macha en el colegio. La historia, la lucha contra molinos (o gigantes, según cómo se mire), el resonar de las letras en su cabeza, y el eco de las palabras en aquella aula de primaria, le fascinó. En aquel momento no sabía cómo, pero tenía claro que debía hacer algo con eso, con la literatura, con las puertas que se acababan de abrir para ella.

El interés de la joven por las letras, no cesó ahí: “Supe que quería estudiar Filología antes de saber que existía una carrera de Filología”. Tal vez esas sean las palabras que mejor resumen el vínculo que existe entre ella y la disciplina lingüística. Ya en secundaria, se topó con la literatura hispanoamericana, lo cual marcaría, no solo sus intereses literarios, sino también el rumbo que tomaría en su carrera. Vázquez asegura que, para ella, nunca hubo otra opción.

Katya Vázquez Schröder se graduó en Español: Lengua y Literatura por la Universidad de La Laguna el curso pasado, con unas calificaciones tan excelentes que le han hecho acreedora del Premio al Mejor Expediente Académico del centro académico. Es la novena ocasión que la asociación Alumni ULL entrega este reconocimiento dotado con un millar de euros al estudiante recién egresado con el mejor expediente de toda la institución.

“El reconocimiento siempre es importante, pero no debería ser el primer objetivo del alumnado”

Al preguntarle cómo se siente tras haber obtenido este premio, prima una palabra por encima de todas en las declaraciones de Katya, “agradecimiento”. Un agradecimiento, por supuesto, destinado a la Asociación y a la Universidad, pero también a las personas que lo han hecho posible. Y es que, si bien el éxito académico se consigue por méritos propios, la ya filóloga no quiere dejar pasar la oportunidad de mostrar gratitud por el apoyo que le brinda su familia, y de reconocer la labor de los profesores de la Sección de Filología de la Universidad de La Laguna.

Hace escasos días se le notificó la noticia, y, aunque ya había recibido también el premio a la alumna con mejor expediente de su facultad, reconoce que no lo podía creer y que no es algo que persiguiera premeditadamente. “El reconocimiento siempre es importante, pero no debería ser el primer objetivo del alumnado”, confiesa. Para ella, el verdadero premio es lo que viene después, las puertas que abre tener buenas notas, pero, sobre todo, el haber adquirido el conocimiento necesario para enfrentarse a los retos que se presenten.