Las embarazadas no forman parte de la campaña de vacunación contra el Covid-19 ante la ausencia de ensayos clínicos que evidencien la efectividad y seguridad del producto en estas mujeres. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda la administración del antídoto durante el período gestacional y solo la limita a las pacientes que padecen patologías previas que puedan agravar el estado de salud de las afectadas, en el caso de contraer la infección vírica, así como a aquellas que se encuentran expuestas a situaciones que incrementan el riesgo de contagio. “Desde un marco teórico, no debe haber problemas al vacunar a embarazadas y tampoco existe una contraindicación clara, por lo que hay que evaluar la exposición al riesgo de infección de cada paciente y las complicaciones que pueden llegar a desarrollar en el caso de que se contagien y tengan una enfermedad de base. En estos supuestos, el médico debe realizar el balance riesgo-beneficio y, en mi opinión, siempre debe ser favorable a la vacunación”, indica el epidemiólogo y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), el tinerfeño Amós García Rojas.

Lo cierto es que la compañía farmacéutica estadounidense Pfizer y su socia alemana BioNTech han iniciado recientemente un ensayo en el que han incluido a 4.000 mujeres gestantes mayores de 18 años, que se encuentran entre la semana 24 y 34 de embarazo, con el propósito de evaluar la seguridad del suero y la inmunogenicidad, por lo que en los próximos meses podrán obtenerse los primeros resultados. “Cuando Pfizer y BioNTech culminen los ensayos clínicos y dispongan de evidencias claras, esta debería ser la vacuna recomendada para las embarazadas por el mero hecho de contar entonces con experiencia en este grupo”, apunta el experto.

Otro de los aspectos que analizan estos laboratorios es la posible transferencia de anticuerpos al feto, algo que ya han demostrado vacunas como la de la tosferina. “La mayoría de las vacunas permiten a las embarazadas suministrar anticuerpos protectores a los bebés a través de la placenta y, posteriormente, mediante la lactancia. De hecho, una de las estrategias para evitar que los recién nacidos tengan tosferina, por ejemplo, pasa por inocular a la madre para que así los niños puedan estar protegidos frente a la enfermedad”, detalla el presidente de la AEV.

Asimismo, hay que señalar que la OMS no desaconseja interrumpir la lactancia después de la vacunación, pero sí iniciar el embarazo entre los tres meses posteriores. ¿Por qué? Precisamente, por la falta de estudios. “En realidad no hay una objetividad clara. Hay que tener en cuenta que no estamos hablando de vacunas de virus vivos, que son las que están contraindicadas en el embarazo, por lo que fundamentalmente la recomendación de la OMS se debe a la ausencia de ensayos”, recalca el facultativo.

A la espera de obtener conocimientos sólidos sobre la administración de la vacuna contra el Covid-19 en este grupo poblacional, ¿cómo debe realizarse la valoración de cada paciente durante la campaña? La doctora Alicia Martín, jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias es contundente. “Lo primero que hay que tener en cuenta son las comorbilidades, es decir, aquellos factores de riesgo que ya están presentes desde el inicio del embarazo, como pueden ser las patologías pulmonares o la inmunodepresión. Además, hay que valorar el grado de exposición al virus que puede tener la paciente por las funciones que desempeña –una sanitaria, por ejemplo–, aunque esto último aún no está muy claro”, subraya, para después añadir que en el centro en el que desarrolla su actividad “aún no se ha registrado ningún caso de vacunación durante el embarazo”.

Cabe destacar que la comunidad científica ya ha constatado que las gestantes son más vulnerables ante cualquier infección. Sin embargo, en el caso del SARS-CoV-2, todavía no se ha comprobado que las embarazadas estén sujetas a un mayor riesgo de contagio ni a manifestar sintomatología más grave que el resto de pacientes.

“En realidad ha sucedido todo lo contrario a lo que esperábamos inicialmente y no se ha observado una mayor virulencia. Es cierto que las mujeres embarazadas, por su situación, tienen más riesgo a desarrollar patologías respiratorias graves, pero el virus per se no es más agresivo en ellas”, garantiza la profesional sanitaria.

Por lo que concierne a la posible transmisión del patógeno por parte de las madres al feto, la doctora Martín pone de relieve que la experiencia clínica es “muy alentadora” y, afortunadamente, el riesgo que se ha observado es muy reducido. “En Medicina no existe el nunca ni el siempre, pero podemos decir que el riesgo es mínimo y la transmisión vertical tampoco ha quedado demostrada. Es cierto que existen casos muy aislados, pero, a día de hoy, la documentación disponible sobre estos episodios es insuficiente”, apostilla la especialista.

Teniendo en cuenta todo esto, y según afirma la ginecóloga del hospital capitalino, el temor al covid ha ido disminuyendo con el paso del tiempo entre las gestantes y la situación actual difiere de la existente durante los primeros meses de la pandemia. “La mujeres que atendíamos al principio sentían pánico, pues nos estábamos enfrentando a una situación que era nueva para todos y había mucha incertidumbre. Ahora, en cambio, observamos que las embarazadas que vienen al Materno se sienten mucho más seguras en las consultas y en el momento del parto”, enfatiza la responsable del servicio.