Los canarios, con tan solo 14,6 años, son los primeros de España en iniciarse en el consumo de cannabis, la droga ilegal más prevalente en nuestro país. Las diferencias entre comunidades, sin embargo, no son tan importantes, pues su consumo suele comenzar antes de cumplir los 15 años, tal y como se ha venido observando desde el año 2000, donde el indicador se ha ido situando entre los 14,6 y 14,9 años de media. Aunque los canarios son los que empiezan antes, lo hacen en una proporción más baja que otras comunidades, dado que tres de cada diez jóvenes aseguran haber consumido esta sustancia alguna vez (29,6%) por debajo del 34,1% de los madrileños o el casi 40% de los vascos.

Son los resultados que se sustraen del Informe 2020 de Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España, editado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones que agrupa diversos estudios como la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), la Encuesta sobre alcohol y drogas en la población general de España (Edades), las infecciones relacionadas con drogas, del 2018 o el consumo problemático de drogas en el país, también de 2018. Además, evalúa la respuesta del sistema sanitario y el mercado de oferta de drogas, así como las medidas de control impuestas.

Nadie duda ya de que el consumo de marihuana, en porros y otros formatos, se ha popularizado entre la población. Tanto que, en los últimos años, ha ido suponiendo cada vez una parte más importante de la tarta en lo que a ingresos hospitalarios por intoxicación de sustancias psicoactivas se refiere. En 2018, según los últimos datos de la Red de Estudio de Drogas en Urgencias Hospitalarias de España, casi la mitad de las consultas urgentes (44%) por intoxicación tuvo como origen el consumo de cannabis. En 2006 apenas los ingresos hospitalarios por esta situación apenas representaban un 12% de los que se producían por drogas. El número total de admisiones a tratamiento por consumo de cannabis en el año 2018 en toda España fue de 13.459, cifra ligeramente superior a la registrada en 2017 y similar a la de 2016.

El cannabis está lejos de ser una sustancia inocua, a pesar de su concepción tradicional. El consumo de esta sustancia tiene efectos secundarios, especialmente a largo plazo, como el desarrollo de psicosis, el aumento del riesgo cardiovascular o la hiperemesis cannabinoide (el efecto contrario a la reducción de las náuseas y los vómitos). Los jóvenes, además, tienen riesgo de sufrir trastornos de aprendizaje a raíz de su consumo. “El cannabis es un perturbador del sistema nervioso central, lo que significa que distorsiona la percepción de la realidad”, afirma el experto en drogodependencia Guillermo Guigou que insiste en que también se ha comprobado que puede generar ansiedad, “al contrario de lo que se suele pensar y por lo que muchos lo consumen”.

Los expertos señalan que parte de este peor pronóstico tiene que ver justamente con su concepción como droga “inocua”, así como distintas formas en las que se ha denominado su consumo, tales como el terapéutico. “Denominaciones como la de cannabis medicinal están provocando que las personas que lo consumen y desarrollan una patología, tarden más en llegar al sistema sanitario porque la marihuana adormece los síntomas y en ese periodo se desarrolla una enfermedad más grave”, insiste Manuel Isorna, doctor en Psicología y máster en Drogodependencias

Sin embargo, la primera droga con la que establecen un primer contacto es, en la mayoría de casos, con el tabaco. Desde 2006, el inicio en el consumo de esta otra sustancia tóxica se ha retrasado progresivamente un año, desde los 13,1 años hasta los 14,1 años registrados en 2018. Los canarios, en este sentido, comienzan a fumar algo antes, a los 14 años, lo que también sitúa a las islas como una de las comunidades en las que se comienza antes a tener este perjudicial hábito que es la primera causa de muerte evitable en el mundo. Algo más de medio año después del primer consumo se inicia el consumo diario que, por término medio, se establece en los 14,7 años (14,5 en Canarias). Más de cinco millones de personas fallecen cada año como consecuencia del consumo de tabaco, y el 5,1% de los jóvenes en las Islas entre 14 y 18 años, lo hacen a diario.

No obstante, la situación parece empezar a mejorar. La percepción de riesgo ante el consumo diario de tabaco se ha incrementado y la mayoría (88,7%) de los jóvenes opina que puede producir muchos o bastantes problemas de salud. Además, el Gobierno autonómico cuenta con varias líneas de actuación, tanto pra prevenir su consumo como para ayudar a dejarlo debido a la importante adicción que genera.

La Dirección General de Salud Pública en 2013 diseñó el Programa de ayuda al fumador en Canarias (PAFCAN), cofinanciado el 50% por el Servicio Canario de la Salud, es decir la persona fumadora sólo tiene que pagar la mitad de su tratamiento farmacológico para la deshabituación tabáquica. Es una iniciativa que quiso dar respuesta a la demanda de nuestros profesionales sanitarios para poder ofrecer tratamiento a las personas fumadoras con algún factor de riesgo adicional al consumo de tabaco, y que empieza a funcionar en enero de 2014.

Tras pasar por el programa, 40% de los pacientes que concluyeron el tratamiento permanecieron sin fumar al cabo de un año. Hasta diciembre de 2019 habían iniciado el tratamiento 12.459 pacientes (un 52% han sido mujeres y un 48% han sido varones). Desde enero de 2020 han iniciado el tratamiento 2.576 pacientes, lo que representa 2,6 veces más inicios de tratamiento que en 2019.

Los canarios no son, sin embargo, tan propensos a emborracharse hasta el coma ni a hacer botellones como en otros lugares. O al menos eso es lo que afirman en estas encuestas. El alcohol se prueba un poco después que el tabaco (14,1 años), y aunque más de la mitad lo consume al menos una vez al mes, la forma de hacerlo es distinta. La prevalencia de intoxicaciones agudas es de las más bajas de España (40,3%), el consumo ingente de esta sustancia o binge drinking solo realizó un 27,3% en un mes y, en lo que respecta al botellón, los jóvenes canarios son los que menos lo hacen, solo uno de cada diez al mes. Al contrario que el resto de España donde la media se sitúa en un 22,6%.