En pocas semanas se cumple un año desde que comenzara el confinamiento en España debido a la crisis sanitaria derivada de la aparición de la Covid-19. Desde el mes de marzo de 2020 , los ciudadanos nos hemos visto obligados a cumplir las restricciones formuladas en un primer momento por el Gobierno central, y actualmente son las comunidades autonómicas las que establecen las medidas para detener el avance del coronavirus.

Aunque algunas comunidades disfrutan de unas medidas menos severas, otras aún deben de cumplir una serie de limitaciones, como el establecimiento de toques de queda, la prohibición de reunirse personas no convivientes o los cierres perimetrales. No es de extrañar que después de tanto tiempo los ciudadanos, -muchos ya desesperados, aburridos y arriesgados-, hayan encontrado fórmulas para saltarse dichas restricciones y con ello, evitar las multas que supone si son pillados en el intento.

Son precisamente las cuestiones sentimentales o las "necesidades básicas" las razones que están triunfando entre las excusas de los ciudadanos que tratan de sortear dicho cierre perimetral. La última anécdota a este respecto tuvo lugar recientemente en Alicante, cuando un hombre que viajaba en guagua desde Murcia fue identificado en un control de la Policía Local. El hombre, de 40 años, explicó a lo agentes que viajaba a dicha ciudad con la intención de mantener relaciones sexuales con su novia, indicando que "las necesidades básicas están permitidas". Para respaldar su excusa, mostró a los policías un recorte de periódico con una noticia al respecto. Finalmente, y tras llamar por teléfono a un familiar para que le recogiera, el hombre fue multado y tuvo que volver a su casa sin poder ver a su novia.

Son tantos los pretextos irreverentes que han recibido en el último tiempo, que la Policía ha recopilado algunos de los más ingeniosos e irracionales. Las excusas van desde ir a comprar a Decathlon para que su novia no le dejara; dos octogenarios que habían reservado una habitación de hotel para pasar una noche romántica; una cita ineludible con la esteticista que le iba a depilar las ingles en un centro sanitario; que el GPS le había indicado mal la dirección a la que se dirigía y "no era su culpa"; o la necesidad de acudir a recoger un sacaleches que había comprado en Wallapop. Otros también han recurrido a las bromas o la ironía, asegurando que estaban buscando algún punto de droga o que se dirigían a contratar servicios sexuales. 

Sea como fuere, o bien por decir la verdad o bien por su derroche de sentido del humor e imaginación al idear una excusa, ninguno de los infractores pillados se libró de la multa que conlleva saltarse este cierre perimetral. Y eso sí que no es ninguna broma, en concreto tendrán que pagar "por la gracia" entre 100 y 600 euros de multa. Tal vez en una próxima ocasión se lo pensarán mejor.