La presencia desde últimas horas de ayer de una profunda vaguada atlántica va a ser la causante de que Canarias abandone, al menos durante los próximos días, la situación de estabilidad que le había procurado la presencia del anticiclón al norte del Archipiélago. “Nos adentramos en una situación típicamente invernal con una marcada inestabilidad”, señalaba ayer David Suárez, el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias. Por esta razón, se ha procedido a activar la alerta amarilla por lluvias, tormentas, vientos y nevadas en todas las Islas, excepto Lanzarote.

Las precipitaciones comenzarán a sentirse ya a partir de la madrugada de hoy, jueves, en las islas occidentales, y a lo largo del día se irán extendiendo al resto del archipiélago, generalizándose en la jornada de mañana, viernes.

Estas lluvias podrán ser localmente fuertes a partir de la tarde del jueves, “en forma de chubascos y acompañadas por tormentas, con acumulaciones de 15 litros o más en una hora, especialmente en la vertiente norte de las islas de mayor relieve”, explicaba el meteorólogo, quien subrayó que no se descarta que las tormentas lleguen a precipitar granizo de tamaño menudo.

Los avisos se presentan de manera escalonada. Tal y como se prevé, en virtud de la lectura de los modelos, las lluvias se iniciarán desde la mañana de hoy en el extremo occidental del Archipiélago, y descargarán con intensidad desde las 9:00 horas, afectando principalmente a las islas de La Palma (en la vertiente noroeste), Tenerife (al norte de la Isla y el área metropolitana), además de El Hierro. En su evolución, hacia las 14:00 horas sumarán a la situación de inestabilidad a las islas de La Gomera y Gran Canaria, para extenderse en la jornada de mañana, viernes, a todo el Archipiélago.

Nieve en las cumbres

Asimismo, se espera un acusado descenso de las temperaturas, especialmente en medianías y zonas altas, que ene l caso de la isla de Tenerife oscilarán entre los 11º de Granadilla de Abona y los 16º de la capital, Santa Cruz de Tenerife; los 16º de Valverde y Santa Cruz de La Palma y los 17ª de San Sebastián de La Gomera.

También se presume la posibilidad de que se produzcan nevadas a partir de altitudes de 1.600 a 1.800 metros en las cumbres de la Palma, Tenerife y Gran Canaria. Se estima una acumulación de nieve en 24 horas que podrá estar cercana a los 2 centímetros. La cota de nieve irá descendiendo a lo largo del día, hasta llegar a situarse a últimas horas en torno a los 1.700 metros. En la madrugada del viernes, podría bajar hasta una altitud entre los 1.400 y 1.300 metros.

Estos fenómenos irán acompañados además de vientos fuertes o muy fuertes, con rachas que pueden superar los 70-80 km/h, afectando especialmente a cumbres y medianías de las islas de La Palma, Tenerife, El Hierro, La Gomera y Gran Canaria, así como también a una situación marítima con olas que podrían alcanzar los 4 o 5 metros en la zona más occidental del Archipiélago.

El sábado, los alisios

La inestabilidad irá remitiendo a partir del sábado, día 6, en primer lugar por las islas más al oeste del Archipiélago y ya por la tarde en el resto del Archipiélago, “gracias en buena medida al dominio del régimen de alisios y, por tanto, a un escenario anticiclónico”, precisa el delegado de la Aemet en Canarias, David Suárez, de manera que el aviso por alerta amarilla quedaría suspendido.

El ‘febrerillo loco’

Lo de febrerillo, el loco no es ninguna ocurrencia. El comportamiento de la atmósfera durante el segundo mes del año dista bastante de ser un fenómeno predecible, por lo que ese apelativo aparentemente banal es fruto del enorme cúmulo de episodios meteorológicos extraordinarios que se han agolpado en la memoria durante los últimos siglos, antes incluso del inicio de las observaciones sistemáticas con instrumentos y que, en consecuencia, se ha colado en el refranero español. El refranero es muy sabio y avisa, por tanto, de lo cambiante que puede ser este mes, con una atmósfera que suele ir presentando ya algunos síntomas de transición del invierno hacia la primavera, y tan pronto hace sol con un ambiente bonancible, como el cielo se nubla y cae una tormenta de granizo. Y es que, una vez superada la primera mitad del invierno, aunque el suelo permanece frío, la atmósfera inicia la transición hacia la primavera, que astronómicamente llega a al hemisferio norte en el mes de marzo. Este cambio gradual es el principal responsable de ese tiempo cambiante de febrero y de que, en verdad, un día no se parezca a otro. Mucho menos, unas semanas a otras.